Capítulo 41

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Unas pequeñas manos se posaron en mi rostro haciendo que mirase a esa persona, Daniela me miraba con curiosidad, suspiró soltándome, se levantó de la cama mientras cubría su desnudez con mi camisa blanca

– ¿Qué te ocurre?, Llevas raro unos días–cuestionó cruzándose de brazos, suspiré sentándome

– Descubrí quien es el autor detrás de mí intento de asesinato–me miró sorprendida, rápidamente subió a la cama de rodillas

– ¿Quién fue?–

– Constantino, justo como yo pensaba–

– ¿Cómo lo has confirmado?–preguntó a lo que desvié la mirada sin saber exactamente si contarle lo sucedido, me senté al borde de la cama, agarré mi bóxer colocándomelos

– El asesino a sueldo hablo por fin, se resistió, pero lo hizo–

– ¿Por qué siento que hay algo más?–suspiré asintiendo mirándola a través del espejo

– Es que lo hay, Constantino tiene un cómplice, alguien cercano a mí–

– ¿Alguna idea de quién puede ser?–negué con la cabeza sentándome

– No, pero cuando lo descubra... Le haré pasar un infierno–dije apretando los puños, me sentía expuesto, podía ser cualquiera de mi entorno y yo no tenía ni idea de quién se trataba, eso era algo que no me gustaba, sobre todo, porque no sabía cuánto podía saber esa persona sobre mí.

– Puedes ponerlos a prueba, así sabrías quien te sigue siendo leal–comentó abrazándome por la espalda, colocó su mentón en mi hombro

– Me gusta tu idea...–giré la cabeza mirándola, ella sonrió contenta se alejó de mí colocándose todo el cabello a un lado, era una visión verdaderamente sensual– Creo que voy a premiarte por una idea tan brillante–dije levantándome, ella ladeó la cabeza mirándome con esa inocencia que me encantaba

Ese simple gesto fue como una corriente eléctrica de excitación directa a mi entrepierna, una sonrisa seductora se dibujó en mis labios, subí a la cama de rodillas, me acerqué a ella colocando mis manos en su rostro acercándolo al mío comenzando a besarla con pasión.

Pasaron unos días, la prueba se realizó de forma secreta, incluso Carlo se sometió a ella, fue su elección, yo confiaba plenamente en él, para suerte de todos los que trabajaban para mí, la superaron con éxito, era el momento de trazar un plan, tenía que deshacerme de Constantino y de su cómplice.

Un mes había pasado el plan ya estaba elaborado, solo faltaba ponerlo en ejecución, eso sería muy pronto, debíamos dejar que pasara más tiempo para que él se confiara más, mientras dedicaba mi tiempo libre al trabajo y a mi Daniela.

Aun cuando la miraba la culpa me azotaba, la hice sufrir solo por imbécil, me di cuenta muy tarde de que ella, era la mujer perfecta para mí, estaba dispuesto a no cagarla más, no iba a permitir que se alejara de mí, casi la pierdo y fue una agonía.

Desde que me había perdonado la invite a varias citas, la colmaba de regalos, de todo el amor que podía darle, adoraba ver sus ojos llenos de alegría e ilusión, había conseguido que volviera a vivir conmigo gracias a la intervención de Carlo y Julia, me sorprendió que ella me ayudara en eso.

Ahora mismo contemplaba como se arreglaba, teníamos el bautizo de Andreana Mancini, habíamos sido invitados aunque algo me decía que yo solo iba en el paquete, me levanté de la cama, en silencio me acerqué a ella abrazándola por la espalda

– ¿Es necesario que vayas tan hermosa?–comenté acercando mi rostro a su cuello aspirando el dulce aroma de su perfume

– No exageres, voy normal–dijo riendo, me aleje de ella contemplándola llevaba un vestido azul oscuro con estampado de flores rosas, tenía una apertura desde la mitad del muslo y un escote algo pronunciado

Entre tus Manos [Versión antigua]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora