Capítulo 51. Comida en familia.

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Cuando Vanesa se bajó del coche de García, se subió a su moto y antes de ponerla en marcha, recibió una llamada de su madre. La mujer había invitado a Elena a comer y también quería invitar a Vanesa. Ésta, a pesar de no apetecerle ir, le dijo que sí a su madre puesto que sabía que su hermana necesitaría apoyo para decirle que había decidido dejar a Jorge. No sabía cómo se lo podía tomar su madre y lo mejor era estar al lado de Elena. Vanesa llevaba mal que su madre fuera tan cerrada, pero aún con todo, sabía que era buena mujer y la quería tal y como era, aunque si fuera por ella, le cambiaría unas cuantas cosas a su madre.

Mientras García se dirigió directamente a su casa, Vanesa paró en una panadería para coger algo de postre. No le gustaba ir con las manos vacías cuando la invitaban a comer.

En unos veinte minutos estaba en casa de su madre. Elena ya llevaba rato esperando a que llegara su hermana.

Cuando la inspectora entró en la casa de María, saludó a su madre primero y luego a su hermana.

-Perdona hija que te haya avisado tan tarde, pero Elena me llamó hace una hora diciéndome que venía a comer y que te invitara.

-Tranquila, he estado trabajando y no he pasado por casa para hacerme comida.

-Pero hija, hoy es domingo. ¿Ni los domingos descansas? Ya te podrían pagar más de lo que te pagan.

-Mamá, sabes que me gusta lo que hago. Además estoy en algo muy importante y requiere de mi atención por completo.

-¿Se puede saber en qué?-Preguntó la señora María a su hija. Sabía que a ésta no le gustaba hablar de trabajo con ella, por lo que lo evitaba a toda costa. Y todo porque se juntaba mucho con las vecinas y si le hablaba de algún caso importante, María podía compartir lo que sabía con ellas. Y no era cuestión de que eso sucediera.

-Bueno, vamos a cambiar de tema, por favor. La comida ya está hecha, ¿Verdad? Ya sirvo yo - dijo Vanesa precipitadamente y yendo ella a la cocina para servir la comida en los platos. Así su madre dejaría de querer saber sobre el tema.

-Sí, servid vosotras. Elena, ¿Cómo fue la semana? ¿Y por qué no ha venido Jorge? No me digas que también está trabajando hoy.

Elena tragó saliva. No sabía bien cómo se iba a tomar su madre la ruptura con Jorge. Y necesitaba tener a Vanesa cerca de ella para que le ayudara si la cosa se complicaba.

-Mamá, ahora cuando nos sentemos las tres en la mesa necesito cortarte algo.

-Me estás preocupando, Elena.¿Pasó algo?

-Está todo bien. Tranquila.

Vanesa enseguida llegó con los platos llenos de comida. Se notaba que su madre era de la antigua usanza, ni que hubiera pasado hambre cuando ella era una niña. Le gustaba tener a sus hijas bien alimentadas. Siempre fue así, y ahora, aunque sus hijas fueran ya mayores e independientes, María no cambiaría su forma de ver las cosas, y sus hijas, en su casa, nunca pasarían hambre.

-Venga Vanesa, siéntate ya. Que necesito saber qué me tiene que decir tú hermana.

Por fin se sentaron las tres y se pusieron a comer. Y mientras comían, Elena se animó a hablar.

-Verás mamá, lo que tengo que decirte es sobre Jorge. Vanesa ya lo sabe - dijo Elena mirando de soslayo a su hermana.

-¿Lo habéis dejado acaso?- Preguntó la señora María a su hija sin más preámbulos. A la mujer no le gustaba andarse con rodeos. Ella era una mujer muy directa.

Elena miró a Vanesa buscando su aprobación, para contestar a su madre de una vez por todas.

-Pues...Sí, mamá, lo hemos dejado. Así que a partir de ahora vendré yo sola a casa.

La señora María estuvo unos segundos en silencio, los cuales se le hicieron eternos a Elena, pero lo que la mujer le contestaría a su hija, la iba a dejar muy sorprendida y descolocada.

-Muy bien, hija, por fin lo habéis dejado. Ese hombre era un imbécil. Bastante lo has aguantado. Me alegro mucho, así que ahora mismo lo vamos a celebrar. Anda, Vanesa, saca vino de la bodega.

Las dos hermanas no se lo podían creer. ¿Su madre estaba borracha para haber contestado eso? Ninguna de las dos esperaba esa contestación.

-Mamá...¿Estás bien de la cabeza?¿Te ha pasado algo?¿Acaso te has dado un golpe?

-¿A mí? ¿Un golpe? No digas tonterías, hija. Estoy perfectamente. Sólo que ese hombre no me gustaba para ti. Prefería verte sola a verte con él. Sabéis, desde que murió vuestro padre, he estado pensando mucho las cosas y sólo me quedáis vosotras. Ahora sólo quiero que vosotras estéis bien. Lo demás me importa un rábano. La vida es corta, chicas, debéis ser felices, haced lo que os llene y os guste y dejad a un lado el qué dirán o las opiniones de los demás.

La inspectora y su hermana estaban dudando si su madre era esa mujer que se encontraba sentada con ellas. Estaba totalmente cambiada, pero por lo menos la mujer había cambiado a mejor. Tenía razón la señora María, debían celebrar mucho las tres.

Vanesa fue a coger una botella de vino a la bodega mientras su madre y su hermana seguían hablando. Estando en la bodega eligiendo la botella que iba a abrir, le vino a la cabeza la forense. En ese momento le encantaría estar con ella. Daba igual dónde, pero sí quería estar con ella. Nunca antes había disfrutado tanto de la compañía de una mujer en todos los aspectos. Estando con ella se sentía una mujer muy dichosa, y sobre todo única y especial. Y eso que apenas la conocía y sólo había pasado con ella una noche. ¡Pero qué noche! Tenía claro que para ella había sido la noche más especial que había pasado con alguien, y por eso mismo no dejaba de recrear cada momento especial que había pasado con ella en su cabeza. No podía dejar de pensar en ella y en todo lo que habían hecho juntas. Tenía claro que quería verla de nuevo, y cuánto antes mejor, pero sabía que le iba a costar dar el primer paso de volver a hablar con Olivia, porque tenía miedo a que ésta la rechazara por cómo se había ido esa misma mañana de su casa. Además, ella no era buena a la hora de rectificar un mal comportamiento. Pero lo que sí tenía muy claro, es que no se la podía sacar de la cabeza.

Aún tardó un poco en elegir el vino más apropiado para esa comida. Estaba feliz de que su madre se hubiera tomado mejor que bien lo que su hermana le acababa de decir. Pero le llamó la atención que ésta pensara de Jorge que era un imbécil. A decir verdad, ella misma creía que Jorge era un buen tío pero en su opinión, pasaba mucho de Elena. Y al final una cosa llevó a la otra. A ella sólo le importaba ver bien a su hermana y que ésta fuera feliz. Con o sin Jorge. Aunque sabía que ahora que lo había dejado con su novio, le iba a tocar quedar más veces con ella.


En casa de Marco, el policía acabó de comer con toda su familia y luego decidió echarse un rato la siesta, aunque teniendo en la cabeza todo lo que tenía sobre el caso, dudaba mucho que pudiera dormir algo. Por lo menos descansaría. Había quedado con Olivia a las cinco y media de la tarde en una cafetería céntrica. Ya había hablado con Rosa y a ésta le pareció buena idea que su marido le diera apoyo a su amiga. Ella conocía a la perfección a su marido y sabía que él estaría tanto para Vanesa como para Olivia para apoyarlas en todo lo que ellas necesitaran.

Malasaña I. (5° Historia)Where stories live. Discover now