Capítulo 21: Una Isla Misteriosa

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Una vez que el combate de Gimnasio había terminado, decidieron que sería mejor volver a Villa Raíz para pasar lo que quedaba de día, en vede de pasar la noche en la intemperie que era lo que pasaría si partían hacia su siguiente destino. Donde ya en Villa Raíz, ambas hermanas habían vuelto a su casa con su madre, Owen iba al laboratorio del profesor Abedul, y David volvía a casa con sus padres.

-Sabes hijo, estás haciendo un gran trabajo en los Gimnasio.-Felicitó su padre a su hijo, una vez que habían vuelto al laboratorio para ver los demás Pokémons del chico.

-Muchas gracias papá.-Le agradeció con una sonrisa.-Pero todo el mérito es de Pikachu y los demás, sin ellos nunca podría haber superado esos desafíos.-Comentó, mientras acariciaba la cabeza de su amigo.

-¿Tienes pensado que Pokémons te vas a llevar?-Le preguntó con curiosidad su padre, queriendo saber si tenía algo en mente.

-Pues salvo por Pelipper, seguiré llevándome a Vigoroth, Grovyle, Bagon y Lairon.-Comentó el entrenador, excluyendo a Pikachu, ya que el irá con el.-La verdad es que tengo pensado llevarme alguno que un no haya evolucionado, para seguir ayudándote con tu petición.-Explicó, recordando la petición que su padre le había pedido el día que había iniciado su viaje, y pensando que casi todos los Pokémons que había atrapado, ya habían evolucionado, hasta que vio a cierto Pokémon de tipo normal.-Whismur, espera un momento.-Le pidió al pequeño Pokémon.

Al día siguiente David y Owen salieron de la casa de los Yagami para reunirse con ambas hermanas, donde siguiendo las indicaciones del padre de David, fueron por la ruta 103, donde al llegar pudieron ver como un pequeño río los separaba de la ruta 110. Cómo no iban a nadar ese tramo, Annabeth decidió pedirle ayuda a su Marshtomp, el cual dando tres viajes pudo transportar a los cuatro jóvenes a tierra firme. Volviendo a recorrer la ruta 110, llegaron a Malvalona bastante rápido, donde gracias a unas indicaciones descubrieron que la ruta 118 estaba al oeste.

-¿Enserio, otra vez tenemos que cruzar un río?-Preguntó Maki, al ver como una masa de agua les cortaba el paso.

Aunque antes de poder decir nada, o de que pudieran dar una idea, vieron como un hombre que reconocieron enseguida.

-Hola Máximo.-Saludó Owen, al campeón de la región de Hoenn.

-Hola, vosotros sois los que me disteis la carta de mí padre.-Dijo al reconocerlos.-¿Qué es lo que os trae por aquí?-Les preguntó con curiosidad.

-Pues teníamos pensado ir a ciudad Arborada, para seguir con los desafíos de Gimnasio, y Annabeth con los concursos. -Le explicó el joven entrenador.

-Me alegra veros con tanto espíritu, para lograr vuestras metas.-Dijo feliz Máximo, viendo que ambos jóvenes tenían un gran espíritu.

Aunque antes de poder seguir hablando, pudieron escuchar un poderoso grito, por lo que todos miraron hacia el cielo donde provenía aquella grito, pudiendo ver un Pokémon volador, donde su parte delantera era blanca con una especie de antifaz rojo en sus ojos, y el resto de su cuerpo junto con sus alas de color rojo.

-Esa es Latias.- Reveló Owen, al reconocer al Pokémon Eón.

-Es precisa.-Dijeron a la vez ambas hermanas, al poder verlo mejor, quedando impresionadas por la belleza del Pokémon.

-¿Por qué estará aquí ?-Preguntó confundido, Owen, sabiendo que aunque Latias se podía dejar ver por personas de corazón puro, no era muy normal que se dejara ver.

Sin saber que decir, Máximo solo pudo ver como el Pokémon legendario se acercaba a ellos, y después de moverse entre los cuatro que estaban ahí, mirándolos a los ojos, antes de detenerse en Annabeth.

Pokémon Aventuras Por La Región De HoennDonde viven las historias. Descúbrelo ahora