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Estaba dispuesto a tirarse a la cama y echarse a dormir, así sin más. Ni siquiera estaba considerando sacarse la ropa. Total, dudaba que volvería a usarla. Con todas las experiencias de la noche, Jimin no quería volver a acercarse a un grupo de ricachones ni a sus fiestas de exquisita comida y carísimos tragos. ¡Apenas eran las tres y estaba agotado!, extraño para él que usualmente disfrutaba de quedarse despierto hasta avanzada la madrugada. 

Yoongi, afirmado en la pared del ascensor a su costado, no parecía tan afectado por el cansancio. Quizá ya estaba acostumbrado a la mala vibra de esas fiestas. 

Jimin soltó un repentino bufido molesto en medio del calmo silencio dentro del ascensor. Yoongi arqueó una ceja hacia él, pero Jimin lo ignoró. 

Su omega se enfadaba cada vez que recordaba a Dyun. 

Jimin suspiró.

Al menos pudo lucir un buen aspecto suyo con esas ropas, y obtuvo un sincero halago del alfa. Por muy insignificante que sonara, Jimin estaba bastante satisfecho. Sin mencionar que, después de volver a entrar a la fiesta, Yoongi había dejado de hablar con cada persona que se le acercase y prefirió contarle algunas anécdotas de fiestas de cóctel pasadas. Algunas incluso muy divertidas. 

La gente subestimaba mucho el sentido del humor de Yoongi. Se quedaban con el aspecto reservado y comprometido del alfa, pero Jimin se solía deshacer en buenas carcajadas con algunas de sus ocurrencias. Especialmente cuando las soltaba con el semblante serio, fingiendo que a él no le parecían tan divertidas. 

Cuando las puertas del ascensor se abrieron en su piso, Jimin abultó los labios. 

—Se me ha quitado el sueño..., y tengo hambre. 

Yoongi exhaló de mala gana, soltando un quejido molesto al mismo tiempo.

—También yo.

Las puertas volvieron a cerrarse. 

Ambos terminaron en el penthouse dos minutos después, sin zapatos y con la ropa más incomoda ya sobre el sillón. Yoongi hizo su camino al dormitorio. Jimin, en cambio, al baño. Ahí, el alfa le ofreció una camiseta de mangas largas y un pantalón de chándal que podía ajustarse en la cintura. 

Ya listo, con la cara limpia y relajado bajo el aroma del alfa, Jimin salió del baño y se dirigió a la cocina. Yoongi estaba sentado ahí, afirmado en la isla mientras revisaba su portátil. 

—¿Algo? —preguntó, sentándose a su costado. 

Yoongi se sacudió el flequillo, leyendo las posibilidades que tenían para recibir comida a domicilio en ese horario. Jimin notó que se le quedó mirando la ropa por un instante más de lo normal. 

—Qué ocurre —El omega se miró rápido. Yoongi estaba de vuelta a leer las opciones de locales—. Si me molestas me voy. 

El alfa sacudió la cabeza, desinteresado.

—Cerró a medianoche, cerró a las diez, otro que cerró a las diez, este está por cerrar... Ah- —Jimin se acercó a la pantalla de golpe, alzando las cejas en entusiasmo—. Este cierra en una hora. 

—Es el que probamos la otra vez —alegó el omega, poniendo mala cara. Miró el rostro ajeno de inmediato—. Dijiste que la carne sabía a suela de zapato —Rodó los ojos en lo que se acomodaba de nuevo—. Como si supieras a qué sabe una suela de zapato.

—Ese no es el punto —Yoongi lo miró. Después, con hombros caídos, miró su refrigerador—. ¿Deberíamos preparar algo nosotros? 

—¿Ya te has dado por vencido? ¡No! Le enviaré un mensaje a Lisa. Si mal no recuerdo, una vez me dijo que uno de sus amigos tiene un local de comida a domicilio que funciona las veinticuatro horas. 

Want you to love me || YM ||  ~MilaDove le storie prendono vita. Scoprilo ora