Son más que sueños.

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En Los Manzanos, las cosas no marchaban muy bien en la vida de William

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En Los Manzanos, las cosas no marchaban muy bien en la vida de William. Tras finalizar los trabajos de construcción de la modesta vivienda para Gertrudis y sus hijos, éste decidió internarse en el centro de rehabilitación para combatir sus adicciones al alcohol. Pese a llevar tiempo luchando con aquellos fantasmas, su fuerza de voluntad no era suficiente, y poco a poco comenzó a caer nuevamente en las malas juntas y en el licor.

Durante el tiempo en que volcó su fuerza y mente en construir aquella modesta vivienda, sus adicciones habían disminuido notoriamente, lo que alimentaba las esperanzas de sus más cercanos, viendo un futuro nuevo en la vida de William. Sin embargo, una vez que su tarea llegó a su término, y luego de ayudar a Gertrudis y sus sobrinos a instalarse en la vivienda, aquellos que se habían alejado de él, volvieron desde las sombras y sin remordimiento alguno lo encaminaron a esa vía que tanto trabajo le costaba dejar de recorrer.

Al internarse en el centro de rehabilitación, la familia pensó que por fin tendría la ayuda suficiente para abandonar de una vez por todas aquella vida de excesos, dejando con este paso tan importante, un grado de felicidad en el corazón de Gertrudis y sus hijos, y pese a que hasta el último minuto William no estaba del todo convencido de dar este paso, el apoyo de todos fue fundamental para que se decidiera. Todos con excepción de doña Carmela.

William temía que al comenzar su rehabilitación, volvería a quedar en soledad, pues ya se había acostumbrado en muy poco tiempo a estar en compañía de su familia, sobre todo de sus sobrinos, siendo Jeremick el que más tiempo le dedicaba. Con la ausencia de Arturo en sus vidas, tenía la certeza y el deber de estar junto a ellos, pese a que no quedarían desvalidos, ya que hoy más que nunca tenían el apoyo de los padres de Gertrudis, aunque la relación entre ella y doña Carmela era un sube y baja.

Sería finalmente don Eusebio quien le haría entender que lo mejor era que retomara sus planes originales, esos que se vieron interrumpidos con la muerte de Arturo, y de una vez por todas rehabilitarse y salir de ese mundo que tantos problemas le había dado, así su vida tomaría el rumbo que jamás debió extraviar. Gertrudis le prometió que estarían al pendiente de él y que las puertas estaban abiertas para cuando saliera de su rehabilitación, no solo por ser el hermano de su difunto marido, sino también por el cariño que le tenía.

No obstante, su estadía en el centro de rehabilitación no sería extensa. El encierro y la soledad que lo carcomía por dentro, pese a estar rodeado de gente que al igual que él, buscaba ayuda para dejar atrás sus problemas y adicciones, aunque perfectos desconocidos para él, terminó por cobrarle factura en muy corto tiempo. La culpa que sentía de verse obligado a dejar atrás a la familia de su hermano, y en especial, la depresión que lo consumía su muerte, comenzaron a influir negativamente en su mente.

Fueron varias las ocasiones en que sostuvo diferentes altercados con el personal médico, y aunque William intentaba controlarse durante estos episodios, más de algún susto les provocó durante su estadía. Los medicamentos que debía ingerir, pero en especial, la abstinencia que se veía obligado a tener para superar su adicción, fueron factores importantes en sus cambios de ánimo, teniéndolo la mayor parte del tiempo irritable.

UNA NUEVA IDENTIDAD. (COMPLETA)Where stories live. Discover now