CAPITULO 49

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Había llegado la hora, el momento de demostrar todo lo que había estado dando durante años, el momento de despegar y volar. Había llegado mi hora de mostrar al mundo de lo que era capaz.

Me até las puntas con un pequeño lazo que escondí entre las telas y moví los tobillos en círculos para calentaros, estiré las piernas, y me sequé las manos en la toalla que Carolina me tendía en sus manos. Respiré, lo solté y volví a respirar, así continuadamente hasta sentirme más calmada. Pero no funcionaba. Cuando anunciaron mi nombre Carolina me dio una palmada y yo salí de entre bambalinas directa al centro del escenario. Me coloqué en la postura inicial y busqué con la mirada a Oliver, estaba sentado junto a David en el centro de la sala, él sonrió y yo me calmé. Esperé a que el pianista comenzara a tocar  la pieza de mi solo y cerré los ojos.

Cuando la melodía sonó dio inicio a mis sentimientos convertidos en pasos delicados. Con cada giro sentía una emoción más, un recuerdo más. Expresé todo aquello que un día me mataba con rabia, dolor y amor. Me moví por el escenario sintiendo el dolor de un pasado que dejó de asfixiarme hace meses, en ese momento le estaba gritando aun sin hacerlo, le estaba demostrando al pasado que era fuerte, que había renacido de aquellas cenizas en las que me estaba convirtiendo y que ahora había vuelto a arder, porque en cuanto el viento sopla a una pequeña llama tienes la posibilidad de convertirte en un gran incendio, y eso era en lo que me había convertido.

Terminé en el mismo punto del escenario en el que había comenzado, saludé al público y salí directa hacia mi amiga, quien seguía aplaudiendo con euforia.

–Lo has hecho... tan bien... –dijo limpiándose las lágrimas de los ojos.

–¿Crees que llegaré a la puntuación? Dios, creo que ahora estoy incluso más nerviosa que antes de bailar.

–Vas a llegar más alto. Ahora mismo está en tres mil cuatrocientos.

–¡Eso es altísimo! ¿Quién ha llegado a tal puntuación? –dije sorprendida.

–No conozco su nombre, pero, viene de Barcelona, es muy buena, pero no más que tú. –dijo Carolina revisando el listado de nombres que salía en el panel colocado en el público.

–Ni más que tú, ¿Cuándo entras? –

–Me quedan cinco y salgo, voy a ir a calentar y repasar, no me queda mucho tiempo. –dijo secándose las manos en las medias.

Me despedí de ella y salí a la recepción a respirar.

–Quien diría que mi campanilla sería pura magia.

–¡Oliver! –chillé –¿Has dejado a David allí solo?

–Se supone que no puedo estar aquí, he tenido que fingir ser un bailarín que llegaba tarde, te lo puedes creer. –dijo echándose a reír mientras se señalaba a sí mismo.

–Pagaría por verte en mallas.

–Hombre, yo creo que ligaría muchísimo, resaltarían mi hermoso culo, ¿no crees? –dijo dándose la vuelta y colocando las manos en su vaquero mientras lo levantaba.

Me eché a reír y le abracé antes de que los dos tuviéramos que volver a nuestros lugares.

–Ha sido espectacular verte ahí.

–Ha sido espectacular tenerte ahí.

Una voz masculina nos interrumpió antes de poder besarnos.

–¡Eh! ¡No podéis estar aquí! –gritó un hombre desde lo lejos del pasillo.

Nos despedimos lanzando un beso al irse y los dos salimos de ahí en direcciones contrarias.

Cuando llegué Carolina estaba a punto de salir al escenario, la abracé fuerte y recé por ella, confiaba en ella, y lo más importante es que ella confiaba en sí misma. Cuando cruzó la oscuridad hasta el foco el auditorio se inundó de aplausos y cuando se hizo el silencio el pianista comenzó a tocar la melodía.

Lo había clavado, le había salido perfecto, había marcado los pasos, había conseguido una gran amplitud en los saltos y había logrado el paso que tanto se le atragantaba. Ahora solo faltaban los resultados y todo lo que venía después.

–¿Cuándo salen? –preguntó mi madre nerviosa.

–Dos minutos quedan.

–Ayla tranquila. –dijo Oliver cortándome el paso.

David y Carolina estaban junto a nosotros deseando saber la respuesta, mis padres junto con los de carolina se habían quedado a un lado hablando mientras esperábamos el anuncio del presentador.

Una vez anunciada la hora de los resultados, cada uno de nosotros tuvo que volver a la sala en la que sabríamos que pasaría.

–Como ya muchos sabéis, se realizará el nombramiento de puntos junto a los nombres y, después, la mención de los treinta alumnos que podrán continuar su formación en el extranjero. Como cada dos años, siempre seleccionamos a los treinta mejores bailarines y bailarinas de las escuelas españolas que se presentan a las audiciones, sabemos que habéis estado trabajando duro para llegar hasta aquí, por lo que vuestro esfuerzo se verá recompensado. Los que hayáis recibido la mayor puntuación por parte de los jueces, además de una recomendación os llevareis una beca para cualquier escuela del mundo. Dicho esto, buena suerte a todos. –dijo el presentador con el micrófono en la mano.

Los aplausos comenzaron a sonar de nuevo hasta que los jueves dieron el paso a las puntuaciones. Estaba sentada en el suelo del escenario, con las piernas cruzadas, con una mano cruzando los dedos y con otra agarrando la de Carolina.

Anunciaron los cinco últimos con la puntuación más baja, después nombraron a los diez siguientes en los que tampoco nos mencionaron a ningún de las dos, y fue en los cinco nombres de después en los que el nombre de mi mejor amiga apareció con una puntuación de siete mil cincuenta. Mi nombre aún no se había hecho presencia y los nervios comenzaban a aparecer junto al sentimiento de haber fallado. Cerré los ojos fuertemente en cuanto uno de los jueces anunció el paso de los tres primeros candidatos.

–Ayla García. Número dos de las audiciones de este año, con una puntuación de nueve mil novecientos noventa y ocho. Enhorabuena, eres una de las becadas.

Me puse en pie con lágrimas en los ojos en cuanto escuché anunciar mi nombre, todo por lo que había luchado, todo por lo que tantas lágrimas y energías había gastado había merecido la pena. Carolina se levantó a la vez y me abrazó mientras dábamos saltitos de alegría. Ya estaba todo echo. Ya lo habíamos logrado.


Una vez más gracias por leer mi historia, sois los mejores.🌷

Espero que estéis disfrutando y os esté gustando la historia de Ayla y Oliver.⭐️

Un besazo enorme. Nos vemos mañana a las 19:00💌

 Nos vemos mañana a las 19:00💌

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EL ÚLTIMO BAILE (EN FISICO)Where stories live. Discover now