capítulo 25

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Mis pies aún tiemblan y mi respiración es tan agitada que mi pecho se mueve violentamente hacia arriba y hacia abajo. Bruno está a mi lado, sus ojos fijos en un punto lejano, también está un poco agitado. En mi mente se reproducen una y otra vez lo que hace unos escasos minutos sucedió en esta habitación. Aún mi cuerpo está lleno de sensaciones y el sentimiento avasallador que me recorrió desde el interior hasta el exterior de mi cuerpo, todavía dejó rastros de él en mi. Volteo a verlo y él me mira, sonríe. Con su mano aparta mi cabello de mi rostro, me acerco y lo beso, atrevidamente me subí a horcajadas sobre él, abre los ojos pero no me aparta. Sus manos van a mi cintura y me sostienen, no sé que pasa conmigo pero, esto ha sido tan increíble que quiero probar más cosas. Aún estoy sin bragas y ya no siento nada de vergüenza. Yo misma coloco una de sus manos entre mis piernas y él me acaricia. Me alzo un poco para que toque aún mejor y lo hace. Jadeo y mis caderas se sacuden, él gruñe y se sienta. Detiene el beso y saca si mano del lugar donde tocaba, lo miro sin entender.

— ¿Sucede algo? — pregunto asustada. ¿hice algo mal?

— No quiero que creas que te estoy presionando a hacer nada. — me río.

— Soy yo la que prácticamente ha saltado sobre ti Bruno. — él sonríe. — Nunca había vivido algo tan increíble. — Confieso.

— Te veías tan hermosa retorcida bajo mi. — su mirada es depredadora.

— ¿Te gusta eso? Ver a más chicas sentir placer? — siento algo de celos al pensar que obviamente ha hecho esto a otras chicas.

— Me gustas tú Agatha. Todo lo que hagas y digas tú para mi es fascinante. Me fascinas tú más que nada en el mundo. — mi pecho se emociona.

— ¿Más que el fútbol? — lo molesto.

— ¡Hey niña, hay niveles! — lo golpeo y ríe.

— Idiota! — me hago la ofendida.

— Pero este idiota te quiere.

Me derrito por sus palabras. Mis ojos miran los suyos y la sonrisa boba no se va de mis labios.
Él hace una pequeña mueca cuando me muevo y mis ojos van enseguida a su entrepierna luego a sus ojos.

— ¿te duele? — me refiero a el evidente bulto en sus pantalones.

— No, no te preocupes. — se pone de pie y alcanza mis bragas y short. — será mejor que te vistas. — me guiña un ojo.

— ¿A dónde vas? — pregunto asustada.

— Tranquila gnomo, no iré a ninguna parte lejos de ti, solo usaré el baño.

— Bueno, está bien.

Me visto y el desaparece tras la puerta del baño de mi habitación. Me lanzo en la cama con una sonrisa enorme, mi perrita llega a mi lado.

— Ay Gnomo, tus papis hoy hicieron cochinadas frente a ti, perdón. — me río de mis propias palabras.

Prendo el televisor para esperar a Bruno aunque siento que está demorando un poco. Entonces, lo pongo en mudo cuando un sonido se escucha en el baño. Soy curiosa y me pongo de pie acercándome a la puerta. Los gruñidos ahora los escucho un poco mejor aunque se sienten ahogados, como, si estuviera evitando que el sonido saliera. Como la chismosa que soy pego mi oído a la madera fría de la puerta para escuchar mejor. Jadeos agitados son producidos por Bruno. Quiero entrar y ver qué le sucede pero, algo dentro de mi me dice que le de mejor su espacio. Vuelvo a la cama aunque me queda la incertidumbre de no entender qué pasa.

Unos minutos después él sale del baño, como si nada y se ve más relajado. Lo observo todo el tiempo, quita sus pantalones y solo se queda en boxer. No es la primera vez que lo veo así pero siempre que sucede me sonrojo. Se mete a la cama conmigo y me abraza.

Inefable: Fuera de este mundoWhere stories live. Discover now