capítulo 12

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Mi brazo duele por las pruebas que me hicieron en el hospital, pero lo que más duele es mi corazón, Nora no está bien, ni siquiera pude verla porque no permiten acceso de personal ajeno al hospital en la zona donde está. Voy en el auto con mi madre de regreso a casa y no he dejado de llorar mientras mi cabeza va pegada al cristal de la ventanilla. La vida es tan injusta. Nora es la mejor persona que he conocido alguna vez, la más paciente, inteligente y de gran corazón. Ha sido mi mayor apoyo en todos estos años, en mis cumpleaños cuando mamá no podía estar por el trabajo, ella soplaba las velas conmigo, en los fines de año, abrazarla y desearle un feliz año era de mis partes favoritas. Los lindos regalos que me hacía por navidad, como me enseñaba todo sobre la vida aquí afuera, ella me preparaba para el día en el que yo saliera, en parte todo lo que soy y hago se lo debo a ella. Solo le pido a Dios que tenga piedad y sea misericordioso con el mejor ser humano que pudo poner en mi vida.

— Agatha. — me llama mamá, la miro.— No llores pequeña, ella estará bien. — sonrío con empatía. — Entra a casa que iré al súper por unas cosas, descansa y recuerda tu medicación.

Hoy no fui a la escuela porque tenía que ir al médico, pero me siento exhausta. Me bajo del auto y digo adiós a mi madre mientras se aleja. Me quedo un rato fuera. Mi visión se dirige hacia la casa de los Troll, Aurora está regando las plantas del jardín y me dice adiós cuando nota que la observo, la saludo y seco mis lágrimas.
Entro a casa y me dejo caer en el suelo llorando una vez más. No debo deprimirme, el médico dijo que eso me hace daño, pero no entiendo, si ya estoy bien por qué tantos cuidados? Parece que estuviera peor que cuando estaba en el hospital. Aumentaron una pastillas nuevas, tengo que recibir unas inyecciones durante los próximos 3 días, una enfermera vendrá a casa a ponerlas.
La campana de la casa suena y me pongo de pie de inmediato y seco mis lágrimas mientras sorbo por la nariz. Abro la puerta.

— ¿Por qué no fuiste al instituto? — Bruno, con el uniforme del juego está frente a mi puerta. — ¿Qué te sucede? — me mira asustado.

— Nada. — mi voz se quiebra cuando hablo y vuelvo a llorar.

— ¿Agatha?

Bruno entra y cierra la puerta. Me toma de la mano y me lleva hacia el interior de la casa y me hace verlo a los ojos.

— ¿Qué te sucede? — habla despacio y bajo.

— Norita... — lloro — Ella no está bien. — lloro.

— ¿Quién es Norita?

— Bruno?

— ¿Qué pasa? — espera en silencio a que prosiga hablando.

— ¿Me abrazas?

No sé por qué le pedí eso pero, verlo aquí, su rostro preocupado y el modo en que me siento tan cómoda con él, pienso que nadie mejor que él para darme este abrazo que necesito.
Lo hace y suspiro, pero luego mis hombros comienzan a sacudirse violentamente y lloro más, con ganas y jadeos. Él acaricia mi cabello y sé que no sabe que decirme pero, está aquí y no me suelta.
Un rato después, más calmada, me alejo pero siento tanta vergüenza que no puedo ni verlo a la cara.

— ¿Estás mejor? — pregunta.

— Gracias. — le digo y lo miro. Sus ojos están sobre mi.

— Fuiste a ver a tu amiga, ¿por eso no fuiste al instituto?

— Fui al hospital por mi, pero en ello me enteré lo que le sucedió a Nora.

— ¿Tú no estás bien? — parece ¿asustado?

— Si, lo estoy. — creo.

— ¿Entonces?

— Por causa del desmayo de hace unos días. Mamá insistió en ir.

Inefable: Fuera de este mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora