capítulo 4

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Lana se ha convertido en una gran compañía, ya es viernes, gracias a Dios llega el fin de semana. Planeamos ir de compras y me va a presentar a su novio. Me invitó a una fiesta pero dudo mucho que doña Katherin me permita ir, así que mejor ni me ilusiono con ello. Estamos en la cafetería de la escuela mientras ella compra su almuerzo.

- Hola Agatha.

Mi prima Dainelys está a mi lado. Ayer la vi por primera vez aquí en la escuela y fue agradable hablar con ella, me orientó mucho sobre el funcionamiento del instituto. Dainelys es parte del equipo de porristas de la escuela y pues, mi lado chismosa pensó que ella sería la persona ideal para saber el por qué de la pelea del otro día entre el odioso de Bruno y el otro chico que aún no se quien es. Me prometió que me contaría hoy porque aquel día llegaba tarde a su entrenamiento.

- Oh, hola Day. - besamos nuestras mejillas.

- Me encanta tu polera. - oh si, que le encanta dice. Nos reímos a carcajadas.

- Jodete. - le saco la lengua. Justo eso dice mi polera enorme color negra.

- Listo. - me dice Lana cuando llega a mi lado. Veo que ella y mi prima comparten miradas raras.

- ¿Todo bien Loaiza? - le pregunta Day pero con cierto resentimiento en la voz.

- Sip. - solo responde eso.

- Bueno, emmm, bien, Agatha, hoy paso por tu casa y hablamos. - ay no, se sigue aplazando el chisme.

- Ok, nos vemos ahí.

- ¿Conoces a Dainelys Clinton? - pregunta Lana una vez que estamos a solas.

- Básicamente, si, es mi prima. - me encojo de hombros. En realidad a penas nos conocemos pero, ahí vamos pues.

- Oh, vaya. - hace un gesto de asombro.

- ¿Por qué? ¿Pasa algo? - le pregunto.

- No, nada, es solo que... en el pasado tuvimos problemas y desde ese momento ella me odia.

- ¿En serio? - y vuelve la curiosidad en mi. - ¿Por?

- No quiero hablar de eso. - sanja el asunto. No digo nada más.

El viernes transcurre rápido, ya es hora de salida. Voy camino a mi casillero a buscar mis cosas y dejar otras, cuando lo cierro doy un brinco de la muerte por el susto que me llevo.

- ¡Puta madre que susto! - grito y pongo la mano en mi pecho.

- Así tendrás la conciencia. - se burla.

- ¿Qué quieres? - me cruzo de brazos para enfrentarlo.

- Me tocó ser tu canguro. - no entiendo, se da cuenta. - Nuestras madres se pusieron de acuerdo para llevarte a casa. - ¿qué?

- No gracias, prefiero ir caminando. - pongo los ojos en blanco.

- Me importa un carajo como te quieras ir, yo solo hago caso a lo que dice mi madre, y tú te vas conmigo. - es demandante.

- Ahora resulta que haces caso a tu madre. - digo mientras río con sorna.

- Si me beneficia, obvio lo hago. - es arrogante.

- y ¿en qué te beneficiaría llevarme a casa? - lo desafío con la mirada.

- Que se que te incomoda que este cerca de ti, que no me soportas y me dejaste bastante claro que prefería ir caminando que en mi auto.

- Exacto.

- Sería la mejor venganza por tu agresión física de hace unas noches.

- Serás...

Inefable: Fuera de este mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora