A Jimin le gusta llamar a Yoongi su alfa (y Yoongi hace lo posible para fingir que no le gusta).
♔ Slowburn, con una pizca de drama y muchas escenas románticas.
♔ Jimin es una bolita de energía y amor.
♔ Yoongi no es malo, pero sí es re lento.
Dud...
Cuando Jimin abrió los ojos notó que la televisión seguía encendida. La pantalla mostraba el nombre de la última película que comenzaron a ver antes de dormirse en plena sala de estar. La mesa de centro estaba repleta de migas de papitas, una caja de pizza vacía y media docena de latas de cervezas.
Jimin se sentó sobre el sillón con la mano en su cuello, alcanzando el control remoto. En cuanto apagó la televisión volvió a acomodarse en el rincón de su sillón, enterrando la cabeza en la almohada y subiendo la manta hasta su nariz.
Su sillón era cómodo, nunca le molestó pasar la noche sobre sus cojines ni en los peores ambientes. Esperaba que Jungkook, que seguía acomodado en la otra orilla con el brazo detrás de su nuca, pensara lo mismo por la mañana.
Si despertaba con el cuello torcido Jimin ni siquiera pensaba plantearle excusas, él fue quien se había aparecido con la idea de pasar la noche viendo anime, después de todo. Aunque por la ligereza de su semblante dormido podía más o menos visualizar que no estaba durmiendo tan mal.
Jungkook era la clase de persona que no pensaba mucho las cosas simples, como aparecerse en el departamento de un amigo con una caja de pizza y dos películas de anime listas para reproducir.
Y le gustaba eso. A falta de Taehyung a su lado, Jimin sentía que Jungkook le hacía bastante bien.
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—¿Y no se lo has dicho a nadie? —Lisa preguntó con el entrecejo arrugado, mirándole sobre su taza de latte. En la ventana de al lado caían y chocaban gotas de la lluvia aún calmada.
—Te lo estoy contando a ti, ¿no?
—¡Una semana tarde! —Algo del latte cayó fuera cuando Lisa volvió a dejar la taza en su plato—. ¿Hace cuánto ese idiota te está molestando?
Jimin rodó los ojos, metiendo un trocito robado de pancake en su boca. Inhaló un poco del aire cálido y dulce de la cafetería antes de volver a mirar a su amiga.
—No sé, hace un par de meses —respondió sin ganas, abultando los labios—. Nunca le he prestado demasiada atención sino hasta el viernes pasado. Nos vemos muy pocas veces, de todas maneras.
—Deberíamos hablar con Yoongi.
—¿Qué? —Jimin arqueó una ceja—. Claro que no. Te estoy diciendo que no es tan importante. Es el típico imbécil que no reconoce cuándo está comportándose raro o cuándo está coqueteando. Además, incluso si habláramos con Yoongi, o con la policía, ¿qué piensas decirles? Mike nunca ni siquiera me ha tocado. Y no puedo demandar a alguien sólo por hacerme sentir incómodo.
