capítulo 43

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Pov Agatha.

Estar fuera del hospital se siente bien, en unos meses me he acostumbrado muy rápido a la sensación de libertad y de vida que me da hacer mi rutina de adolescente en el mundo real. Estas tres semanas han sido fantásticas, aprobé mis exámenes, que es algo que no me dejaba dormir bien del todo, gracias al consejo de dirección del instituto hicieron una excepción por la condición que presentaba en el momento en que se aplicaron los parciales y decidieron darme una preparación para recibirlos luego de recuperarme del todo.
El último día del año al fin lo pude disfrutar en familia. Tuvimos una cena en casa de mi prima Day, la tía Cayetana insistió en que fuéramos y ciertamente ha sido una excelente anfitriona. Casi a la media noche volvimos a casa, teníamos un compromiso con los Troll, hasta Braulio y su esposa estaban en la ciudad, recibí el año junto a Bruno y fue lo más hermoso que me pudo pasar. Sé que sus padres quieren que Bruno pase un tiempo junto a su hermano; la ayuda que está recibiendo en terapia ha sido evidente en estos días, pero la psicóloga también recomendó un cambio de aires y desde entonces le han estado insistiendo muchísimo con eso, y ahora que aparentemente estoy bien, no ven un obstaculo en el hecho de que él pueda viajar al menos unas semanas.
Lo siento, mi lado egoísta no quiere que él se vaya de mi, pero, quizás si lo necesita, y de cierto modo, yo también he estado ausente durante los días del tratamiento, estuvimos lejos, creo que esos cuentan.

Estoy volviendo del instituto en mi bici, Bruno tenía prácticas con el equipo y no quise molestarlo. La casa está sola, me preparo algo de comer y camino hacia mi habitación. El plato que sostenía cae de mis manos, mis ojos rápidamente se abren cuando siento una intensa rigidez en mis dedos que a penas y puedo moverlos. Mi corazón se dispara y un nudo se forma en mi garganta. Hago un enorme esfuerzo para que mis articulaciones reaccionen pero no hay respuesta. Quiero gritar por el miedo pero los nervios no dejan mi voz salir. Me lanzo en el suelo de las escaleras y lloro en silencio. Hace un par de días me sucedió por primera vez, sé que esto no es una buena señal pero, ¿quién soy yo para quitar la felicidad de los ojos de mi madre? Un dolor agudo va desde mis dedos hasta mis hombros, cierro los ojos y cuento internamente hasta esperar que disminuya. Estoy llorando en silencio, mi cachorro llega que mi lado y pasa su lengua por mis manos pero están tan entumecidas que no siento nada, lloro más.

— Gnomo. — le susurro, me mira con su carita inocente. — Ayuda amiguita. — le suplico, irónicamente le estoy pidiendo ayuda al único ser que no puede ayudarme.

Un rato después el dolor se ha ido, las lágrimas se secaron en mis mejillas y estas se sienten pegajosas. Mi cabeza está descansando en la baranda de las escaleras, mis rodillas pegadas a mi pecho. Mi mente no se detiene, pienso mucho, en todo y en nada a la vez.
Mi móvil suena, es mamá, suspiro y tranquilizo mis nervios, contesto.

— ¿Mamá? — sueno tranquila aparentemente.

— Hola mi amor ¿estás bien? — parece preocupada.

— Sip, claro, todo bien. — sonrío aunque sé que ella no puede verme.

— Bien, hoy no podré llegar a casa amor, ya hablé con Bruno, irá a hacer de canguro.

Ahora si sonrío realmente. A mi mente llegan mis peleas al recordar los días en los que Bruno se catalogaba como mi "canguro". En el fondo disfrutaba mucho de su compañía, además de que comencé a conocerlo y sin darme cuenta a amar todo lo que veía de él.

— Bien...

— Agatha, pórtense bien, ambos.

— Mamá, no somos unos niños. — coloco los ojos en blanco con diversión.

— La última vez que se quedaron solos en casa desbordaron la bañera de agua. — se me escapa una carcajada.

Cierto, Bruno tuvo la idea de tener una velada romántica en la bañera a la luz de las velas, nos entretuvimos en mi habitación, bueno, no daré detalles de haciendo qué, ¡Ja!, la cosa es que, se nos desbordó el agua de la bañera del baño principal de la primera planta y cuando bajamos la casa parecía una piscina por así decirlo. Bien, creo que exageré un poco, no una piscina, pero si había agua por todos lados y la alfombra parecía hierba de pantano húmeda.

Inefable: Fuera de este mundoWhere stories live. Discover now