Una señal de esperanza.

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No así quien ante cada fracaso tiene las herramientas para salir del fondo, caminar dignamente y progresar en su lucha por ser mejor

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No así quien ante cada fracaso tiene las herramientas para salir del fondo, caminar dignamente y progresar en su lucha por ser mejor. Lo que no es pretexto para pasar la vida cometiendo errores para aprender. Es un tanto contradictorio. El enigma de la vida, una lucha constante. Si caes, aprende a levantarte y no volver a tropezar con el mismo problema que te hizo caer. Aunque en este caso en particular, el problema que se le avecinaba a Arturo no lo podía esquivar.

—¿Por lo menos encontraste al estúpido de tu hermano? —Gertrudis lo interrogaba apenas ponía un pie en la casa, al ver la hora de la noche en que éste llegaba.

—Si mi amor, logré dar con él, —Arturo se sentaba en el sillón y estiraba su cuerpo, claramente cansado— estaba en una cantina de mala muerte en la Ciudad Sin Nombre.

—¡Y hasta allá se fue a beber! ¿Hasta cuándo sigues aguantando las estupideces de Willy?

—Hoy por lo menos fue diferente. —Masculló confundido pero aliviado al referirse a ello.

—¡Ah claro, como andaba lejos fue diferente!

—No me refiero a eso. —Hizo una pausa antes de continuar, entrelazó sus manos y miró fijamente a su esposa antes de indicar— Hoy por fin me pidió ayuda.

—¿Y qué tiene de diferente? —Ella cambiaba el tono de su voz, suavizándola, pues le sorprendía lo que Arturo acababa de decir.

—Eso fue lo diferente… y raro a la vez. Por fin me pidió ayuda para salir de toda esa mierda en la que está sumido. Creo que por fin tocó fondo.

—¡Ya era hora que  tocara fondo, —exclamó— era la única manera en que abriera los ojos y lo sabes! ¿Y qué vas a hacer?

—Ayudarlo, qué más. —Respondió resignado en sus palabras.

—¡Ojalá sea la última vez! —Advirtió Gertrudis, quien no estaba muy confiada en la ayuda solicitada por William.

—Mi amor, esta conversación la hemos tenido por mucho tiempo, y las excusas y adornos ya se me acabaron. —Evidentemente ya estaba cansado del mismo tipo de conversación en torno a las adicciones de su hermano— ¿Qué quieres que te diga? Solo espero que esta vez en verdad quiera cambiar y salir de los problemas.

—¡Pero los problemas de tu hermanito llevan años dándonos problemas! ¡Arturo hasta cuando! —Increpaba ésta de inmediato, haciendo alusión al tiempo que llevaban soportando lo mismo— ¡Los problemas de Willy son de Willy, no tuyos!

—No lo sé, no te puedo dar una fecha, —por más que quisiera, no podía responder esa interrogante— escapa de mis manos. Por lo menos ya dio el primer paso y el más importante, pedir ayuda. Pero estás un poco equivocada.

—¡Ah, ahora resulta que yo estoy equivocada! —Pese a disgustarse por sus palabras, Gertrudis se sentaba junto a él.

—Es mi hermano, y te guste o no sus problemas siempre llegarán a mi puerta, esté donde esté. —Decía resignado ya ante la situación.

UNA NUEVA IDENTIDAD. (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora