Capítulo 60. De vuelta al anatómico.

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-García, me lo he pensado mejor. Prefiero que seas tú el que se pase a ver a Olivia.

-¿Qué?Vamos Vanesa, aquí en comisaría hay mucho trabajo que hacer. Hay que mover todo. Te vendrá bien pasarte a hablar con Oli. Además habíamos quedado en eso. Así te disculpas con ella e intentas mejorar lo que has empeorado tú sola.

-Sé en qué habíamos quedado, García, pero el problema es que creo que no estoy en condiciones de ir a ver a Olivia. No quiero que ella me vea así. No sé si me entiendes.

García estaba muy preocupado por Vanesa. No esperaba que le afectara tanto el ver al señor Fernández así. Y si había cambiado de parecer y ya no quería pasarse a ver a Olivia y también arreglar las cosas con ella, es que verdaderamente su amiga estaba mal.

-Vanesa, ¿Quieres que te recoja en algún lado? ¿Necesitas que hablemos? Dime dónde estás y voy.

-Gracias García, pero no es necesario que vengas. Tenemos mucho trabajo que hacer. Lo mío ahora es secundario, no te preocupes.

-Está bien pero entonces pásate a ver a Olivia. Vanesa, ella está acostumbrada a lidiar con muertos diariamente, así que si a ti te ve como te tiene que ver, hazme caso que no le va a importar. Además conociéndola, ella te va a animar.

-Ese es el problema, que es más fácil lidiar con los muertos que conmigo ahora mismo.

-Joder, no digas tonterías. Olivia ha estudiado medicina, digo yo que podrá lidiar con una mujer que está en un momento bajo, ¿No?

-Está bien. Ahora iré yo - Vanesa sabía que García podía ser muy insistente en lo que se proponía, así que lo mejor era ir ella al anatómico.

-Así me gusta - García sabía que Olivia animaría a Vanesa cuando la viera. Conocía perfectamente a su amiga, así que era cuestión de tiempo que esas dos arreglaran sus diferencias. Sólo esperaba que Vanesa no volviera a cagarla con Olivia porque de eso él ya no estaba tan seguro. Cuando Vanesa estaba en un momento bajo, su amiga se aislaba y si la tratabas, podía ser borde y fría. Veríamos que salía de ahí.

García prefirió no llamar a Olivia para decirle que Vanesa estaba bien. No lo vio necesario porque en unos minutos la inspectora se iba a presentar en la sala de autopsias. Además tenía que terminar de preparar cuanto antes el operativo que iba a llevar a cabo de registro en la casa del tal Álvaro.

-Bueno, entonces luego hablamos, García. Cuando acabe con Olivia te llamaré. Imagino que estarás haciendo el registro en casa de Álvaro.

-Seguro que sí. En unos minutos vamos ya para allí. Crucemos los dedos para que encontremos todo lo que estamos buscando. ¿Te imaginas que no encontramos absolutamente nada? ¿Y que estamos yendo en una dirección equivocada?

-No lo creo. Mi intuición me dice que estamos yendo por el camino correcto. Ya lo verás que sí.

-Bien, espero que así sea. Ten cuidado, Vanesa, no corras con la moto. Nos vemos luego.

Los policías colgaron la llamada. Vanesa se guardó el teléfono móvil y se puso de nuevo el casco. Sin ella poder evitarlo, empezó a ponerse nerviosa. El hecho de saber que iba a ver a la forense hacía que incluso perdiera un poco el control. Además no sabía si Olivia iba a estar receptiva con ella y eso le creaba desasosiego. No sabía en realidad con lo que se iba a encontrar en la sala de autopsias. Pero ella necesitaba disculparse con Olivia y era lo que iba a hacer. Pedirle perdón, y luego ya se vería en qué dirección iba la conversación.


García preparó al equipo que iba a realizar el registro en la casa de Álvaro. Aún con todo lo que tenía en su cabeza sobre la investigación, aún le dio para pensar en sus amigas. Esas mujeres estaban destinadas a estar juntas. O así lo veía él. Sólo esperaba estar en lo cierto. Ya estaba impaciente por saber qué iba a pasar entre ellas. Cruzaría los dedos si era necesario. Después de tanto pensar en ellas, por fin consiguió dejar a un lado lo que estaba pensando sobre sus amigas, y se centró en el registro que debía de hacer. Todo el equipo se dirigió hacia la vivienda de Álvaro. El policía estaba muy excitado pensando en lo que podían encontrar en esa casa. Y quizás alguna de las pistas que encontraran, podían llevarlos a localizar el escondite del asesino. Debían de darse prisa con todo si no querían que Álvaro volviera a matar. Estaba desatado y tenía pinta de que había perdido el control de sí mismo. La necesidad que tenía de abusar de una mujer y de posteriormente matarla era superior a su autocontrol.

Vanesa llegó al anatómico forense en unos veinticinco minutos. Se había alejado bastante de la ciudad. Cuando ella se encontraba mal, la ciudad la agobiaba de cierta manera, así que necesitaba alejarse todo lo posible para respirar aire puro y no contaminado, como ella creía. Si pudiera, viviría lejos del bullicio de la ciudad.

La inspectora aparcó la moto en el parking público del anatómico. Cuando se estaba retirando el casco, vio a lo lejos al fornido hombre que hacía unas horas estaba abrazando en su casa. Pero en ese momento no estaba solo. Él y su mujer andaban cabizbajos hacia el coche, y abrazados. La mujer llevaba cada dos por tres un pañuelo a su nariz y a sus ojos llorosos y apagados. Esa imagen le podía romper el corazón a Vanesa y le costaría quitársela de su memoria. Como ya había dicho García en una conversación que ya tuvieron, qué injusto era que alguien le arrebatara la vida a una persona que tú amabas y querías, y que además tenía toda la vida por delante. Ahora ese matrimonio y su hijo pequeño, tendrían que aprender a vivir sin la joven Isabel. Porque la joven había tenido la mala suerte de toparse con ese depravado y enfermo mental. Pero si no hubiera sido ella, hubiera sido otra muchacha, eso lo tenía muy claro Vanesa. Esa clase de perturbados debían estar encerrados de por vida en centros especializados. No estaban preparados para vivir con el resto de la sociedad. Era simple. Siempre pensó en la importancia de identificarlos, medicarlos y de ser necesario aislarlos en centros habilitados para personas como ellos, y así evitar situaciones como la que estaba viviendo con Pilar y con Isabel. Pero la realidad era que dos jóvenes estaban muertas y era de vital importancia el coger a su asesino en el menor tiempo posible. Vanesa no podía ni imaginarse que Álvaro matara a otra chica. Si eso ocurría, la inspectora era capaz de abandonar el cuerpo de policía. Ella se estaba empezando a desesperar y necesitaba resultados cuanto antes. Y de no ser así, tendría que pensarse si era buena o no en lo que hacía, y por consiguiente, si no lo era, si debía dejar homicidios.

Cuando por fin el matrimonio se metió en el coche y el hombre lo puso en marcha, Vanesa consiguió bajarse de la moto. Ahora era ella la que se dirigió al interior del anatómico cabizbaja. Estaba muy desanimada y se le notaba en como andaba y en su triste mirada. Sólo esperaba que Olivia no se diera cuenta del estado en el que ella se encontraba. No tenía muchas ganas de compartir con la forense lo que estaba sintiendo en ese momento. Estaba segura que Olivia no tendría tiempo para atenderla fuera de lo estrictamente profesional. Y tampoco quería que dejara de lado su trabajo por ella. Así que ya buscaría el momento para disculparse. Vanesa recibiría información de la autopsia por parte de Olivia y se marcharía por dónde había venido. Ya le pediría a García un abrazo cuando lo viera, porque en ese instante era lo que más necesitaba la inspectora. Pero Vanesa estaba claro que no conocía bien a Olivia.

Malasaña I. (5° Historia)Where stories live. Discover now