Capítulo 5

12.4K 682 4
                                    

Recordad que esta es la versión antigua, la nueva esta disponible completa en mi perfil.

– ¿Celosa de esa posibilidad?–preguntó con una sonrisa burlona

– Por mí, como si se acuesta con media Italia, no estoy celosa–di media vuelta dispuesta a marcharme, pero su mano en mi muñeca me lo impidió, tiró de mí estrechándome entre sus brazos con fuerza– Suéltame–exigí removiéndome intentando liberarme

– Tranquila, con la única que me acostaré de ahora en adelante, será solo contigo–susurró en mi oído, mi respiración se cortó por unos segundos, sentía mis piernas temblar ligeramente, esa maldita sensación en mi estómago apareció poniéndome nerviosa, mis mejillas comenzaron a calentarse, levanté la mirada chocando con sus ojos grises, los cuales tenían un toque de diversión.

Poco a poco fue acercando su rostro al mío, su respiración erizaba mi piel, el aroma de su perfume era tan embriagante, un escalofrío me recorrió por todo el cuerpo al sentir sus labios rozar levemente los míos.

– Señor, disculpe la interrupción, pero la reunión está a punto de comenzar–unos toques a la puerta y la voz de la nueva secretaria al otro lado me hizo volver al mundo, me alejé de él dándole la espalda totalmente avergonzada

– No te vayas, volveré pronto–asentí sin saber si me había visto o no.

Una vez que escuché como se cerraba la puerta, me desplomé en el sillón escondiendo mi rostro entre mis manos, ¿Qué rayos estuvo a punto de pasar?, Daniela, sin lugar a duda creo que estás enloqueciendo.

Al cabo de una hora y media esperando, apareció con el ceño fruncido, rodé los ojos, como siguiera frunciéndolo se le quedaría como expresión natural, detrás de él entró la secretaria, al verme me dirigió una mirada despectiva la cual ignore

– ¿Qué haces aquí?–me preguntó enfadado haciendo que ella sonriera con burla

– Tú me dijiste que esperara, pero veo que no estás de humor, mejor me voy–me levanté recogiendo mis cosas

– No, quédate, hay cosas de las que tenemos que hablar–pasó una mano por su cabello revolviéndolo con exasperación, se sentó en su sillón soltando un suspiro

– ¿Puedo saber qué pasó?–

– Problemas con la inauguración del nuevo hotel en París, por lo tanto tendré que viajar mañana–

– ¿Desea que reserve las habitaciones en el hotel?–preguntó con voz melosa y una sonrisa coqueta

– Solo para ti, quiero que mandes a que limpien mi apartamento allí–

– ¿Acaso ella ira?–cuestioné enarcando una ceja

– Soy su secretaria, mi deber es acompañar al señor a sus viajes–me miró con superioridad a lo que bufé rodando los ojos

– Claro... Me olvidaba de eso, bien como no pinto nada más aquí, me voy–me coloqué el abrigo dando media vuelta en dirección a la puerta

– Prepara tu maleta, pasaré por ti temprano–detuve mis pasos y me giré mirándolo impresionada al igual que Octavia– Estaría mal, que fuera a la ciudad del amor sin mi prometida–ante sus palabras sentí algo removerse en mi interior, desvié la mirada a Octavia la cual estaba roja de celos, aquello me causo gracia, seguro pensaba que lo iba a poder conquistarlo en el viaje, solté una pequeña risa, asentí marchándome de ahí.

– ¡Dani!–gritaron mi nombre una vez salí del ascensor, me giré viendo a Donia acercarse a mí corriendo

– Hola– saludé una vez llegó a mí

– Nada de hola, no sabes cuánto siento que te despidiera por mi culpa–se disculpó afligida, a lo que yo sonreí

– Tranquila, no me despidió, vamos a tomar un café y té cuento–la agarré del brazo caminando hacia la salida, pero ella me detuvo

– No puedo irme, tengo trabajo–

– Vamos, no te pasara nada, de eso me ocupo yo–me miró no muy convencida, pero asintió, ambas salimos y nos dirigimos a una cafetería cercana la cual estaba medio vacía, pedimos algo de beber y nos sentamos

– ¿Cómo es que no te despidió?, todos hemos visto a la nueva secretaria pavonease como si fuera la dueña–

– Bueno, digamos que sí, pero no–me miró más confusa que antes a lo que suspiré– Ok, te lo diré sin rodeos... Me voy a casar con él, por eso tiene una nueva secretaria–casi se atraganta con su café al escucharme, me miró sorprendida

– ¿Cómo es posible?, tú siempre has dicho que no querías nada con él–

– Bueno, aún no lo queríamos hacer público, por él qué dirán, ya sabes, así que fingía–me recosté encogiéndome de hombros

– ¿Desde cuándo estáis juntos?–

– Año y medio más o menos–me sorprendí de lo fácil que se me estaba haciendo mentir

– Vaya, quien lo diría–nos quedamos en silencio por unos minutos, hasta que decidimos cambiar de tema y hablar de cualquier otra cosa.

Al cabo de un rato tuvo que marcharse, yo me quedé mirando a la gente pasar, reflexionando sobre todo lo que estaba pasando en mi vida en tan corto tiempo

– Han pasado 4 años y estás más hermosa que antes–dijo una voz detrás de mí, me giré encontrándome con unos ojos marrones que me miraban con diversión

– ¡Stefano!–me emocione al reconocerlo, me levanté abrazándolo con fuerza– ¿Cuándo has vuelto?–pregunté separándome de él y nos sentamos

– Hace unos días, me gusta saber que te alegra mi regreso–

– Pues claro que me alegra, aunque nuestra relación terminase, yo te sigo considerando mi amigo–sonreí haciendo que él también lo hiciera

– Bueno, yo volví con la esperanza de recuperar algo más que tu amistad–dijo con una sonrisa agarrando mi mano entre las suyas acariciándola con suavidad, me quedé sin palabras, no me esperaba algo así, una mano me agarró por el brazo levantándome, me encontré con los ojos grises que brillaban de pura furia

– ¿Puedo saber que pasa aquí?–preguntó Fabrizio con voz ronca

– ¿Quién eres tú?–Stefano me agarró por el otro brazo tirando de mí acercándome a él y alejándome de Fabrizio– ¿Estás bien?–preguntó colocando su mano en mi mejilla, Fabrizio la retiro de forma brusca

– No la toques–siseo molesto, ambos se miraban con furia, el ambiente era muy tenso

– Basta... Los dos–dije interponiéndome entre ambos, suspiré mirando a Stefano– Él es Fabrizio, mi prometido–me miró impresionado, dibujo una sonrisa triste

– Entiendo, siento la confusión–se disculpó tendiéndole la mano, pero la miró con desagrado sin aceptarla

– Será mejor que me marche, ya nos veremos–asentí algo avergonzada por toda la situación, hizo un gesto con la mano y se marchó dejándonos solos

– Nos vamos–volví a asentir sin atreverme a mirarlo, el tono de su voz era hostil, recogí mis cosas con rapidez, me tomó del brazo con fuerza, comenzó a caminar arrastrándome con él. Ambos salimos de la cafetería, él seguía sin soltarme del brazo y su agarré cada vez era más fuerte

– Me hace daño–dije por lo bajo para que nadie escuchara, pero me ignoró por completo, una vez delante de su coche, abrió la puerta del copiloto, hizo un gesto con la cabeza, suspiré entrando en este

Cerró la puerta con algo de fuerza, cerré los ojos conteniendo mi enfado, se estaba comportando como un auténtico animal y eso no iba a permitirlo, cuando entró, arrancó conduciendo hacia una dirección desconocida para mí, tampoco iba a preguntarle, no pensaba dirigirle la palabra por ahora.

Apoyé mi cabeza contra el cristal contemplando el paisaje, cerré los ojos disfrutando del movimiento del coche, cada vez iba sintiéndome más adormilada.

Entre tus Manos [Versión antigua]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz