capítulo 21

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No encuentro a Bruno, hace un rato lo perdí de vista entre la enorme multitud de universitarios y otros chicos que se han colado. Estoy con Day quien bebe y baila mientras Harry juega con algunos chicos juegos raros en los que terminan bebiendo. Lana hace un rato me habló, bailamos un poco y creo que todo está bien, después de todo, se ha convertido en una amiga, una gran amiga y, no quiero perder nuestra amistad por una tontería. Una canción de Drake suena y los jóvenes enloquecen, no tengo ni idea pero el ritmo es contagioso.

— ¡Agatha! — me grita una Day ebria. — Vamos a bailar. — me toma de la mano y me lleva al medio el salón.

Ella canta la letra junto a los demás, se mueve al compás de la música y parece interpretar cada verso de la canción con sus gestos y movimientos de las manos. Lana se nos une y, esa está aún más borracha. Yo me dejo llevar e intento divertirme pero, mi mente no deja de hacerme una mala pasaba al no saber donde está Bruno, o peor aún, con quien está.

— ¿Has visto a Bruno? — pregunto a Lana por encima de la música.

— ¿A quién? — no escucha.

— ¡A Bruno! — grito aún más.

— Oh, ese subió a la segunda planta con unas chicas hace más de una hora.

Se ríe y sigue disfrutando la fiesta. Un nudo se forma en mi garganta, siento claramente como mis ojos se empañan pero me obligo a estar parcial ante esta noticia pero, es difícil. No somos nada, y debo acabar de meter eso en mi cabeza. No entiendo como en menos de dos meses pasé de destestar a una persona a afectarme por sus acciones. ¿Que me ha besado? Ok, pero, eso para él no ha sido nada, solo lo hace porque, por alguna extraña razón me quiere ayudar a cumplir mi lista, o peor aún, porque está aburrido y soy la idiota disponible que tiene más cerca.

— ¡Necesito beber algo! — le digo a las chicas. Ambas gritan emocionadas.

— ¡Vamos a por unos chupitos! — Lana me lleva del brazo a una mesa donde un chico súper guapo prepara tragos. — Doble para mi y para mi amiga. — le dice.

Nos bebemos los tragos de a una. Mi cabeza silba cuando el alcohol sube de golpe a ella. Cierro los ojos con fuerza y hago una mueca de desagrado, sabe muy malo.

— ¿Otro? — nos pregunta el chico.

— ¡Otro! — decimos Lana y yo a la vez. Reímos.

He tomado más alcohol del que alguna vez tomé en mi vida, teniendo en cuenta que es la primera vez que bebo. Ahora si, todo se siente diferente. La música pasa a ser parte se mi, la siento en mi cuerpo, mis venas, mi mente. Bailo sin importar las personas a mi alrededor. Muevo mis caderas sensualmente, o al menos eso creo yo. Río, grito, cierro los ojos y mis manos están en mi cuerpo. Las chicas están igual y verlas me da una sensación de agresividad y poder femenino que flipo. Suelto mi cabello y mis manos lo acarician, todo es tan loco y flotante que siento que estoy en el aire. Llevo mis manos a mi cintura hasta que siento unas más grandes tomar ese lugar. Un cuerpo está contra el mío y me gusta esto, si, hasta que siento que me arrastra con él, pero estoy tan ebria que me da igual.
La brisa de la noche choca con mi piel sudada a penas salimos de la casa. Respiro un aire diferente al del tabaco y marihuana y mis pulmones lo agradecen.

— ¿Se puede saber qué coño pasa contigo? — esa voz que me reclama. — ¡Bebiste Agatha!

— ¿Y qué? ¿Por qué no podría hacerlo? Soy una chica normal que vino a una fiesta a divertirse.

— ¡Sabes que te medicas! No puedes beber alcohol.

— ¡Ya basta Bruno! No quiero un sermón, no eres mi madre.

Inefable: Fuera de este mundoWhere stories live. Discover now