Capítulo 35. Una sorpresa inesperada, y desagradable.

743 98 164
                                    

Cuando llegaron a la vivienda del sospechoso, tenían ante sus ojos unos hermosos chalets, pero algo antiguos y mal cuidados. En la parte trasera del chalet del sospechoso, tenía que haber un jardín. Por lo que Olivia estaría en lo cierto con respecto al polen encontrado en el cuerpo de Pilar. Además si tenían un perro, perfectamente podía estar a sus anchas en ese chalet.

El corazón de los dos policías iba a mil por hora. Creyeron que por fin iban a cazar al asesino. Sólo les separaba de él la puerta de la entrada del chalet. Igualmente antes de tocar al timbre, decidieron rodear el chalet por si el asesino los identificaba como policías y huía. No era la primera vez que iban a detener a un sospechoso, éste se percataba de que eran policías los que llamaban a la puerta y decidía huir por alguna ventana u otra salida de la vivienda.

Cuando se aseguraron de que no había forma de que el sospechoso pudiera huir por otro lado que no fuera la puerta principal, Vanesa llamó al timbre.

Estaban los dos muy nerviosos, y preparados para encontrarse con cualquier cosa. Aún tuvieron que tocar unas cuantas veces más el timbre, hasta que finalmente un hombre les abrió la puerta.

Cuando los policías vieron al hombre que les abrió la puerta, se miraron a la cara uno al otro con cara de no entender nada, incrédulos.

El señor sí aparentaba los cincuenta y cinco años que tenía, si él era Álvaro Martínez, pero iba en silla de ruedas. Así pues Vanesa no se lo podía creer, y García estaba parecido a su compañera. Algo no encajaba ahí, pero ellos lo iban a descubrir en unos minutos.

-Hola caballero, somos policías. Necesitamos hablar con usted, ¿Es usted Álvaro Martínez?

-Sí, soy yo. ¿Por qué?

-¿Nos permite entrar, por favor?- Preguntó educadamente Vanesa.

-Sí, claro, pasen - contestó el señor con cara de pocos amigos. No entendía a santo de qué iba la policía a visitarlo, aunque si bien no habrían ido por él, si lo habrían hecho por su hijo, el cual era algo problemático y a la vez antisocial.

-Siganme, iremos al salón.

Vanesa pasó primero, seguida de García. Los dos estaban algo preocupados por cómo estaban yendo los acontecimientos. Necesitaban hablar con ese hombre para que éste les aclarara qué estaba pasando ahí, porque andaban en ese mismo momento muy perdidos. Las piezas del puzzle no estaban encajando.

-Pueden sentarse allí -dijo el hombre señalándoles un sofá algo viejo, de dos plazas - les ofrecería café pero justo me viene para hacerme las cosas para mí, perdonen.

-Usted no se preocupe. Gracias de todos modos.

Vanesa y García se sentaron en el sofá que el hombre les había señalado y que estaba bajo una ventana del salón. La vivienda parecía que no se había actualizado desde que se construyó.

-Ustedes dirán. ¿Qué les trae por aquí?

-Pues verá, queríamos hacerle unas cuantas preguntas y esperamos que pueda respondernos. ¿Podemos comenzar?

-Claro. Pregunten.

-¿Usted compró este collar de perro en la tienda de animales llamada Pets and you?-Vanesa le mostró al hombre una foto del collar encontrado en la escena del crimen. Necesitaba confirmar que se trataba del mismo collar.

-Sí, lo compró en realidad mi hijo para su perro.

Vanesa y García se miraron de soslayo. Sabían que debían preguntar por su hijo. Pero aún tenían que hacer muchas otras preguntas. Debían seguir un orden metódico.

Malasaña I. (5° Historia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora