Want you to love me || YM || ~Mila

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En su dormitorio, Jimin se quitó el pantalón después de deshacerse de su camiseta, quedándose solo con su ropa interior por un momento, el tiempo que tardó en encender la televisión. Luego, se dirigió al armario en busca de su vieja sudadera, la que solía usar para dormir.

Jungkook se había quedado con él por algo más de quince minutos, obligado a irse luego de que Namjoon le amenazara con subir y sacarlo de ahí por sí mismo. No había entendido muy bien el porqué, pero, después de mimarle hasta que dejó de llorar, Jimin le había visto salir de su departamento soltando malos comentarios y con una molesta mueca en su expresión, prometiéndole que iría a verle pronto. 

Jimin suspiró.

Después de ponerse la sudadera, Jimin tomó su celular y se acurrucó bajo las sábanas. Mantuvo la televisión encendida solo para no sentirse solo. Mientras revisaba las tendencias del momento en su celular, notó con fastidio que había dejado la luz encendida.

Con el estómago lleno, la ducha caliente y las pocas horas de sueño de la noche anterior cayendo sobre él, Jimin pronto sintió cómo sus párpados se volvían pesados.

De repente, el tono de campanilla que avisaba sobre un nuevo mensaje le hizo abrir los ojos otra vez. 

Sigues despierto?

Jimin cerró los ojos y sonrió, acomodándose bien en su almohada, con la sien apoyada en su brazo. 

Sip

Sin recibir más mensajes, Jimin se removió sobre su colchón. Las sábanas le cubrían hasta la cintura, tapando sus piernas y pies desnudos. El edredón blanco le daba el calor suficiente, aunque, por el frío de las noches actuales, Jimin suponía que ya sería tiempo de comprar más mantas. 

El invierno no sería agradable con nadie este año.

Le echó un vistazo al pollito que Yoongi le obsequió para su cumpleaños antes de volver a acomodarse en su costado, con la cabeza apoyada sobre su brazo. Miró hacia la puerta abierta de su dormitorio, esperando. Su celular ya abandonado sobre el buró. 

Sólo un minuto más...

Y sólo un minuto más fue. 

Escuchando los códigos de su puerta ser presionados, Jimin sonrió. No se movió de su posición más que para acurrucarse un poco más, paciente en lo que escuchaba la puerta cerrarse y los pasos acercarse a su dormitorio. 

—Miren quién llegó —murmuró Jimin, sonriente—. Mi universitario desempleado favorito. 

Yoongi se cruzó de brazos, vestido con su sudadera negra y su pantalón de pijamas azul. El cabello rubio desordenado bajo su capucha, contrastando con el color oscuro de sus pantuflas. 

Cuando apoyó el costado del cuerpo en el marco de la puerta, Jimin lo pudo ver dirigir la mirada al noticiario de veinticuatro horas. 

—¿Qué le sucedió a la tele?

Jimin abultó los labios.

—Se golpeó en el mueble por accidente —Se trataba de una pequeña triza en la esquina—, en uno de sus muchos viajes de aquí a la sala de estar. 

—Te he dicho que dejes de moverla por tu cuenta —Yoongi alegó, con tono de reprenda—. Vas a terminar lastimándote, o lastimando a la tele. No pasé todo un día acompañándote a elegir una para que venga a durarte menos de cinco meses.