Want you to love me || YM || ~Mila

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Jimin salió del ascensor con la mochila colgando de su hombro y dos libros que deberían servirle para el informe de la próxima semana entre sus brazos. Aún era temprano, y posiblemente no pasaban las dos de la tarde, pero Jimin aun así ya estaba listo para ir a ver a Yoongi. Como buen fin de semana el alfa solía quedarse en casa. 

Los malos fines de semana era cuando sí decidía trabajar.

Jimin entró al penthouse ingresando la contraseña. Yoongi solía tomar siestas a lo largo del día cuando no trabajaba, así que entró haciendo la menor cantidad de ruido posible, solo por si acaso. Al ingresar, sin embargo, se lo encontró bastante despierto. 

—Hola —Jimin saludó con tono curioso, cerrando la puerta detrás de él y acercándose a las cajas amontonadas en el suelo, junto a una variada mezcla de pertenencias y ropa que no había visto nunca—. ¿Ocupado?

Dejó su mochila y los dos libros sobre el sofá antes de terminar de acercarse.

—Ah, sí —Yoongi se quejó, sacando algunos libros del interior de una caja pequeña. Ropa, zapatos, aparatos pequeños, aparatos medianos. El piso estaba repleto de ellos—. Ven, ayúdame a buscar.

Jimin se sentó frente al más alto. —¿Qué estamos buscando?

—Un álbum de fotografías. Nani quiere una en específico, una algo antigua. Estoy bastante seguro de que la tengo por aquí —Jimin pausó sus movimientos de inmediato. Sus ojos brillaban con una sorprendida ternura—. ¿Qué?

—¿Por eso luces tan emocionado?

—Ah, no empieces. 

Jimin soltó un risita, juntando las cejas y llevándose las manos al corazón. Yoongi hizo lo posible por ignorarle y continuar la búsqueda que lo llevaba perdiendo más de una hora de su vida. En ese tiempo ya hubiera estado en el aeropuerto. 

—Entonces —Jimin suspiró—. Una vieja fotografía. ¿Alguna otra pista?

—Bueno..., el álbum está definitivamente en una de estas cajas. No está en el resto del departamento, así que es la última esperanza. Solo debemos buscar bien. 

—De acuerdo. ¿Qué clase de fotografía es?

—Una de ambos. Tiene de fondo la mansión. Yo tenía unos quince y ella todavía trabajaba en la casa de mis padres, así que estaba con el uniforme. 

Jimin apoyó los codos sobre una caja, sonriendo atento. 

—¿Por qué no me hablas más de ella? —le preguntó—. Quiero escuchar otras anécdotas de tu infancia. Las que no me has contado ya.

—No se me hace fácil hablar de mi infancia, eso ya lo sabes. Nunca tengo nada bueno que contar. 

—Tu nani es algo bueno que contar. Hizo el papel de madre y abuela en tu vida. 

—Mi nani no es como tu abuela, Jimin. A ella le pagaban. 

El omega chasqueó la lengua. —Ahhh, eso ni tú te lo crees. Si sólo con mirarte se puede decir lo ansioso que estás por encontrar esa foto. ¿Y por qué? Ella te lo pidió, ¿no? —Yoongi confirmó con un sonido afirmativo—. Sabes que la hará feliz, y por eso estás feliz tú. Eso de que te criaba por dinero no se lo cree nadie. 

—Mi padre lo cree...

—Tu padre es un idiota. 

Yoongi medio sonrió. —Mi padre es un idiota —murmuró, asintiendo. Terminó de vaciar la caja de los libros, así que levantó la mirada en busca de alguna más—. ¿Qué hay de esa?

Jimin miró la caja en la que se afirmaba y comenzó a sacar las cosas. Rebuscó entre libretas, cuadernos y libros pequeños. 

—Ay, lo encontré.