Se abren puertas.

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Después de la trágica muerte de Arturo, y pese al dolor que causó su temprana partida, no había tiempo en su familia para guardar el luto

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Después de la trágica muerte de Arturo, y pese al dolor que causó su temprana partida, no había tiempo en su familia para guardar el luto. Por unanimidad en el núcleo familiar, habían decidido no efectuar las celebraciones de fin de año, pues no estaban en condiciones emocionales de celebrar nada por el momento. En los días venideros, Gertrudis había hecho las gestiones en la alcaldía para recibir la ayuda necesaria para limpiar el terreno donde se emplazó alguna vez su hogar.

Al entrevistarse con el alcalde del pueblo, éste le manifestaba la opción de recibir una pequeña ayuda monetaria, sin embargo, Gertrudis se opuso a esto, considerando que no merecía recibirla, pero lo que sí logró obtener, fue un modesto empleo en la alcaldía, donde trabajaba tres días a la semana desempeñando labores de limpieza. Aquello le generaba no solo el dinero e independencia que tanto necesitaba, además la satisfacción de sentir que aquel dinero no era una limosna, ya que se lo ganaba trabajando.

Sus vecinos y más cercanos, se organizaron para recolectar una suma de dinero suficiente para levantar en su ya vacío y limpio terreno, una modesta casa de madera. Por razones obvias, William había aplazado por tiempo indefinido su internación en el centro de rehabilitación, y pese a estar en constante conflicto con aquellos fantasmas del alcohol, se las arreglaba para mantenerse sobrio la mayor parte del tiempo.

Fue precisamente él, quien motivado por ayudar a la familia de su hermano y ver el esfuerzo de la gente en conseguir dinero para ayudarlos, que comenzó a contactarse con quienes conocía en los diferentes trabajos que había tenido, logrando la mano de obra necesaria para reconstruir, si bien no una casa como la que perdieron en el incendio, pero sí una modesta vivienda donde podían vivir cómodamente su cuñada y sus sobrinos.

La ayuda fue un baño de esperanza para la familia, quienes con grado de felicidad veían cómo gente conocida y otros que jamás habían visto en sus vidas, trabajaban sin cesar para levantar en el terreno una nueva casa donde podrían vivir, comandados ni más ni menos que por William, algo que jamás imaginaron ocurriría en el corto plazo.

—Te ves bien el día de hoy Willy.

—Gracias Gertrudis… estar aquí trabajando me motiva. Perdón si la casa que estamos levantando no es ni la sombra de lo que tenías, pero le estamos poniendo todo nuestro esfuerzo para terminarla en el menor tiempo posible.

—Willy, eso es lo menos importante. Lo que están haciendo es símbolo de todo un pueblo para ayudarnos, y eso se agradece. Además, míralo de esta forma… Arturo estaría feliz de verte así.

—Espero que donde esté, pueda ver lo que estamos haciendo.

—Te aseguro que no solo te está mirando, también está orgulloso de ti.

William sentía una dicha enorme por las palabras de Gertrudis. El que se explayara así con él, aun sabiendo lo mal que hizo las cosas por muchos años por culpa de su adicción al alcohol, era una clara señal de que no todo estaba perdido, que tenía las herramientas necesarias para reconstruir su vida y recuperar a la familia que siempre tuvo con ella, con sus sobrinos y hermano. No podía desperdiciar esta nueva oportunidad.

UNA NUEVA IDENTIDAD. (COMPLETA)Where stories live. Discover now