CAPITULO 12

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Recibir ese mensaje había conseguido sacarme más de una sonrisa mientras lo leía. Me había puesto la alarma para no quedarme dormida y Carolina me odiaba por eso. Eran las siete y media de la mañana y a pesar de haber dormido dos horas, estábamos las dos tomándonos un zumo de naranja sentadas en la mesa de la cocina mientras mi madre preparaba el desayuno.

–Mamá, ahora saldré con Carolina. –dije ates de seguir bebiendo mi zumo.

–Ayer te vas de la gala dejando al pobre Alex buscándote, vuelves a las tantas de la madrugada y ahora, que no son ni las ocho, ¿te vas otra vez?

–Angy lo de anoche fue una completa irresponsabilidad, pero se quedó conmigo, no me encontraba bien y... deberíamos haber avisado. –dijo Carolina salvándome de los comentarios insufribles de mi madre.

–Bueno. Espero que no se repita y que os estéis tomando enserio el ballet. Ya sabéis que queda poco para las audiciones. Sobre todo te lo digo a ti Ayla, deberías ponerte en enserio, yo con tu edad ya estaba en una buena compañía bailando por grandes ciudades.

El hecho de que ignorara su comentario no significó que doliera menos, entre ella y Alex habían creado el dúo perfecto para desmotivarme. Había veces que mis padres ignoraban completamente el hecho de que bailara, o más aun lo que significaba eso para mí, sin embargo, otras veces parecían la excusa perfecta para restregarme lo buena bailarina que fue ella hacía unos años.

En cuanto terminamos fuimos directas a cambiarnos, me puse mis tejanos azules con un jersey de cuello vuelto acompañado de unas botas negras y me até el pelo en un moño mal hecho. Le presté algo de ropa a Carolina y organizamos entre las dos la habitación.

–No me digas que no nos lo pasamos bien anoche.

–Shhh. Baja la voz. –dije echando los vestidos al bol de la ropa sucia.

–David es simpático. –dijo tirándose en la cama. –Y muy guapo, ¿no crees?

–Sí, mucho, pero ayúdame a recoger. –ordené.

–¿Y a ti Oliver?

–A mi Oliver ¿qué?

–Pues ¿qué te parece?

–Muy simpático también y muy amable por traernos.

–Eres una aburrida. –dijo lanzándome el cojín que cogí al vuelo. –Creo que deberíamos repetir lo de anoche.

–Estaría genial, pero mi madre lleva razón tengo que ponerme las pilas con los solos de las audiciones, aun no clavo los ejercicios. –dije mirándome las puntas de los pies.

–Ya... yo también debería, mi madre está obsesionada con que apruebe y me vaya de Madrid, dice que esta ciudad no es para mí. – se rio sim ganas y se dejó caer en la cama y se colocó uno de mis cojines tapando su cara.

Miré el reloj que tenía colocado al lado derecho de la cama y me sobresalté al ver que la hora estaba llegando. Oliver se coló en mis pensamientos sin esfuerzo, lo cierto es que yo también había disfrutado la noche, tanto que el simple hecho de volver a la realidad me amargaba. Guardé el móvil en el bolsillo trasero de mi pantalón antes de salir por la puerta y esquivé las preguntas de mi madre antes de cerrar.

Un cuerpo robusto y tenso chocó contra mi espalda y lo reconocí al instante, no me hizo falta darme la vuelta para saber que se trataba de Alex.

–¿Alex que haces aquí? –pregunté con seguridad.

–¿Qué cojones te crees que haces? –dio un paso hacia mí y yo retrocedí. A mi lado Carolina seguía pasmada. –¿Dónde coño te metiste anoche? Te estuve buscando por todos lados.

EL ÚLTIMO BAILE (EN FISICO)Where stories live. Discover now