Capítulo 15

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No me gustaban los hombres posesivos, siempre hui de ellos, los consideraba tóxicos, el tono de su voz, su mirada, su agarre en mi cintura, incluso el beso, todo estaba siendo enteramente posesivo y demandante, pero lejos de querer alejarme o sentir desagrado por ello, mi corazón latía con fuerza, mis piernas temblaban, y una gran excitación recorría mi cuerpo.

– Creo que ahora eres tú el celoso–susurré sin poder dejar de mirar sus ojos

– No sé lo que es sentir celos–comentó con arrogancia, sus manos descendieron hasta agárrame el culo

– Es justo lo que estás sintiendo ahora–él negó con la cabeza, acercó su rostro a mi oído

– Lo que siento ahora, es otra cosa–cogió una de mis manos guiándola hasta su entrepierna, la cual tenía una creciente erección

Soltó mi mano, llevó la suya hasta uno de mis muslos, lo levantó ordenándome silenciosamente lo que quería, asentí impulsándome de un pequeño salto el cual aprovecho para cargarme, pasé ambas piernas por su cuerpo sujetándome bien, sin soltarme camino conmigo hasta sentarme en algo frío que me hizo estremecer, miré dándome cuenta de que estaba en la mesa de cristal

– ¿Estás loco?, Se puede partir–dije con intención de bajarme, pero me lo impidió

– Que se rompa, compraré otro–rodé los ojos antes sus palabras

– No se trata de eso, si no de que podríamos clavarnos los cristales–suspiró asintiendo– Volvamos a la encimera–comenté mordiéndome el labio, sus ojos brillaron de lujuria, volvió a agarrarme dirigiéndose a la cocina

Me dejó en la encimera sin dejar de besarme, sus manos fueron hacia la camisa la cual abrió de golpe haciendo que los botones salaran por los aires, abandono mi boca centrándose en mi cuello, poco a poco fue descendiendo hasta llegar a mis pechos, antes de que pudiera tocar alguno, comenzó a sonar su móvil.

– Mierda...–susurró alejándose– Debo contestar, es importante–dijo incorporándose, lo sacó del bolsillo de su pantalón se dio la vuelta comenzando a hablar en un fluido inglés.

Me mordí el labio con fuerza, me sentía demasiado excitada como para dejarlo así, mordí mi labio inferior contemplando su cuerpo comencé a acariciar mis pechos, eche mi cuerpo hacia atrás en la encimera subí mis piernas completamente abiertas, fui descendiendo hasta llegar a mi coño, introduje mis dedos haciendo que se me escapara un jadeo, él se giró mirándome con sorpresa, Una sonrisa apareció en sus labios, pidió disculpas un momento, se acercó a mí mirándome con lujuria

– Eres toda una traviesa...–susurró acercando su rostro al mío– Tendré que castigarte–tomo mis labios de forma lenta causándome estremecimientos por todo el cuerpo, se separó sonriente, colocó un dedo en mis labios– Si se te escapa un gemido, tu castigo será más intenso–asentí lamiendo su dedo

Volvió a la llamada, introdujo dos dedos en mi interior, cerré los ojos con fuerza, había sido una intromisión algo brusca, se quedó quieto por unos instantes.

Movía sus dedos en círculos, era algo molesto, pero la excitación que sentía comenzaba a ser mayor, mordí mi labio inferior reprimiendo los jadeos que amenazaban con escapar, comenzando a penetrarme con ellos de forma lenta, me aferraba al borde de la encimera con fuerza.

Había aumentado el ritmo de las penetraciones, movía mis caderas al son de sus dedos, eche la cabeza hacia atrás mordiendo con más fuerza mis labios

Reprimí un fuerte gemido al sentir sus dedos sobre mi clítoris, lo pellizcaba, rozaba, le daba pequeños golpecitos, sentía que mi piel quemaba, que todo mi cuerpo vibraba de placer, abrí los ojos mirándolo con lujuria, él sonrió con malicia, saco sus dedos haciéndome sentir vacía, se despidió rápidamente, corto la llamada, dejó su móvil a un lado.

Entre tus Manos [Versión antigua]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora