Capítulo 35

11.8K 572 1
                                    

– ¿Qué dijo el médico?–preguntó nada más entrar en la habitación, rodé los ojos acercándome a la cama

– Te dará el alta en tres días–resopló molesto recostando su cabeza en la almohada mirando al techo– Pero ha dicho que puedes darte una ducha, pero con cuidado a la hora de enjabonar–me miró con un brillo de felicidad, sonreí mirándolo enternecida– También tendrás que contratar a alguien para que te cuide hasta que estés curado del todo–

– ¿Iba en serio lo de no cuidar de mí?–cuestionó mirándome fijamente

– Claro que iba en serio–

– No lo entiendo, has cuidado de mí todo este tiempo, ¿Por qué no quieres seguir?–preguntó a lo que suspiré cruzándome de brazos

– No deseo volver a pisar el pent-house... Me trae malos recuerdos–iba a alejarme, pero me agarró del brazo impidiéndomelo

– Ya no vivo allí–lo miré sorprendía– Me mude al poco de macharte, me recordaba a ti, a lo que te hice... Así que lo puse en venta–

– ¿Dónde vives ahora?–

– En la casa que compre para que nos mudáramos, el día que decidiéramos tener un hijo–tiró de mí haciendo que quedara inclinada sobre él

– No hagas eso, no debes hacer esfuerzos–susurré quedando absorta en su mirada– ¿Compraste una casa?–

– Sí, para estar con mi amor... Y con nuestros hijos–sentí como mi corazón palpito con fuerza, colocó una mano en mi rostro acariciándolo levemente haciéndome estremecer

– Que no soy tu amor–

– Eres mi amor... La mujer que amo, la que me vuelve loco–acercando su rostro al mío

– Cállate, no sigas diciendo esas cosas–sentía mis mejillas comenzar a calentarse, intente alejarme, pero me lo impidió

– ¿Por qué no?, ¿Acaso hace que tu corazón se acelere?–preguntó con una sonrisa coqueta, negué con la cabeza– Entonces creo que tendré que esforzarme más–susurró contra mis labios haciéndome estremecer, cerré los ojos, giré levemente la cabeza, nuestras respiraciones se mezclaban, estábamos a punto de besarnos,

Cuando la puerta se abrió de forma abrupta haciendo que nos separásemos, fruncí el ceño al ver a Octavia forcejear con Sorrentino que le impedía el paso

– ¡Fabrizio, tenemos que hablar!–exclamó histérica– ¡Tengo algo importante que decirte!–

– Señor, lo siento mucho–

– Deja que pase, quiero saber qué es eso tan importante–él asintió soltándola, ella lo miró con odio, se acercó a los pies de la cama

– Veo que tu querida esposa ha vuelto...–comentó con rencor

– Habla y márchate de mí vista–se le quedó mirando en silencio un momento, después sus ojos se posaron en mí con malicia

– ¿Seguro que quieres que tu mujercita se entere?–

– Iré por un café–dije agarrando mi bolso, su mano en mi brazo me impidió marcharme

– Lo que tengas que decir, lo puede escuchar ella, así que habla–asintió sin borrar su sonrisa

– Estoy embarazada–mis ojos se agrandaron ante la impresión de sus palabras, mi pecho comenzó a oprimirse, miré a Fabrizio, parecía estar tranquilo– ¿No dirás nada?–

– Claro, quiero pruebas de ello, ahora mismo–exigió con frialdad, ella asintió, sacó unos papeles de su bolso y se los entrego, tenía la vista perdida en algún punto, mi pecho ardía, mis ganas de llorar estaban en un punto más alto, ella iba a darle un hijo, miré a Fabrizio estaba concentrado leyendo los análisis, agaché la cabeza sabiendo que nuestro matrimonio ahora sí que no tenía arreglo– Sin lugar a duda... Estás embarazada–

Entre tus Manos [Versión antigua]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora