Capítulo 47. Un magnífico despertar.

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Vanesa se había sincerado con la forense. Pero ella también necesitaba saber qué pensaba Olivia del encuentro íntimo que acababan de tener. Así que se armó de valor y le preguntó. Tenía miedo de que la forense no sintiera lo mismo que ella. Sabía que se estaba metiendo en la boca del lobo con Olivia, pero la deseaba tanto y creía que la forense le hacía tanto bien, que en ese momento prefirió arriesgarse a que Olivia le dijera que para ella sí había sido algo de un momento. 

-Olivia, ¿Y para ti? ¿Hemos hecho el amor o simplemente hemos tenido sexo?- Le preguntó tímidamente y sin dejar de mirarla a los ojos. 

-¿Tengo que contestar a esa pregunta, Vanesa?-Le contestó la forense risueña y alegremente. Cuando vio que Vanesa se relajó, acercó sus labios a la nariz de ésta. La besó dulcemente y luego pasó sus labios por los de Vanesa. Y ésta comenzó a jadear. Olivia la excitaba muchísimo. Y la inspectora sabía el por qué de tal excitación. Ella conocía a la perfección las reacciones físicas de su propio cuerpo. Sabía que esa mujer la tenía a sus pies. La deseaba tanto porque no sólo había un deseo físico por ella, sino que la atraía mucho como persona. Le parecía una mujer muy inteligente y especial, como ella misma. Sólo por Sara llegó a sentir esa misma conexión en sus treinta años de vida, es más, creía que por Olivia todavía sentía más que lo que sintió por Sara, y eso, de repente, la aterró. En ese momento prefirió dejar la mente en blanco y disfrutar de Olivia, porque si comenzaba a pensar en sí la forense acabaría por no querer saber nada más de ella, se iría en ese momento de casa de ésta, con el corazón totalmente roto. 

Las dos mujeres siguieron abrazadas por un largo tiempo más. Estaban muy a gusto así, una encima de la otra, desnudas y cuerpo con cuerpo. Y más sabiendo que en la calle hacía un frío de los mil demonios, y ellas dos se estaban dando calor una a la otra. En ese momento todo lo que las rodeaba, sobraba para ambas.

-Vanesa, es tarde, hace frío allá afuera, y me preguntaba…Si querrías quedarte a dormir aquí, conmigo. Ahora has entrado en calor, y no te conviene para nada salir y pasar frío - dijo Olivia con una bonita sonrisa en su rostro. A pesar de sonreír, estaba nerviosa de pensar que la inspectora le podía decir que no. Ella tampoco quería ser rechazada por Vanesa, y a pesar de haberle reconocido que con ella sí había hecho el amor, no quería decir que luego quisiera dormir con ella.

A la inspectora el corazón se le iba a salir del pecho. No se creía que Olivia quisiera dormir con ella. Los acontecimientos estaban dando un giro tremendo. Y aunque estaba muy asustada por lo que se le avecinaba, también estaba como en una nube por lo mismo. 

-Olivia, ¿Estás segura que quieres que me quede?

-Sí, Vanesa. Si tú quieres, claro. Creo que no tienes la necesidad de salir ahora mismo de mi casa. Además, ya no sólo es eso. A mí me encantaría que te quedaras. 

-Está bien. Me quedo - finalmente le contestó Vanesa sin pensárselo dos veces. Ella, por supuesto, también quería quedarse.

A Olivia, de repente le vino a la cabeza el nombre de Sara. Cuando le escuchó a Paola preguntarle a Vanesa por Sara. ¿Quién sería esa mujer?¿Qué papel jugaba en la vida de la inspectora? Algo le decía a la forense que no era el momento de preguntarle, ya que el momento que estaban compartiendo las dos mujeres se podía ir a la mierda, y ella no quería eso por nada del mundo. Deseaba con todas sus fuerzas dormir con Vanesa, abrazadas, sin soltarse en toda la noche. 

Así pues, las dos mujeres aún estuvieron abrazadas, hasta que finalmente se dejaron llevar de nuevo por la pasión que había entre ellas. Y ya bien entrada la madrugada, las dos consiguieron quedarse dormidas, estando Olivia abrazada a Vanesa, y con medio cuerpo encima del de la inspectora.


A la mañana siguiente, la lluvia había dado una pequeña tregua, pero el frío se había apoderado de toda la ciudad durante la noche y gran parte de la mañana. Para Vanesa y Olivia daba igual que en los coches aparcados apareciera algo de escarcha, como también en todas las calles de esa fría ciudad. Ellas seguían desnudas, abrazadas y a una temperatura perfecta que las tenía a ambas en un ambiente increíblemente cálido. Si fuera por Vanesa, no saldría de esa casa en todo el invierno, y ya no sólo por la calefacción, sino por el calor que estaba recibiendo del cuerpo de Olivia. 

La primera en despertar fue Olivia. Miró la hora en su reloj de muñeca y luego miró algo aturdida a Vanesa. Aún no se creía que ésta hubiera accedido a dormir con ella. Si García se enteraba seguro que lo celebraría, porque a fin de cuentas era lo que quería que pasara entre ellas. 

Vanesa le pareció la mujer más guapa que había visto nunca. Dormida estaba preciosa. Así que se dedicó a mirarla hasta que por fin la inspectora abrió los ojos. 

-Ey, Vanesa…¿Cómo has dormido?¿Sabes qué hora es? Creo que tu teléfono vibró. Seguro que era Marco para ir a hablar con los vecinos del presunto asesino.

-Tienes razón, seguro que es él  -Vanesa no podía dejar de mirar a Olivia. Ésta, para gusto de la inspectora, también estaba divina recién levantada. Su espesa melena pelirroja, destellando por toda la habitación, le dejó a Vanesa pensando en los despertares tan impresionantes que era capaz de dar Olivia simplemente con su propia imagen. Desnuda, con su preciosa melena cayendo sobre sus hermosos y generosos pechos. Su abdomen plano y algo marcado, y sus prominentes caderas. Vanesa se podía perder tranquilamente mirando todo el día a esa pelirroja. Ésta no se podía ni imaginar el poder que tenía sobre ella. 

Justo cuando Olivia se sentó encima de Vanesa y comenzó a besarla con pasión, el móvil de ésta de nuevo comenzó a vibrar. Esta vez la inspectora sí escuchó la vibración. 

-Joder, no quiero cogerlo.

-Vanesa, cógelo. Lo primero es lo primero - le dijo Olivia, aunque ella misma no quería que Vanesa se fuera por tener que trabajar. Pero entendía perfectamente que se fuera por dicho motivo. Ella, en su lugar, haría exactamente lo mismo. 

-Está bien -Vanesa, muy a su pesar, se levantó de la cama cuando Olivia se retiró de ella, y cogió la maldita llamada. En efecto era García. 

Estuvo cinco minutos hablando con él. García le dijo de ir a buscarla a su casa y luego ir juntos al vecindario del presunto asesino, pero Vanesa prefirió quedar directamente en comisaría. No le daba tiempo de pasar por su casa y además no podía ir a buscarla a casa de Olivia, porque no tenía ningún sentido y se enteraría de que las dos mujeres habían pasado la noche juntas. 

Malasaña I. (5° Historia)Where stories live. Discover now