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Frente a la primera croqueta de salmón presentada ante él, Jimin ni siquiera se propuso tomar los utensilios que Yoongi dejó a su lado. La tomó con un quejido por lo caliente que estaba y se la devoró en dos mordiscos enfurruñados, soplando con la comida en la boca. Después volvió a dejarse recostar sobre la isla, limpiándose los dedos con lamidas rápidas. 

Con la cabeza apoyada en su brazo, sintiendo el aroma a cedrón en su sudadera negra, Jimin continuó mirando a Yoongi de reojo. Su alfa estaba preparando un caldo mientras en la televisión de la sala se oía el entretenido episodio de un programa de variedades relacionado a comidas internacionales. Vio a Yoongi sonreír cuando notó su pequeño plato vacío. 

—¿Te ha gustado?

Jimin asintió una vez y Yoongi continuó encargándose del verdadero platillo de la noche. Después de probar el caldo que preparaba a fuego lento, su novio asintió al resultado y sacó las otras croquetas que freía de antes.

Las croquetas se las preparó solo para entretenerlo en lo que esperaban la cena. 

Con cuidado y más elegancia de la que Jimin hubiera usado para hacer lo mismo, Yoongi le dejó otras tres frente a él. Jimin sacó una de nuevo, quemándose, pero sin quejarse mucho. Su alfa le presionó la frente con el índice.

—Sopla antes de comer, o espera a que se enfríen.

Jimin continuó comiendo en silencio. Le correspondió la mirada, eso sí.

Su alfa ya estaba con pijama y en un claro resplandor post-orgasmo, todo relajado y contento, con el cabello negro hipnotizando sus pensamientos menos inocentes. Aparte de eso, además se atrevió a apoyar los antebrazos descubiertos en el borde de la isla y mirarle atento, con ojos alegres.

—¿Sigues molesto? —Yoongi lo observaba con una sonrisa pequeña—. Puedo prepararte algo más si quieres, lo que tú me digas. 

Jimin abultó los labios. —No estoy molesto —murmuró, la segunda croqueta ya desaparecida de sus manos. 

Y era cierto, Jimin no estaba molesto, solo un poquito descontento porque estaba ya con todos los síntomas de su calor y su lobo no dejaba de reclamar por el nudo que no recibió. 

—Sabes por qué no lo hice. 

Jimin asintió. —Para más efectividad —Yoongi le dio la razón con un sonido grave—. No quiere decir que esté menos triste, alfa.

—¿Estás triste?

—No. Un poco. No sé —se quejó, dejando caer los hombros y echando la cabeza hacia atrás—. No me he sentido así de necesitado por el aroma de nadie jamás. Solo quiero estar pegado a ti, y rodearme de tu aroma, y besarte, y sentirte dentro, y decirte lo muchísimo que te amo y que estoy vuelto loco por ti —Inhaló profundo—. Y nuestra sudadera ya no es suficiente, te quiero alrededor ahora ya. 

Yoongi se rio en silencio, sin dejar de mirarlo. —Nuestra sudadera. No recuerdo cuándo fue que se convirtió en nuestra. 

—Ay, ni lo intentes, alfa. Se convirtió también en mi sudadera el día que estuviste en Saint Gabriel y la saqué estando ebrio. 

Yoongi se dio vuelta para continuar preparando el caldo.

—Has sido tan irresponsable, también —Jimin se quejó tras suyo. 

—¿Qué hice?

—¡Evolucionaste! A esta versión de ti tan caliente. ¡Antes ya eras dulce y atractivo! ¡Ahora no puedo dejar de mirarte y sentir cosquillas en el vientre!

Yoongi sintió su corazón saltar contento ante los halagos que ha recibido toda la hora de parte de su omega. Su lobo más que orgulloso. Su ego y confianza disparándose cada vez que sentía el aroma de Jimin endulzarse por un encuentro de miradas. 

Want you to love me || YM ||  ~MilaWhere stories live. Discover now