Capítulo 24. El malestar de Olivia.

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Finalmente Olivia se demoró más de la cuenta intentando arreglarse más de lo que solía hacerlo. No se dio cuenta de la hora que era y cuando miró su fino y caro reloj de muñeca, casi le dio algo. Ella siempre era puntual. Había quedado con Fabiana en el pub sobre las diez y ya llegaba veinte minutos tarde. Avisó a su amiga de que llegaría a las diez y media pasadas.

Había decidido ponerse un conjunto de blusa algo transparente y unos jeans muy ajustados. No quería ir demasiado elegante porque iban a ir a un pub, pero tampoco quería ir vestida de cualquier manera. Así que se dejó la bonita, ondulada y pelirroja melena suelta, se puso algo de maquillaje, con un llamativo y atrayente labial rojo, y unos finos zapatos que la alzaban unos cuantos centímetros.

Cuando ya se vio más que pasable en el espejo de su habitación, se echó un poco de perfume, cogió su bolso, y salió de su casa con una combinación de nervios y felicidad que la hicieron sentirse más viva que nunca. Esa sensación le gustó mucho sentirla. Hacía mucho tiempo que no sentía esa alegría sino era en el trabajo. Si se paraba a pensar, no era normal que se sintiera más cómoda con los muertos que con los vivos. Había tenido una buena infancia más o menos, y le costaba ver en qué punto de su vida decidió aislarse del mundo si todo le había ido bien.


Vanesa disfrutó mucho con la compañía de Marta. La velada fue mejor que bien. Pero aún así quiso ir al Dubliners para poder ver a Olivia, y a Marta le pareció buena idea. Ella no sabía las intenciones de la inspectora, y no quería que Vanesa la llevara ya para casa, porque no tenía claro que la inspectora quisiera subir con ella a su apartamento. Marta tenía la intención de invitarla a tomar algo en su casa y luego acostarse con ella. De hecho, desde que la vio por la ventana llegar en su moto, Vanesa le pareció la mujer más sexy que hubiera visto nunca. Y desde ese mismo instante, sólo pudo pensar en llevársela a la cama. Vanesa, unos días atrás, hubiera deseado exactamente lo mismo que Marta, pero ahora que había conocido a Olivia, aún no tenía nada claro que quisiera intimar con la joven. Y era algo en ella que la descolocó. Nunca pensaba en las consecuencias de acabar en la cama de cualquier mujer, pero ahora sí le importaba qué pasaría después.

Cuando Olivia llegó al pub, en la misma entrada estaba Fabiana esperándola.

-¡Vaya, Oli! Estás preciosa. Con razón llegas tarde. Nunca antes lo habías hecho- le dijo Fabiana sonriendo a la forense -hoy me parece que vas a acabar con alguien, ya lo verás. Menos mal que vienen Rosa y Marco, sino me veo de aguanta velas.

-Hola Faby, no digas tonterías anda. Voy como siempre- le contestó Olivia dándole un beso en cada mejilla y algo apurada por haber llegado tarde.

Cuando se iban a meter en el interior del pub, Olivia se fijó en una potente moto que paró justo en frente de la entrada del pub. Le llamó mucho la atención las dos mujeres que iban en la moto, a pesar de llevar éstas cascos y no vérsele a ninguna la cara. Sus ojos se fueron directamente a la figura de adelante, a la que conducía la moto, y cuál fue su sorpresa cuando ésta se quitó el casco y vio el precioso rostro de la inspectora Ramírez.

De repente sintió ciento hormigueo por todo su cuerpo que no supo distinguir si se produjo por cierto deseo o por un enfado infundado, puesto que esa mujer no era nada de ella. Pero le dolió verla llegar en su moto con otra mujer pegada a su cuerpo como si de una lapa se tratara. Le fastidiaba estar comenzando a sentir algo por esa mujer cuando ella debía ir de brazo en brazo.

No se esperaba verla de esa manera, pero a decir verdad Vanesa ya advirtió que tenía sus planes y que se pasaría por el Dubliners si podía. Ahora ya sabía cuáles eran los planes de la inspectora. Y sin poder remediarlo, sintió el pecho oprimiéndosele. Sólo esperaba que ni Fabiana ni Marco se dieran cuenta de su malestar. Porque cuando a Olivia le sentaba mal algo, era tan expresiva que su cuerpo o su rostro no sabían mentir y se notaba a kilómetros que estaba molesta. Y en ese momento era lo que estaba sucediendo. Lo que le faltaba, sentir celos por alguien con la que no había tenido ni un simple beso. Además, Marco la conocía muy bien y estaba segura que atribuiría su malestar a la presencia de la inspectora junto con la otra mujer. Así que en ese momento tenía ganas de irse a casa. La alegría que sintió cuando salió de su casa, se esfumó como por arte de magia en un abrir y cerrar de ojos.


Cuando Vanesa aparcó la moto en frente del Dubliners, también sintió unos ojos fijos en ella provenientes de la entrada del pub, y cuando se dio cuenta que era Olivia la que la estaba observando, enseguida se puso nerviosa al sentir los brazos de Marta alrededor de su cintura oprimiéndola. Justo lo que quería haber evitado delante de la forense. ¡Qué se pensaba ella que vería a Olivia fuera del pub! Pero en ese momento no vio correcto retirar los brazos de la joven de alrededor suyo. No quería que Marta se molestara con ella, porque sería muy incómodo tener que aguantarla en el pub enfadada. Desde luego la noche empezaba mal para la inspectora. Lo que Vanesa no sabía que para la forense comenzaba igual de mal que para ella.

Cuando las dos mujeres se bajaron de la moto, Marta llevaba una bonita sonrisa que iluminaba su precioso rostro.

-Vanesa, me encanta que me lleves en moto. Es una auténtica gozada ir pegada a una mujer como tú, mientras el frío hiela mi rostro y siento el calor de tu cuerpo pegado al mío. Es una combinación muy placentera y a la vez explosiva.

Vanesa no supo qué contestarle en ese momento, no quería ser desagradable con ella, así que tuvo que medir sus propias palabras para no herir a la joven.

-Me alegro Marta, es verdad que hace frío para coger la moto. Pero bueno, mejor ir en moto que ir andando o coger taxi,¿No?

-Estoy contigo, prefiero mil veces pasar frío en la moto contigo, que tener que coger un taxi, ¡Dónde va a ir a parar!

Vanesa le sonrió sin gana alguna, y las dos mujeres se dirigieron al interior del local. Sólo esperaba que ya estuviera García con su mujer, para poder evitar tener que dirigirse directamente a Olivia.

Malasaña I. (5° Historia)Where stories live. Discover now