Capítulo 45

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Pov Fabrizio

Finalmente Daniela se marchó, la conversación había quedado en el aire, sabía que no estaba de acuerdo con lo que iba a hacer, pero era necesario, tenía que deshacerme de ese parásito para siempre.

Me había dolido que se alejara de mí, al igual que su mirada asustada ante mis palabras, suspiré sentándome en una de las sillas que Carlo había traído, también sentamos a Constantino en una de ellas con las manos esposadas en los brazos de esta.

Habían pasado alrededor de diez minutos cuando Santoro comenzó a despertar, al verme delante de él palideció ligeramente, sonreí con burla ante su mirada atónita

– ¿Qué haces tú aquí?–cuestionó intentando levantarse, pero se dio cuenta de que estaba esposado– ¿Por qué llevo esto puestos?–

– Sabes perfectamente que hago aquí, las llevas porque Carlo te las puso–

– ¿Cómo supiste de todo?–preguntó soltando un suspiro, me sorprendió que no se hiciera el desentendido

– Lo sabía todo desde el principio, Rodolfo era mi espía–

– Debí imaginarlo–dijo con cierto odio en sus palabras– Te recomiendo que me sueltes, mande por correo todos los papeles en los que te incriminan en diversos delitos, así que en estos momentos, toda la policía sabe de tus trapos sucios, serás detenido y que me retengas, solo agravara más tu situación–me quede mirándolo en silencio, desprendía seguridad ante sus palabras, sin que se lo esperase comencé a reír a carcajada limpia

– No comprendo, cómo llegaste a ser comisario de la policía siendo tan estúpido–me miró desconcertado, me agache a su altura sin dejar de sonreír– Esos papeles que me "incriminan", ¿nunca los leíste verdad?–cuestioné incorporándome– No, claro que no, te sentías tan seguro pensando que me tenías en tus manos, que jamás se te ocurrió siquiera echarles un vistazo–

– ¿Qué quieres decir?–

– Si te hubieras molestado en leerlos, jamás me hubieras traicionado, en esos papeles no figura mi nombre, ni mis empresas por ningún lado, ni siquiera Carlo que es mi abogado–su mirada era de confusión total rodé los ojos incorporándome– Para que lo entiendas, en todos esos papeles sale como que, TÚ, fuiste quien realizo todas esas cosas y si investigan tus cuentas bancarias, el rastro del dinero jamás llegaría a mí–

– No, eso no es posible–

– Claro que lo es, ¿acaso creías que iba a dejar documentos de esa magnitud en manos de alguien en quien no confiaba plenamente?–cuestioné mirándolo con burla, rápidamente su rostro fue adquiriendo un tono rojizo, supongo que de la furia que estaba sintiendo

– ¡Diré la verdad, que tú eres el responsable de todo!–gritó colérico

– ¿Acaso crees que te creerán con todas esas pruebas en tu contra?–

– Cuando los altos cargos lo lean, harán desaparecer todo, será como si no hubiera pasado–dijo con seguridad sonriendo sintiéndose victorioso

– Por eso mismo, mande una copia a todos los medios de comunicación del país–su sonrisa se desvaneció y la mía se amplió– Con la prensa detrás como perros, lo único que les queda será, encarcelarte–negó varias veces con la cabeza

– ¡Por favor perdóname!, ¡Juro que no te volveré a traicionar, seré tu perro más leal!, ¡Pero por favor no dejes que me envíen a prisión!–gritó suplicándome, respiré hondo disfrutando de aquello

– No perdono a los traidores, además...–volví a agacharme, lo agarré con violencia de su camisa acercándolo a mí mirándolo con odio– Agradece que no te mato, por poner tus sucias manos encima de mi mujer–lo solté con brusquedad–llévatelo antes de que pierda la paciencia, y falte a mi palabra–dije mirando a Carlo, él asintió acercándose a él.

Entre tus Manos [Versión antigua]Where stories live. Discover now