CAPITULO 37

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–Hola mamá, ya estamos aquí. –dije entrando por la puerta y ver a mis padres terminando de colocar las copas en la mesa.

Entre yo primera y Oliver me siguió, nos paramos frente a la mesa y nos quedamos en silencio.

–Perfecto, la mesa ya está lista, al puré de calabacín le queda un minuto y el pavo está a punto de salir del horno. -dijo quitándose el delantal. –Podéis sentaros.

Deje mi bolso a un lado y Oliver tomó asiento junto a mí.

Mi madre terminó de servir los platos y automáticamente nos envolvimos en una conversación de lo más normal a mi parecer. Realmente estaba emocionada de que mis padres conocieran al chico que tanto me había abierto los ojos y que tan feliz me estaba haciendo.

–Y, cuéntame Oliver, ¿estás estudiando?

–No, actualmente estoy trabajando. Empecé en una escuela de fotografía, pero... bueno, mis padres no podían pagarla y comencé a trabajar en una cafetería aquí cerca cuando me vine a vivir a Madrid.

No sé qué me sorprendía más, si ver a Oliver hablar tan educado, o a mi padre interesándole algo más que no fuese él o su trabajo.

–Así que... trabajando. –dijo mi padre antes de llevarse la copa de vino a los labios.

El asintió con la cabeza y removió el puré con su cuchara.

–¿Y no has querido tener un futuro mejor? Quiero decir, un chico tan joven como tú, tiene toda la vida por delante. ¿No sería mejor estudiar?

–Bueno, lo sería si mis padres pudieran permitírselo, pero, lo cierto es que me gusta trabajar, me gusta mi trabajo y también la fotografía. Los estudios no son... para mí.

–Así que, los estudios no son para ti...

Él se quedó callado y mi madre interrumpió la conversación.

–Voy a sacar el pavo. –dijo mi madre fulminando con la mirada a mi padre.

Sirvió el pavo en el centro de la mesa como solía hacer habitualmente. Se volvió a sentar y volvieron a aparecer las preguntas incómodas.

–¿Ayla sabemos algo de cuando serás las audiciones?

–A lo largo del mes nos lo dirán papá, pero serán para principios de julio.

–Eso está bien, tienes que deslumbrarles.

–Lo sé, lo haré. –le di un largo trago a mi copa de vino caro que había comprado y la volví a dejar junto al plato.

–Y, ¿a que más te dedicas, Oliver? –le preguntó mi padre.

–A la fotografía, aunque más bien es un hobby de momento, me gustaría continuarla en un futuro.

–¿Has trabajado para alguien en sesiones de fotos?

–He hecho pequeños trabajos, fotos para bodas, en galas, comuniones... pero no para grandes empresas si es lo que usted me está preguntando.

–Ya veo...

–Las fotografías de Oliver son estupendas, tiene un gran talento para el mundo fotográfico. –dije intentando calmar las aguas.

–Me gustaría ver algún día tus trabajos para que me hables de ellos. –dijo mi padre.

–Claro. Eso sería genial. –dijo Oliver nervioso.

Le apreté la pierna por debajo de la mesa, sabía que no estaba saliendo como pensábamos y que, las preguntas incómodas de mi padre, solo servían para provocar. Siempre había sido así.

Cuando llegó la hora del postre ambos se levantaron y Oliver y yo nos quedamos en nuestro sitio. Le dediqué una mirada compasiva e intenté que no se sintiera como de alguna manera con todo esto.

–Ayla esto es...

–Aquí está, nuestra especialidad, la tarta de queso casera. –dijo mi mandaré cruzando el salón interrumpiendo lo que Oliver me decía.

–Tienes que probarla, desde luego es la mejor tarta de queso que comerás en toda tu vida. –dije emocionada.

–Así es, esta tarta está hecha con la receta de mi abuela, y antes de ella fue de generaciones pasadas. Siempre hecha con los mejores productos y los más naturales.

–Tiene muy buena pinta. Yo la única tarta que he probado ha sido la del supermercado envasada que cuesta noventa y nueve céntimos. –dijo riéndose nervioso.

El resto de la cena fue tranquilo, todo lo tranquilo que puede ir con unos padres que sólo buscan sacar los defectos a todas las cosas y personas que hay en mi vida.

Nos tomamos la tarta tranquilos, hablando del trabajo de mi padre y lo mucho que quería firmar un nuevo acuerdo con un gran bufete de abogados de Nueva York. Cuando terminamos la cena, sirvieron otra copa de vino a la que Oliver se negó ya que tenía que conducir y nos pusimos en pie para despedirnos antes de marcharnos.


MEJOR TARDE QUE NUNCA.

Disculpad por haber tardado tanto en subir estos capítulos, hoy Lunes, os dejo subidos los 4 de la semana pasada, y este jueves subiré otros 4.

Disculpad por haber tardado tanto en subir estos capítulos, hoy Lunes, os dejo subidos los 4 de la semana pasada, y este jueves subiré otros 4

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EL ÚLTIMO BAILE (EN FISICO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora