Capítulo 42

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A los dos días del bautizo, Carlo ya había solucionado el problema, mi vecino estaba realizando la mudanza, Daniela preguntó acerca de que fue lo que paso, pero no pude responderle, era algo que tampoco sabía. Como pago Carlo me pidió quedarse con la casa, sin dudarlo acepte, para sorpresa de ambos él y Julia se mudaron juntos, ese mismo día nos confesaron que mantenían una relación, era algo que tanto Daniela como yo, ya sabíamos, pero aun así los felicitamos, nos alegrábamos por ambos.

Finalmente era el día en que ejecutaríamos el plan, esperaba que saliera bien, si no me tocaría actuar de otra manera y era justo lo que no quería hacer.

Contactamos con Rodolfo, el asesino a sueldo, le ofrecimos un trato bastante beneficioso para él, sin dudarlo acepto, él quería vengarse de Constantino por intentar jugársela.

Lo había llamado citándolo en un bar, llevaría un micrófono junto a una cámara oculta, todo incrustado en un reloj, nosotros estaríamos en una furgoneta escuchando y viendo todo.

– No pensé que fueras a llamarme otra vez–comentó con cinismo sentándose delante de Rodolfo

– Bueno, tienes que pagarme lo que falta–

– No cumpliste con tu trabajo, él sigue vivo–dijo mirándolo fijamente

– No me lo recuerdes, ese hijo de perra me mantuvo cautivo para sacarme información–

– ¿Le has dicho que fui yo?–cuestionó mirándolo con suspicacia

– Por supuesto que no, por eso me soltó, pero me dejó en mal estado, por eso te he llamado ahora–se quedó contemplándolo fijamente por unos segundos, hasta que finalmente asintió

– Eso es algo típico en él–comentó con cierta amargura, Rodolfo suspiró llamando su atención

– Quiero venganza, odio ver como se pavonea por ahí con la zorra de su mujer–apreté los puños ante sus palabras, sabía que tenía que ser convincente, pero eso no quitaba que me enfadase, Constantino parecía pensar sus palabras, pasado unos minutos en silencio, asintió sonriendo

– Un aliado más en contra de mi querido sobrino, siempre está bien–dijo extendiéndole la mano

– ¿No consultas mi unión con tu socio?–cuestionó estrechándole la mano

– No te preocupes por él, estará de acuerdo–

– Perfecto, ¿Cuál es el plan?–Constantino lo miró un tanto suspicaz, pero aun así sonrió de lado llevándose su vaso a la boca

– Calma muchacho, primero tenemos que esperar a que las cosas se tranquilice, el ahora mismo está alerta a todo movimiento–

– ¿Cuándo sabremos que se ha tranquilizado?–

– Cuando la vigilancia en Isabella haya disminuido–

– ¿Su mujer?–

– Es mi hermosa sobrina–dijo relamiéndose los labios, respiré hondo mirando su imagen fijamente, no me gustaba su obsesión con ella

– Comprendo, pero eso puede tardar meses, además creía que el objetivo sería su mujer–

– Ambas son el objetivo, por el tiempo no te preocupes, conociéndolo muy pronto bajara la guardia–su sonrisa no se había borrado, tenía unas enormes ganas de borrársela a puñetazos

– Perfecto... ¿Cuándo conoceré a tu socio?–cuestionó haciendo que Constantino lo mirase fijamente

–Pronto–miró el reloj de su muñeca y sonrió– Está al caer, iba a reunirme con él después de que te fueras–se escuchó el ruido de la campana de la entrada, él levantó la cabeza mirando hacia esta, hizo una señal con la mano, Rodolfo se giró, me quedé sorprendido viendo como Franco Santoro se acercaba a la mesa

Entre tus Manos [Versión antigua]Where stories live. Discover now