capítulo 11

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Lo miro por el rabillo del ojo y sigue igual, mirando solo a su celular en silencio. Desde que regresó de su casa está igual, solo me preguntó si me gustó la cena, hice una broma sobre la sal pero ni prestó atención a ello. Vuelvo mi visión al frente a el televisor, perdí el hilo de la película desde el minuto 18, es que, ¿por qué me ignora? Lo miro una vez más.

— ¿Se te perdió uno igual a mi Agatha?

Me sorprendo por su voz y sus palabras.

— Ya quisieras.

— Deja de mirarme pequeña acosadora. — me habla pero no me ve.

— Tienes unas enormes ganas de que te acose que es increíble. — pongo los ojos en blanco.

— Sé que me acosas. — ahora me mira con clara chulesca. — Sino, ¿qué tanto querías ver esta tarde dentro de mi auto?

Trago en seco. ¡Mierda! Se dio cuenta. Bueno, obvio se iba a dar cuenta si lo que me faltó para entrar a mirar al auto no fue nada. Me enderezo y vuelvo a tender a la película.

— Orlando es un lindo gato. — hago referencia al gatito protagonista de la película animada que estamos viendo.

— Se llama Oliver, Agatha. Deja de fingir que ves la película cuando claramente no sabes ni el nombre del gato. — soy estupida, confirmado.

— Ay ya Bruno. No me hagas preguntas embarazosas. — se ríe.

— Acepta que me acosas.

— ¡¿Qué?! — grito y lo veo con horror. — No voy a aceptar algo que no es cierto.

— Te está creciendo la nariz Agatha, vas a parecer una bruja.— se burla.

— Bruja la chica con la que te besabas.

— ¡AJÁ! — ahora grita él y me señala con un dedo. — Esto es una confesión.

— N-no lo es. — Tartamudeo.

— ¿cómo sabes que me besaba con esa chica?

— Es lo que haces con todas. — pongo los ojos en blanco.

— No con todas.— se ríe mientras habla.

— Bruno, siempre que volteo a verte si no me estás molestando, andas compartiendo gérmenes con cualquiera.

Se queda en silencio, yo lo imito.

— Deberías intentarlo. — habla de la nada.

— ¿Qué cosa?

— Compartir gérmenes. — me pongo nerviosa. — El punto número 4 de tu lista de cosas que hacer es, ser besada.

— No me interesa eso, fue un invento de Day. — trato de ocultar lo mucho que me afecta tener este tema de conversación con él.

— ¡Vamos Agatha! No digas eso, todos quieren besar, ser besados.

— No todos. Además, ¿qué tiene eso de especial?

— Si no lo pruebas no sabrás. — dice viéndome de un modo que no me deja pensar con claridad.

— ¿Has sentido las mariposas y las chispas que nos ha venido Hollywood toda la vida? ¿O el inmediato amor que nos vende Disney? Si me dices que has sentido eso, entonces quizás si quisiera cumplir ese punto.

Él no responde. Mira el suelo y parece estar perdido en sus pensamientos. Lo observo por unos minutos y una parte de mi quiere saber si él siente eso con cada chica que ha besado. El poco tiempo que llevo conociendo a este chico, veo que es un don Juan por completo. Lana me ha contado cosas que he quedado con la boca abierta. No creo que él esté enamorado de ninguna de esas chicas, o sea, no puedes amar y desamar al otro día, eso no es posible cierto? O Bruno es una especia única en su clase.

Inefable: Fuera de este mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora