Capítulo 7. En el Dubliners

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Mientras Vanesa pedía las bebidas en la barra, García salió del baño y se dirigió a una de las pocas mesas que estaban libres. A esas horas de la tarde el pub estaba ya casi lleno de trabajadores que salían de sus tediosas jornadas laborales y se iban directamente a tomar algo con los compañeros.

A Olivia no le costó nada encontrar el pub. Cuando entró, lo primero que hizo fue buscar a García, cuando de repente se fijó que en la barra se encontraba la inspectora. Ésta se encontraba de espaldas a ella y tenía que reconocer que tenía un trasero digno de admirar. Se quedó mirándola hasta que vio cómo la camarera posó su mano en el antebrazo de la inspectora, por lo que sin saber por qué se puso de mal humor y se dispuso a buscar a García entre el tumulto. Lo encontró ya sentado y sólo. ¿Estaría esperando a que la inspectora le llevará la bebida? Y de ser así, ¿por qué no le había dicho que iba a estar también su compañera? joder, de haberlo sabido se hubiera ido para casa. Esa mujer no le caía nada bien, debía ser la típica que metía en su cama a toda mujer que tuviera un buen cuerpo; y luego se le veía muy ruda. Tal vez por eso la trató tan mal cuando fueron a verla al instituto forense. Porque en realidad ella no era así, siempre trataba a todo el mundo con educación, pero había algo en la inspectora que la sacaba de quicio. También tenía que reconocer que había algo en ella que la atraía, pero tenía claro que nunca tendría algo con una mujer tan bruta y ordinaria como la inspectora. Aunque fuera guapa y tuviera un cuerpo bonito, ella no era su tipo.

Olivia se sentó al lado de su amigo y éste sólo pudo sonreírle.

-No te rías no, ¿estás solo o estás con tu compañera?- le espetó la doctora.

-Ey, Olivia, ¿Estás enfadada por algo? yo vine sólo y la inspectora también vino sola.

-No te hagas el tonto, habéis venido juntos.

-Sí, así es. Sabía que si te decía que ella iba a venir, tú no vendrías. Tenía ganas de que me contaras qué tal tu nuevo trabajo, llevamos días sin vernos, Olivia.

-Está bien, pero hubiera preferido que me lo hubieras dicho. Y yo hubiera decidido si venir o no.

-Tienes razón. Lo siento. No volverá a ocurrir. Estoy esperando a que Vanesa me traiga mi jarra de cerveza.

-¿La inspectora se llama Vanesa?

-¿Con cuántas mujeres te crees que he venido, Olivia?

-Vale, de acuerdo, a estas horas tengo el cerebro que me echa humo. Disculpa. ¿Y Rosa?

-Bien, en nada termina de trabajar y se pasará por casa de sus padres a recoger a los niños.

-Genial, entonces no tienes que irte ya. Ni se te ocurra dejarme con la inspectora a solas porque entonces si te mataré.

-Tranquila. No lo pensaba hacer. En realidad tú no conoces a Vanesa. Ella es un cordero con piel de lobo. Y ya sabes que las apariencias engañan.

-Si, claro, sólo hay que verla...

Justo la inspectora iba hacia ellos con la bebida de García y la suya. Y cuando vio que la forense estaba sentada con su compañero, casi se tropieza sola mirando a la mujer. Joder, tenía razón García. Vestida de calle era una mujer que llamaba mucho la atención, y muy a su pesar, tuvo que darle la razón a su compañero. Ella sí era muy femenina. Olivia iba vestida con una falda ajustada marcando unas destacadas caderas y una blusa bastante desabotonada, enseñándole un escote a la inspectora donde se podía perder tranquilamente. Vaya tetas debía de tener esa mujer. Y sí, le entraron ganas de acostarse con ella al momento de verla. Pero si según García no era de revolcones, lo iba a tener difícil.

Olivia también se quedó mirando a la inspectora conforme ésta se iba acercando a ellos. Vanesa era una mujer con un cuerpo fuerte pero no dejaba de ser femenino, y eso a Olivia, aunque no quisiera reconocerlo, sí le gustaba. La inspectora iba algo desaliñada pero le gustaba su forma de vestir. Además tenía una melena oscura muy bonita, y eso que tenía pinta de que no perdía ni un segundo en cuidarla, mientras ella sí necesitaba tiempo para dedicarlo tanto a su cuidado cabello como a su físico. A decir verdad, a Olivia le gustaba mucho cuidar su cuerpo e ir todo lo guapa posible. Le encantaba lucir muy femenina y gustarse mucho a sí misma.

Cuando Vanesa ya estaba para sentarse, Olivia desvió la mirada. No quería que la inspectora la pillara mirándola con algo de inquietud y cierto deseo. Lo que le faltaba, sentirse atraída por esa mujer tan diferente a ella.

-Hola doctora, ¿Qué tal?- saludó la inspectora a la forense mirándola fijamente a los ojos, puesto que si no la miraba de esa manera, se perdería tranquilamente en su divino y pronunciado escote.

-Hola inspectora. Bien, con ganas de tomarme una copa. Y veo que no soy la única.

Vanesa sonrió. No, no era la única, con el día de mierda que había tenido necesitaba ahogar sus penas con algo de alcohol, a pesar de haberse jurado ese mismo día que tenía que cambiar ese mal hábito que había adquirido en los últimos meses. Pero no todos los días tenía que dar una noticia como la que acababa de dar al matrimonio Quintanilla. Así que la ocasión merecía hacer una excepción. Claro que sí.

-No, doctora, después de una dura jornada de trabajo no viene mal salir a tomar algo- dijo Vanesa perdiéndose en el azul enigmático de los ojos de la forense.

-Estoy contigo. Y por cierto, llámame Olivia, por favor. Ya no estamos en el trabajo- le contestó la forense con una bonita sonrisa que no supo cómo interpretar Vanesa, pero García sí supo interpretarla. Su amiga Olivia se sentía atraída por Vanesa. No tenía la menor duda de eso. Y tal como Vanesa miraba a la forense, también a ésta le gustaba Olivia. Así que el que terminó sonriendo fue García. Tarde o temprano esas dos mujeres tendrían algo. Tiempo al tiempo.

-Claro, Olivia. Entonces yo ahora no soy la inspectora Ramírez, soy Vanesa- Le contestó de forma coqueta la inspectora.

Las dos mujeres se miraron por un instante con cierto interés por parte de las dos. Aunque ellas no quisieran reconocerlo, sí había habido deseo en esas miradas tan intensas que se habían echado una a la otra.

-Por cierto, Olivia,¿qué quieres tomar? A esta ronda invito yo.

-Vaya, gracias. Tomaré una cerveza.

-Bien, ahora vuelvo.-Vanesa se dirigió de nuevo a la barra a pedir la consumición de la doctora. Mientras García no perdió el tiempo y fue directo al grano.

-Señorita Olivia, ¿Qué fue eso con Vanesa?

-¿De qué estás hablando, Marco?- Olivia se hizo la tonta. ¿Tanto se había notado que se sentía atraída por la inspectora?

-Vamos, a mí no me engañas. Hace mucho que te conozco. De repente eres educada con Vanesa. ¿Has cambiado de opinión hacía ella?

-Marco, sigo pensando lo mismo sólo que ahora en un ambiente más distendido bajo la guardia y me relajo. No tengo por qué ser borde con ella. En realidad Vanesa no me ha tratado mal para que yo sea maleducada.

-En eso tienes razón. Sólo que ya te dije que ella no era lo que aparentaba. Y más pronto que tarde, veo que te vas a dar cuenta de eso.

-No digas tonterías. No quiero saber nada más de ella más de lo estrictamente necesario. En serio, ella y yo no pegamos ni con cola.

-Veremos...-Contestó García mientras se acercaba Vanesa con la cerveza de Olivia. Él sabía perfectamente que los polos opuestos se atraían y se podía aplicar perfectamente a la aparente atracción que se palpaba entre sus dos amigas.

Los tres pasaron un rato muy agradable. A Olivia le sorprendió gratamente Vanesa. Tenía razón García. Tenía una imagen de ella que no correspondía con lo que acababa de ver en la inspectora. Ésta era una mujer cercana, muy sencilla y con la que se podía hablar de cualquier tema de conversación. Además de parecerle muy atractiva a la doctora. Cuando Vanesa no la miraba, Olivia se centraba en observarla detenidamente. Tenía que reconocer que además de ser atractiva, debía tener un cuerpazo. Pero no, ella no podía sentir nada por una mujer como Vanesa. Aunque le resultara una mujer muy interesante en todos los aspectos, seguro que sólo quería a las mujeres para acostarse con ellas. Y ella no buscaba eso en una mujer. No sería una más en su lista de conquistas.

Y a Vanesa le pasó algo parecido. Aunque a ella ya de primeras la doctora le había gustado, y mucho. Tenía ojos y sabía valorar lo que de verdad valía la pena. Pero como le dijo García, era una mujer demasiado femenina para ella y además no era de pasar solo una noche. Vanesa sí le gustaría acostarse con Olivia, pero luego no querría saber nada más de ella. Y estaba pensando en sí merecía la pena mezclar el trabajo con el placer por una noche loca. Quizás no, quizás lo mejor sería buscarse a otra chica que no fuera la forense y así poder satisfacer las ganas que tenía en ese momento de la doctora.

Malasaña I. (5° Historia)Where stories live. Discover now