Capítulo 10. Una charla entre compañeros.

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Vanesa aparcó el coche en comisaría y se dirigió a la cafetería donde había quedado con García. Pero esta vez sí cogió el paraguas que llevaba en el coche. García ya estaba esperándola en la cafetería, e incluso se había atrevido a pedirle el mismo desayuno que había pedido para él.

-Vanesa, me tomé la libertad de pedirte lo mismo para ti. Espero que te parezca bien.

-Tranquilo, me da igual una cosa que otra, sólo que tengo más hambre que el perro de un ciego.

-Joder, ¿fuiste al gimnasio o qué? Entonces pediré para ti unos huevos revueltos a parte.

-Gracias. Sí, hoy me levanté temprano sin ayuda del despertador. Igualmente ya tenía ayer la idea de ir hoy al gimnasio, pero cuando me he levantado y he visto que llovía, he estado a punto de volver a la cama. Con lo caliente y a gusto que se estaba. Debería estar prohibido madrugar tanto.

-Lo sé Vanesa. Pero tienes que dejar de beber lo que bebes, de trasnochar tanto y tienes que hacer deporte. Tienes que volver a ser la que eras antes.

-¿Antes de que me dejara Sara?- a Vanesa no le gustó por dónde iban los tiros.

-Sí, eso he dicho. Si tú ya sabes lo que pienso. ¿Y cómo fue en el gimnasio?- preguntó García mientras el camarero les traía a cada uno un café, un zumo y unas tostadas con tomate, aceite y jamón.

-En el gimnasio siempre me va bien. Pero hoy me pasó algo raro.

-¡Cuenta!

-Ligué con una chica.

-¿Y eso es raro? Si te acuestas con una diferente casi cada noche. Eso es algo normal en ti.

-Lo sé. Pero nunca me había pasado algo igual. En la sala de actividades había una chica que estaba como quería, total que me quedé embobada mirándola. Ella me pilló,y se rió. Luego me puse a correr en la cinta. Y después de hacer pesas, me fui a duchar. Total que ella pasó desnuda delante de mí.

-Joder, ¿Y qué hiciste? Te estaba provocando.

-Sí, si vieras cómo se puso el jabón por todo el cuerpo...

-¿Hizo eso delante de ti? Joder, que suerte tienes que te gusten las mujeres y puedas verlas ducharse -García se llevó la mano a la frente mientras no paraba de reír.

-Sí, buscaba provocarme. Y casi lo consigue.

-¿Estabais solas?

-En ese momento sí.

-¿Y no fuiste detrás de ella?- le preguntó García con ganas de saber qué hizo su compañera en esa situación. Menos mal que a él esas cosas no le pasaban.

-Me excité, no te lo voy a negar. Pero cuando estuve pensando en meterme también en la ducha, me vino alguien a la cabeza-Vanesa no quiso decirle que pensó de repente en Olivia. Si se lo decía, estaba perdida.

-¿En serio?¿Pensaste en Sara?

La inspectora no quería mentirle a su compañero, pero tampoco quería decirle la verdad porque no quería que intercediera entre ella y Olivia. Para empezar no creía ni que le gustara a la forense. Y no estaba preparada para ser rechazada por ella.

-No, en Sara no. Intento hacer que nunca existió en mi vida, García.

-El problema es que sí ha existido y te aseguro que esa no es la solución. Lo que tienes que hacer es aceptar que te dejó y que la vida sigue, no enterrar la cabeza en la tierra como hacen las avestruces. Pero, ¿entonces en quién pensaste?¿Tienes a otra mujer en la cabeza?¿Qué me estoy perdiendo, Vanesa? Si tú sólo las quieres para pasar un buen rato y luego adiós.

-En realidad no te estás perdiendo nada. Todo sigue igual, y seguirá. Así que por favor, cambiemos de tema.

García quería seguir hablando sobre el tema, y saber quién era la mujer que estaba en la cabeza de su compañera, pero la conocía muy bien y sabía que cuando se cerraba en banda, no había nada que hacer. Él quería que Vanesa volviera a abrirse en el amor, quería verla feliz e ilusionada. Hacía mucho tiempo que no la veía sonreír, su carácter se había vuelto agrio, y sabía que se debía a su ruptura con Sara. Su compañera había dejado de ser ella misma para convertirse casi en un despojo humano, que sólo se dedicaba a sobrevivir trabajando y poco más. Y tenía sólo treinta años. Quería volver a ver a su amiga como antes de que Sara la abandonara. Por eso, por un momento llegó a pensar en juntarla con Olivia, y más después de ver las miradas y sonrisas que compartieron en el Dubliners las dos mujeres. Las conocía a las dos y aunque él pensara que eran muy diferentes, sabía que podían ser muy felices juntas. Pero si Vanesa tenía a otra mujer en su cabeza, lo mejor sería no hablarle más de Olivia. Si él supiera...

-Por cierto, Vanesa, ayer por la noche me llamó Olivia. Me invitó a tomar mañana por la noche algo en Dubliners. Le dije que si conseguía convencer a Rosa sí iría. Últimamente los dos tenemos mucho trabajo y no hacemos nada juntos. Así que si Rosa se anima a salir conmigo, yo me apunto.

Vanesa miró a su compañero sin entender qué quería decirle con lo que acababa de soltarle.

-Vale, ¿y? ¿Para qué me dices a mí que vais a salir?¿Qué pinto yo en todo ésto?

-Por si te quieres apuntar. Estoy seguro que a Olivia no le importará. Ayer vi que no fue tan malo el haberos juntado. ¿No crees?

-No me jodas, García. No quiero que hagas de celestina con nadie. Por favor. Y menos con ella.

-Vamos, nadie está haciendo de celestina con vosotras dos. Sólo quiero que las dos salgáis de vuestros escondites y os relacionéis con más personas. Es una pena que os centréis solo en el trabajo siendo tan jóvenes como sois. Tú tienes treinta y ella treinta dos. Joder, me gustaría que os dierais la oportunidad de conoceros como amigas. Si es que estáis las dos igual.

Vanesa lo estaba escuchando sin pestañear. García tal vez tenía razón. Quizás no pasaba nada porque se tomaran algo y se conocieran como posibles amigas. Pero el problema es que desde la noche anterior no se podía quitar de su cabeza a Olivia. Eso García no lo sabía. Y Vanesa no quería sentir nada especial por la forense. No estaba preparada para volver a sufrir. Si aún no había cerrado la herida que le había provocado la ruptura con Sara.

-No lo sé, García. No lo sé. A mi Olivia no me ha invitado. Y no quiero que se enfade cuando me vea aparecer.

-No lo hará. Creo que te ha conocido un poco más y le has caído mejor.

-Ah, vaya, eso quiere decir que le he caído mal de primeras.

-Bueno, Vanesa. Creo que fue mutua la primera impresión que tuvisteis una de la otra. Vamos. Que yo vi perfectamente como os mirábais ayer y a mi me ignorasteis en ciertas ocasiones.

-No digas tonterías anda. Y ya veremos si me paso mañana. ¿Nos vamos ya? Nos espera un día muy jodido, García.

-En eso si coincido contigo. Y piénsate lo de salir mañana por el Dubliners. Tú también necesitas salir. Te vendrá bien hacerlo. Y si no te atreves a venir sola, ven con alguna amiga tuya o con tu hermana. Seguro que a Olivia le parece estupendo y se alegra de verte. -García cogió su gabardina que tenía colgada en la silla mientras se puso de pie. Luego se dirigió a la barra a pagar la cuenta, pero Vanesa no le dejó pagarla y lo hizo ella.

Malasaña I. (5° Historia)Where stories live. Discover now