capítulo 23

63 9 1
                                    

Mientras nos besamos solo quiero estar así por horas, mis ojos cerrados, mis labios con los suyos, sus manos sosteniendome, las mías abrazandolo. Aún así mis lágrimas siguen cayendo, lloro porque estoy sintiendo más de lo que creía sentir y tengo miedo, pero este sentimiento es una necesidad.
Cuando nos separamos, sus manos siguen en el mismo lugar así que no muevo las mías. Sus ojos están en los míos y me sonríe mientras ahora pasa una de sus palmas por mis mejillas para secarlas.

— No llores Campanilla. — susurra. — No me gusta verte llorar.

— Perdón. — miro al suelo, alza mi mentón para verlo.

— perdón? Si hay alguien aquí que debe pedir perdón soy yo. — suspira. — ¡Mierda! Te extrañé tanto Agatha.

Me besa.

De fondo se escucha la canción Wish you the best y me siento como en la escena de una película. Me encuentro feliz de imaginar eso, yo, si, yo estoy diciendo eso; estoy siendo ridícula, lo sé, pero, no puedo evitar no serlo.

— Creo que están un poco lejos de la fiesta. — la divertida voz de Braulio nos hace separarnos. — No puedo creer que Bruno al fin tenga a su Campanilla. — Dice su hermano con orgullo.

— ¿Quién dijo que me tiene? — digo alzando una ceja. Se ríen.

— Braulio, no molestes y ve a darle atención a tu esposa. — se queja Bruno.

— Mamá los está buscando. Katy quiere saber donde está Agatha. Podría decirle que acabo de ver a sus hija tragándose la boca de mi hermano pequeño.

— ¡¿QUÉ?!— me exalto y los hermanos se carcajean.

— Ya vamos. — le dice Bruno aún riendo. Lo golpeo en el pecho.

Su hermos se va y nosotros aún nos quedamos, callados y viéndonos.

— Sé que tenemos que hablar. — dice de la nada. — Pero ahora solo quiero disfrutar de esta fiesta, contigo.

— Está bien. — besa mi mejilla.

— Vamos ya.

Mi mirada no se aleja de nuestras manos entrelazadas. Mi pulso está tan acelerado que podría detenerse abruptamente. Mi madre nos mira cuando llegamos y parece un poco sorprendida pero sonríe con ternura. Llegamos a donde está y ella se acerca y besa mi frente, Bruno no suelta mi mano.

— Se ven hermosos. — hay orgullo en su mirada.

— Mamá, no inventes cosas. — pongo los ojos en blanco. Me empeño en negar lo evidente.

— Ok, ok. — alza las manos. — Cuida a mi niña Bruno.

— Siempre lo he hecho.

— Antes te molestaba. — se burla mi madre.

— Ahora adoro hacerlo. — comienza la carrera de latidos en mi corazón.

Han pasado varias horas. Los novios aún bailan, una chica agarró el ramo y Bruno intentó quitárselo para darmelo a mi, casi muero de vergüenza. El muy idiota agarró la liga de la novia y la colocó en mi muslo. No puedo negar que hubieron sentimientos encontrados en mi cuando sus dedos tocaron delicadamente mi piel para poner la liga, mi respiración se atascó por un momento y no sabía que hacer o como reaccionar.
Ahora estamos bailando, nos divertimos y no he parado de reír. Bruno hace tonterías todo el tiempo y molesta a su hermano agarrando a la novia para bailar con ella y le dice cosas al oído que la hacen reír a carcajadas.

— ¡Atención a todos! — la voz de Braulio nos hace ver en su dirección. — Luego de tanto implorar, mi hermano menor ha decidido hacernos un regalo de bodas.

Inefable: Fuera de este mundoWhere stories live. Discover now