Capítulo 24

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Me guió de vuelta a la habitación, me posiciono delante de la cama, tomó mis labios con pasión, sentía sus manos deslizándose por mi espalda en busca del cierre del vestido, me estremecí al sentir sus dedos sobre mi piel

– Espera...–dije separándome– Yo... Quisiera ponerme una cosa–me miró algo confuso

– ¿Qué cosa?–

– Compre algo y–

– ¿Compraste algo pensando en mí?–me interrumpió un tanto incrédulo, agaché el rostro mordiéndome el labio inferior asintiendo, sentía mis mejillas calentarse, sus dedos se posaron en mi mentón levantando mi cabeza– No te avergüences, póntelo–volví a asentir nerviosa, fui hacia mi maleta, la tumbé en el suelo abriéndola, rebusqué entre la ropa hasta sacar una bolsa.

Me miré al espejo, tenía la cara completamente roja, me sentía avergonzada, se transparentaba todo, prácticamente era como no llevar nada, suspiré deshaciendo el peinado, mi cabello cayó sobre mis hombros como una cascada ondulada.

Las manos me temblaban ligeramente, llevaba un par de minutos intentando tomar valentía para salir, respiré hondo abriendo despacio la puerta, lo vi de espaldas mirando a través de la ventana con las manos en los bolsillos, se había quitado todo, menos los pantalones y la camisa blanca, respiré hondo otra vez y salí del baño.

– Eso que llevas, no va a durarte puesto ni un segundo–dijo de repente, se dio la vuelta mirándome con una sonrisa, devorándome con los ojos, se acercó a mí sin dejar de mirarme

Volvió a tomar mis labios, pero esta vez de forma lenta, agarró mis manos llevándolas a su camisa, de inmediato obedecí esa orden silenciosa comenzando a desabotonarla, jadee al sentir su lengua introducirse en mi boca de forma sorpresiva.

Su lengua dominaba a la mía en una especie de lucha que se había formado en mi boca, una vez que le quite la camisa, deslice mis manos por su torso acariciándolo suavemente.

Sus labios abandonaron mi boca para descender hacia mi cuello mordiéndolo suavemente, de un impulso llevé mi mano a su entrepierna acariciándola, estaba dura y podía sentir como palpitaba de la excitación, lleve mis manos hacia el botón de su pantalón con intención de desabrocharlo, pero me lo impidió

Sus manos se posaron en mis pechos masajeándolos con suavidad, pronto comenzó a pellizcar mis pezones, me mordí el labio reprimiendo los pequeños jadeos que se me escapaban, deslizó una de sus manos por mi cuerpo hasta mi entrepierna, comenzó a acariciar mi coño, cerré los ojos disfrutando de las sensaciones que me ofrecían sus caricias.

Todo ceso de golpe, abrí los ojos viendo cómo se alejaba de mí, aquello me dejó confusa, hasta que vi cómo se acercaba a la botella sirviéndose una copa

– A la cama–ordeno haciendo que mi cuerpo reaccionara solo, obedeciendo aquella orden sin rechistar, se dio la vuelta contemplándome– Siéntate y comienza a tocarte para mí–dijo sentándose en un sillón individual frente a la cama

Me senté en mitad de la cama, mordí mi labio sintiéndome nerviosa, hacer esto delante de él era algo vergonzoso, aquella vez en la cocina, fue diferente, algo me impulso a hacerlo, supongo que fue el hecho de que no me miraba, pero ahora tenía esos ojos grises clavados en mí, sin perderse ningún solo movimiento, respiré hondo abriendo despacio las piernas, sentí mi rostro arder con violencia.

– Lo siento no puedo–dije volviendo a cerrarlas sintiéndome una verdadera estúpida, tenía la vista clavada en las sabanas, no me sentía capaz de mirarlo, escuché sus pasos acercarse

– Mírame–negué con la cabeza, lo escuché suspirar, su mano se posó en mi mentón haciendo que levantara el rostro

– Lo siento–susurré sintiendo mis ojos humedecerse, tenía ganas de llorar, me sentía avergonzada ante mi comportamiento de adolescente primeriza

Entre tus Manos [Versión antigua]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora