Capítulo 6. La peor noticia.

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Conforme los dos policías se iban acercando a la dirección de los padres de Pilar, iba creciendo la tensión dentro del coche. Ni Vanesa ni García hablaron, pero el silencio sepulcral que se apoderó en el minúsculo habitáculo ya estaba hablando por ellos mismos. Ambos odiaban ese maldito momento.

Cuando llegaron al lugar, se miraron a los ojos y ambos asintieron, bajando del coche a la vez y dirigiéndose a la casa de los padres de Pilar a la par. Vanesa llevaba en la mano la fotografía del tatuaje de la joven y estaba apretando tanto sus dedos con el papel entre ellos, que sin darse cuenta la hoja quedó completamente arrugada.

Antes de tocar el timbre, tanto García como Vanesa respiraron hondo. Y por fin Vanesa se animó a tocar.

Fue la madre de Pilar la que abrió la puerta y cuando vio a los dos policías enfrente de ella, la mujer estuvo a punto de desmoronarse. Pero al momento apareció su marido y la cogió por la cintura para que ésta se pudiera apoyar en él.

-Hola señores Quintanilla. ¿Cómo se encuentran? ¿Nos permiten pasar?-Dijo Vanesa sin pestañear. En ese momento quería desaparecer de la faz de la tierra. Odiaba dar esa clase de noticias, pero eran parte de su trabajo. Además prefería ser ella la que tomara la iniciativa antes que su compañero.

-La han encontrado, ¿Verdad?- preguntó de forma impaciente el señor Quintanilla. El hombre se encontraba algo aturdido. Sabía perfectamente que el día que la inspectora apareciera por la puerta de su casa sería para decirle que habían encontrado a su hija muerta. Y no iba mal encaminado.

-Señor Quintanilla, ¿Nos podemos sentar?- preguntó Vanesa. Sabía que cuando daba noticias de ese calibre lo mejor era sentarse.

-Sí, claro, vengan, pasen al comedor.

Los señores Quintanilla se sentaron en un sofá de dos plazas mientras que los policías lo hicieron en uno de tres que quedaba libre.

-Veran, quería preguntarles, ¿Pilar tenía algún tatuaje en su cuerpo?

La mujer miró a su marido con cierta preocupación. Éste no sabía que su hija se había hecho un tatuaje un mes antes de desaparecer, y la señora no sabía cómo se iba a tomar su marido el enterarse en ese momento que la joven llevaba uno en su cuerpo.

La mujer le dio la mano a su marido y se armó de valor para contestarle a la inspectora.

-Inspectora, mi hija se hizo uno un mes antes de desaparecer. Mi marido no lo sabe, así que se está enterando ahora- al hombre a esas alturas le daba exactamente igual que su hija se hubiera tatuado. Ojalá fuera en ese momento la única preocupación que tuviera con respecto a su hija- ella se tatuó dos rosas, un poquito más arriba de su nalga izquierda.

Vanesa palideció. Sólo le quedaba enseñarle a la mujer la fotografía que llevaba en la mano para que ésta confirmara que el cadáver era el de su hija.

-Señora Quintanilla, si me lo permite me gustaría mostrarle una fotografía del tatuaje. Necesito que usted verifique que se trata de dicho tatuaje.

A la mujer comenzó a temblarle las manos y hasta la voz.

-Claro...Muestremela, inspectora.

La inspectora le mostró la foto y la mujer comenzó a llorar desconsoladamente. Su marido la abrazó y la acompañó en el llanto. Y Vanesa pudo respirar algo más tranquila sabiendo que ya habían encontrado a Pilar. Ahora sí tenía que encontrar al asesino como fuera. Tenía que darles a ese matrimonio la paz que necesitaban para que pudieran descansar.

Vanesa y García esperaron a que el matrimonio se repusiera un poco para poder hablar con ellos. Y cuando al fin dejaron los dos de llorar, la mujer se dirigió a Vanesa:

-Inspectora, encuentren al malnacido que ha hecho ésto a mi hija, por favor, encuentrenlo. No descansaremos hasta que lo tengáis entre rejas y pague por lo que ha hecho- dijo la mujer llena de ira y rabia. Si tuviera en ese momento al asesino de su hija delante de ella, la mujer lo mataría con sus propias manos.

-Denlo por hecho, ese hombre acabará entre rejas. No pararemos hasta que lo encontremos. Confíen en nosotros.

-¿Cuando podemos ver el cuerpo de Pilar?-Preguntó el señor con la voz totalmente quebrada y rota.

-Miren, estamos esperando a que nos den el resultado del ADN de su hija puesto que necesitamos comprobar que se trata de ella. No sólo basta con reconocer el tatuaje. Y cuando lo tengamos, ustedes podrán acercarse al instituto forense.

-Gracias, inspectora.

Vanesa y García se despidieron del matrimonio y se dirigieron hacia el coche del policía. Una vez ya en el coche, la primera en hablar fue la inspectora.

-Tenemos que coger a ese cabrón cuanto antes. Cuando confirmemos que se trata de Pilar, la prensa se nos va a echar encima y lo van a hacer público.

-Está claro, Vanesa, y el asesino sabrá que lo estamos buscando.

-Joder, ahora empieza lo bueno.- la inspectora estaba muy desanimada-

Oye, necesito una copa o una cerveza. ¿Te apuntas?- Se apuntara o no García, ella iría al primer pub que viera por el camino, a tomar una cerveza aunque fuera sola, no tenía ningún problema con eso, pero su compañero le caía muy bien y ya lo consideraba su amigo, así que le vendría muy bien tener compañía. Esos momentos eran los más jodidos de la investigación sin lugar a dudas.

-Si, claro, Rosa sale hoy de trabajar en una hora y los niños están con mis suegros, así que tengo tiempo. Además como no quieres venir a cenar a casa no tengo que ir al supermercado para preparar una cena especial.

-Ves, de eso te has librado. Ya me puedes dar las gracias. ¿Vamos donde siempre?

-A no vaya ser que quieras cambiar...

-No, está bien. Ahí ya nos conocen.

García se dirigió al pub irlandés llamado Dubliners, que se encontraba cerca de la comisaría y además las camareras ya los conocían a él y a Vanesa. Y yendo de camino recibió una llamada de Olivia. La forense le preguntó si tenía algún plan para esa tarde porque llevaba todo el día trabajando y necesitaba salir a tomar algo. Además sus amigas ya tenían otros planes y a diferencia de Vanesa, a ella no le gustaba ir sola a tomar algo. García le dijo que se uniera a él en el pub, omitiendo que también iba a estar Vanesa. La forense le dijo que se pasaría en unos veinte minutos. Cuando colgó la llamada, Vanesa lo miró incrédula y le dijo:

-Perdona García, pero...¿Por qué no le has dicho a la doctora que yo voy a tomar algo contigo?

- ¿Tú crees que Olivia vendría si le digo que tú vas a estar también?

-¡Serás cabrón! Conociéndola cuando me vea se va a enfadar contigo por no habérselo dicho. Yo no quiero saber nada.

-Gracias Vanesa, no esperaba menos de ti. Ya me las arreglaré, tranquila.

-Muy bien.

García aparcó el coche en la misma comisaría. Como había dejado de llover, querían que les diera un poco de aire y decidieron ir andando hasta el pub.

Nada más entraron al local, una guapa camarera vio a la inspectora y solo pudo sonreírle. Hacía unas semanas atrás se había acostado con ella y la chica quería repetir porque lo que la inspectora le hizo sentir, nunca antes lo había sentido, pero Vanesa nunca repetía con la misma mujer, así que la esquivaba como podía. La chica estaba muy bien para un polvo pero ella no quería dar pie a equivocaciones. Le gustaba dejar las cosas claras y no quería ataduras de ningún tipo. Sólo era diversión por las dos partes, nada más.

García, que no tenía un pelo de tonto, sabía lo que su compañera se traía con esa camera, así que se hizo el tonto y se fue al baño directamente, por lo que a Vanesa no le quedó otra que ir ella a la barra a pedir, maldiciendo a su compañero unas cuantas veces.


Malasaña I. (5° Historia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora