capítulo 36

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Vamos camino al hospital. Mamá maneja y parece relajada pero por el modo en que sostiene el volante, sé que no lo está. Pego mi cabeza al cristal y observo a través de la ventanilla. Hay muchos autos y sé que fuera debe haber mucho ruido. Cierro los ojos e intento descansar antes de llegar. Nos despertamos muy temprano y no he podido comer nada, las pruebas deben ser en ayuno, así que obviamente, tengo hambre y cansancio.
Cuando llegamos, no lo niego, siento un poco de temor a la hora en que tengo que bajar del auto, pero mamá me sonríe y me da su mano. Caminamos juntas hacia la consulta, todos me saludan cuando me ven, siempre que vengo es así, quiera o no, este hospital ha sido mi primer hogar por 13 largos años. Voy directo a la habitación que compartía con Nora, ella está dormida pero aún así, salto a su cama y la abrazo. Se asusta.

— ¡Agatha! — chilla y me abraza de vuelta.

— Te he extrañado Norita. — le doy muchos besos.

Luego de estar un tiempo en momento de cariños y besos, nos sentamos a hablar. Ah por cierto, Nora no ha querido compartir habitación con nadie más, mi cama está justo como la dejé, ay, que linda.

— ¿Qué pasa contigo? — pregunta.

— Parece que me compliqué y pues, aquí estoy de nuevo.

— No me refiero a tu salud. Aunque de eso hablaremos después. — coloca la mano en mi corazón  — me refiero a él.

A veces se me olvida que Nora me conoce como si fuera mi propia madre, e incluso, podría jurar que me conoce aún más. Mi semblante se entristece, siento vergüenza de llorar y bueno, no sé por qué, o sea, es Norita pero, me da vergüenza tener que hablar de lo idiota que he sido.

— Tenía razón cuando te decía que no quería enamorarme. — una lágrima cae, es solo pensar en ello, y esto sucede.

— ¿Ese chico? ¿Bruno?

Asiento mientras hago un puchero. Ella abre sus brazos para invitarme a refugiarme en ellos, lo  hago, coloco mi cabeza en su regazo mientras lloro.

Le cuento todo a Nora, ella no dice nada, solo me escucha con atención. Cuando termino, seca mis lágrimas.

— Sabes, esto es algo que no sabemos pero, cuando venimos a la vida, todos tenemos en nuestro libro del destino uno que otro corazón roto, y ok, duele, y me duele aún más que tú tengas que pasar por esto pero, ¿me creerías si te digo que es parte de la vida?

— Si hubiera sabido que la vida sería así, quizás no hubiera rezado tantas noches para tenerla.

— No se te ocurra volver a decir eso nunca más Agatha. — me regaña. — ¿Qué es un corazón roto? De eso nos recuperamos. Quizás nos lleva tiempo, lágrimas, malos momentos, pero, lo mejor es que nos deja un aprendizaje y una fortaleza que no te das cuenta hasta el momento en que decides volver a levantar la cabeza y seguir adelante. Pero ¿no tener vida? ¿No querer vivir? Es lo más injusto que te he oído decir, más cuando sabes que la mayoría de las personas que estamos en este hospital rezamos por un rayito de esperanza para poder vivir.

Ahora me siento mal y culpable por mis palabras. A veces no medimos lo que decimos y nos quejamos de nuestra miseria sin detenernos a pensar que hay personas que tienen más problemas que nosotros.

— Bruno hizo mal, no te voy a pedir que lo perdones y vueltas con él aún cuando me doy cuenta que vives de amor por ese chico, pero, trata de sanar las heridas por ti, y el perdón puede ser un buen primer paso para comenzar a sanar.

Mamá me viene a buscar con la doctora Phoebe para comenzar mis estudios. Mientras me coloco la bata de hospital, no dejo de pensar en las palabras de Nora, quizás tiene razón. Lamentablemente la frase de que "aún tengo la vida por delante" no va conmigo, por eso, el tiempo que tenga, no quiero acumular rencores ni dolor en mi corazón. No creo que pueda volver a confiar en Bruno, tampoco cre que pueda dejar de amarlo de la noche a la mañana, quizás lo amaré hasta el ultimo día de mi vida, pero, no puedo odiarlo, y eso es algo que tengo claro. El dolor está patente y palpable pero, fortalecerme de ese pesar debe ser mi meta; debo dejar de vivir del lamento.

Inefable: Fuera de este mundoWhere stories live. Discover now