Capítulo 49. Vuelta a la realidad.

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Vanesa salió de casa de la forense envuelta en una nube de enfado con Olivia por haberle preguntado por su ex, y decepción con ella misma por haber reaccionado como lo había hecho. Pero estaba claro que lo de Sara aún no lo tenía superado si el mero hecho de haberla nombrado Olivia, ella había reaccionado de esa manera. Joder, la había cagado con la forense. Pero, ¿Cómo sabía la forense de la existencia de Sara? ¿García le habría hablado a Olivia de ella? Ahora tendría que tener una serie de palabras con su compañero, porque no le gustaba nada que éste se tomara la libertad de ir hablando de su vida privada, y más si lo hacía con Olivia.

Cuando puso la moto en marcha, estuvo todo el trayecto pensando en Olivia y en lo mucho que ésta le gustaba y la deseaba. A pesar de lo que había pasado entre ellas, se acababa de marchar de su casa, pero ya estaba deseando volver a acostarse con ella, para luego terminar abrazadas. Y eso no le había pasado con ninguna chica antes. Después de haberse acostado con ellas, en lo único que pensaba era en salir corriendo.

Cuando llegó a comisaría, en efecto, García ya la estaba esperando, pero no dentro como ella pensaba, sino en el coche. Vanesa aparcó la moto y se dirigió al coche de García.

-Eh, García, buenos días.

García miró a su compañera con cara de pocos amigos.

-Vanesa, tía, llevo veinte minutos esperándote. ¿Qué has hecho después de que colgáramos la llamada?

-Lo siento, García. Me entretuve con otra llamada- a Vanesa no le gustaba mentir, pero no le iba a decir que venía de casa de Olivia.

-Joder, no te lo tengo en cuenta porque es la primera vez que me lo haces - García puso el coche en marcha y se dirigió a la dirección del presunto asesino.

-Por cierto,García, ¿Por qué le has hablado a Olivia de Sara?- Ahora la que denotó enfado en su tono de voz fue Vanesa.

-¿Qué?¿De qué me estás hablando? Yo nunca he hablado con ella de Sara. ¿Por qué lo dices?

-Olivia me preguntó que quién era Sara. Así que he supuesto que tú le has hablado de ella.

-Joder, Vanesa, no, no he hablado con ella de Sara. Si hubiera hablado, ¿No crees que entonces Olivia sabría quién es Sara?

Vanesa se quedó pensando en que su compañero tenía razón. Pero, entonces, ¿A qué vino esa pregunta por parte de Olivia?¿Y quién le había hablado de su ex?

-Está bien, vamos a dejarlo. Si ella me preguntó quién era, será porque en realidad no sabe nada.

-Ya. Y conociéndote...¿Le hablaste de ella?

-No, García. No quiero hablar con ella de mí pasado, y menos de Sara.

-Ya veo. Entonces, ayer la dejaste en su casa, ¿Y fue todo bien?

-Sí. La dejé sana y salva, que era lo importante.

-Y...¿No pasó nada entre vosotras? No me creo que la dejaras y ya...

-García...Por favor, cambiemos de tema.

-Está bien, tranquila.

Vanesa no quería decirle a su compañero lo que había pasado entre ellas. Lo que le faltaba, tener que aguantarlo haciendo bromas constantemente sobre ellas. Además que tendría que decirle que acababa de meter la pata con Olivia y no tenía ninguna gana de tener que aguantarlo sermoneándola.

Los policías llegaron a su destino. Las calles estaban desiertas por el frío que hacía. A García y a Vanesa no les gustaba trabajar en domingo, pero si querían avanzar y no perder tiempo, no les quedaba otra. Necesitaban conocer al presunto asesino, tener diferentes opiniones de cómo era él y cómo vivía. De cómo se desenvolvía en el vecindario, de si era problemático o por el contrario, pasaba sin pena ni gloria entre los vecinos.

Los policías se dirigieron a su primer destino. Llamaron a la puerta y les abrió una mujer de unos sesenta años aproximadamente.

-Hola señora, buenos días. Somos policías y nos gustaría hablar con usted sobre su vecino del número seis.

-¿Por qué?Hizo algo...Ya lo sabía yo, que tarde o temprano vendría la policía a preguntarme. Pasen, agentes. Justo hice café, ¿Quieren?

Los dos policías se miraron algo sorprendidos. Si la vecina pensaba que tarde o temprano le harían una visita, era porque Álvaro sí era problemático.

García y Vanesa llegaron hasta el comedor. La inspectora se sentó en una silla y su compañero en un sofá individual, quedando en frente de la señora.

-Bueno jóvenes. Con el frío que hace, imagino que les apetecerá un café caliente - dijo la señora cuando los dos policías se sentaron. La señora parecía ser una mujer muy afable, incluso con ellos, siendo desconocidos para ella.

-Está bien. Yo sí quiero, gracias.

-Traeré para los dos. No se muevan.

Mientras la señora se dirigía a la cocina para servir el café, Vanesa aprovechó para acercarse al gran ventanal del salón. Corrió con una mano la cortina algo traslúcida, y se fijó que se veía perfectamente la casa de Álvaro. Así que esa señora seguro que pasaba tiempo sentada al lado de ese ventanal controlando lo que pasaba tras esa ventana.

Cuando la señora llegó con el café y unas pastas para acompañarlo, Vanesa ya estaba de nuevo sentada en la silla. La mujer les sirvió a los dos policías, y acto seguido se sentó en otra silla.

-Bueno, jóvenes, ustedes dirán. Yo les ayudaré en todo lo que pueda.

-Gracias, ¿señora?

-Me llamo Maite Alba.

-Bien, Maite. Lo primero gracias por atendernos, y más en domingo.

-No se preocupen, si en realidad no tengo nada que hacer y ya fui temprano a misa. Saben, paso mucho tiempo sola, mis hijos no vienen casi a verme.

Vanesa dedujo que si ella misma dijo que no tenía nada que hacer, sí pasaría tiempo mirando por la ventana, y eso era muy buena señal para ellos.

-¿Cuánto tiempo lleva viviendo aquí, Maite?

-Mucho, el mismo tiempo que el señor Álvaro. Así que he visto crecer a su hijo. De hecho mis hijos se criaron con él. Pero al final no tuvieron mucha relación porque mis hijos le tenían algo de miedo. Saben...Cuando el señor Álvaro tuvo el accidente, su mujer terminó por abandonarlo. Y creo que el comportamiento de Alvarito empeoró. Su madre lo llevaba recto por medio de castigos físicos. Su padre era más tranquilo y debió dejar el peso de la educación del niño en la madre. Pero claro, cuando ésta los abandonó, el niño se debió de educar sólo, y así salió. Yo cuando me lo encontraba por la calle, ni me saludaba, miraba al suelo para no mirarme, e incluso se cambiaba de acera si era necesario.

-¿Cómo definiría usted a "Alvarito"?-Preguntó Vanesa. De repente pensó que esa señora les iba a dar mucha información sobre el tal Álvaro.

-Yo creo que...Ya de pequeño era un niño malo. Mis hijos me decían que Alvarito tenía atemorizada a media clase en el instituto. Luego mi hijo Raúl un día me dijo que había visto a Alvarito en su jardín matar a un pájaro de un golpe, como también otro día, debió coger a un gato callejero y se puso a dispararle flechas. A mí me costó creerle en ese momento, pero luego conforme lo vi crecer, acabé por creerlo. Y todo ésto sucedió aún cuando la madre vivía con ellos. Álvaro era un niño.

Vanesa y García se miraron sin que la señora se percatara de dicha mirada. Lo que acababa de contar del pájaro, coincidía con lo que el mismo padre de Álvaro les dijo. Así pues, tenía pinta de que estaban ante una persona sádica. A Vanesa se le dio por pensar que "Alvarito" había desarrollado una conducta psicopatológica unida a una historia familiar disruptiva y muy problemática. Cuando salieran de esa casa, pondrían en común las primeras impresiones que tenían del tal Álvaro. Y cada vez tenían más claro los dos que ya tenían identificado al asesino de Pilar.

Malasaña I. (5° Historia)Where stories live. Discover now