XIII. ❝Louis (Ardilla Parlante) Tomlinson.❞

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Niall.


Me quedé con Harry hasta que su madre llegó, no me quedé a cenar con ellos, seguía teniendo un nudo en el estómago, recordándome constantemente que le había mentido a Harry. Esperaba que esa culpa no durara para siempre.

La noche fue bastante larga, no podía dejar de pensar en Louis, en su amabilidad, en sus expresiones cada vez que le mencionaba algo de lo que decían de él. Estaba totalmente confundido, la cabeza me daba vueltas.

Quería verlo, quería verlo de nuevo y pasar tiempo con él. Eso era lo único que tenía claro.

Me quedé dormido con ese pensamiento.

Esa mañana salí muy atrasado. Como siempre, no tomé desayuno.

Comencé a caminar todas las interminables calles que me llevaban a la secundaria mientras veía los pequeños copos de nieve ir cubriendo de a poco las calles y casas.

Había estado pensando en comprarme una bicicleta la pequeña paga que me daban al trabajar los sábados y domingos con Harry en una tienda de libros que había en el centro comercial. Harry me consiguió el trabajo, no es necesario explicar cómo terminé vendiendo libros.

Una bocina me sacó de mis pensamientos, la sentí a pesar de tener los auriculares puestos y a un volumen relativamente moderado.

Voltee disimuladamente la mirada, sólo de curiosidad y para no hacer el ridículo si no iba para mí.

Mi corazón comenzó a latir con fuerza al ver el Jeep de Louis Tomlinson parado tan sólo algunos metros atrás, luego de unos segundos, su rostro se dejo ver por la ventana y me sonrió.


—¿Quieres que te lleve? —preguntó, haciendo una nube vaho con su cálido aliento al hablar en medio del otoño que, aunque faltaban bastantes días para que terminara y diera paso al invierno, se estaba volviendo bruscamente mucho más frío cada día.

—Claro —asentí con la cabeza varias veces y, aún con el corazón latiendo con fuerza contra mi pecho, me acerqué al asiento de copiloto y abrí la puerta, entrando rápidamente y cerrando la misma después de mi.


Me puse el cinturón de seguridad y segundos después, cuando Louis había subido la ventana, pude sentir la calefacción que estaba ajustada a una temperatura perfecta.

No pude evitar acomodarme en el asiento.


—¿Dormiste bien? —preguntó él.


Me sentí casi confundido con la pregunta. No sé muy bien por qué.


—Sí, ¿y tú? —respondí segundos después.

—Muy bien, gracias —asintió él y siguió conduciendo hacía la secundaria.


Pasó un largo y cómodo silencio antes de que él lo rompiera.


—Hay una fiesta mañana, es por el partido de Soccer —se encogió de hombros.

—¿Y tú estás invitado? —fruncí levemente el ceño, algo confundido.


Pude ver a Louis rodando los ojos y lo sentí suspirar. Yo y mi gran bocota...


puzzle; nouis.Where stories live. Discover now