Capítulo 11

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Eran las 19:50 del sábado, faltaba poco para que él llegara, me miré al espejo sin ninguna emoción, suspiré alejándome, agarre mi pequeño bolso negro, me lo colgué al hombro agarré mi abrigo y salí de la habitación.

Con una sonrisa fingida me despedí de mi familia, mi madre me deseo suerte junto a una de sus sonrisas maravillosas, la abracé sintiéndome segura entre sus brazos, la tentación de contar toda la verdad, era enorme, pero sabía que de hacerlo, algo malo podría suceder, mordí mi boca por dentro guardando silencio.

Salí de casa viendo su Audi negro, suspiré acercándome, abrí la puerta entrando en este, murmure un hola, el cual no se molestó en responder, solo comenzó a conducir, apoyé mi cabeza contra el cristal mirando el paisaje, el único ruido que se escuchaba era la radio, entre ambos se había construido un muro bastante grueso y alto.

Al cabo de unos minutos, llegamos a un complejo residencial de villas, todas y cada una era más impresionante que la anterior, paro el coche delante de una, era color crema, el jardín delantero era grande tenía una pequeña fuente rodeada por flores, él salió del coche e imite su acción, se acercó a mí cogiéndome de la mano haciendo que le mirase, sus ojos parecían puro hielo.

– Recuerda que estás enamorada–sonreí amargamente asintiendo, no dijo nada más, tiró de mí con poca delicadeza hasta la entrada, tocó el timbre y al poco la puerta se abrió, salió una señora entrada en años algo regordeta, sonrió con felicidad

– ¡Mi niño, que alegría verte!–exclamó abrazándolo con cariño, él soltó mi mano devolviéndoselo

– También me alegra verte nana–comentó con una sonrisa separándose de ella– Mírate, estás preciosa–

– Eres un zalamero–dijo riendo levemente– Ahora dime una cosa, ¡¿Cómo es posible que te comprometas y no me lo cuentes?!–preguntó pegándole en el brazo haciendo que se quejara

– Vamos no te enfades, vengo a presentarla–dijo dándose la vuelta mirándome con una sonrisa, se acercó a mí, pasó su mano por mi cintura pegándome a él– Te presento a Daniela Moretti, mi futura esposa–

– Buenas noches, señora–salude con una débil sonrisa

– Buenas noches, querida, yo soy Plácida Rinaldi–me extendió la mano la cual estreche sin borrar la sonrisa–Pasad, os esperan–se hizo a un lado, aun con su mano en mi cintura, me hizo caminar a su lado

Al entrar en la casa quede totalmente fascinada, parecía un barco por toda la madera que había, tanto en el suelo como en algunas partes de las paredes, las escaleras de subida eran de cristal

– Ya habéis llegado, que alegría–me giré al escuchar la voz de su hermana aparecer por una esquina, se acercó a nosotros, lo abrazo primero a él, para después abrazarme

– ¡Tío!–gritaron dos niñas de unos 6 años, eran gemelas, ambas eran casi idénticas, tenían el cabello rubio, su diferencia era que una tenía los ojos azules y la otra de color verde, corrieron hacia él abrazándose a sus piernas

– ¿Cómo están mis pequeñas guerreras?–preguntó cogiéndolas en brazos haciéndolas reír

– Bien, ¿has traído regalos?–preguntó la pequeña de ojos verdes, se notaba su energía nada más verla

– ¡Patrizia!–regañó Isabella mirándola con el ceño fruncido

– Esta vez no–dijo bajándolas al suelo, ambas hicieron un tierno puchero– Hoy he venido a presentar a alguien especial–ambas me miraron con curiosidad, sonreí saludándolas con la mano

– Hola, me llamo Daniela, ¿Cómo os llamáis?–pregunté inclinándome un poco hacia delante

– Yo soy Marena y ella es mi hermana Patrizia–comentó con educación la de ojos azules con una tierna sonrisa, extendiéndome la mano

Entre tus Manos [Versión antigua]Where stories live. Discover now