CAPÍTULO 2

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Los siguientes días fueron caóticos para Melissa, Cartagena estaba de fiesta y el hotel estaba a reventar, había sido elegido para albergar a las reinas que participaban en el certamen de belleza y no tenía tiempo para pensar en nada, ni en ella misma, al igual que Max, que era uno de los encargados del maquillaje y el arreglo de las candidatas, pero a pesar de eso sentía algo dentro que no tenía explicación. 

Las festividades pasaron y Melissa no se sentía mejor, a pesar de que en ese tiempo su ciudad estuvo llena de fiestas y de alegría, ella al salir del trabajo se iba a casa con su hija, no se sentía de ánimos para nada, aunque para ser honestos, en los momentos que tenía tiempo libre, tomaba su teléfono y entraba al chat de Tacher. No tenía ningún mensaje, nunca se habían escrito por WhatsApp, y aunque ella sabía que le debía una disculpa, tenía miedo de tomar esta vez la iniciativa con un hombre y escribirle. Cuando la palabra en línea apareció en la pantalla, el calor que brotó de su interior la asustó y esta se salió del chat. Luego de dos minutos y al darse cuenta de que este no iba a hablarle, negó con la cabeza y tiró el teléfono en el sofá.

Se lo merecía.

Con el cumpleaños de Vic encima, Melissa se distrajo los siguientes días arreglando todo junto a Max, y después de pensarlo mucho decidió celebrárselo en la escuela, aunque estaban de vacaciones, los niños tenían que asistir esa semana para preparar una presentación que tendrían la otra semana en su grado. Ya el otro año Vic comenzaría la primaria.

Que rápido se pasa el tiempo ―pensaba esta mientras subía al carro todos los dulces y cosas para la fiesta.

― ¿Ya le escribiste a Tacher? ―Preguntó Max, que arreglaba el salón de la niña mientras estos practicaban el acto en el patio de afuera.

Melissa lo miró y rodó los ojos, su amigo sabía muy bien que ella no le había escrito nada, y después de pensarlo bien, sintió que fue lo mejor, ahora Tacher solo sería un recordatorio de que el pasado siempre estará presente, a menos que se olvide de él y eso sería lo que haría.

― Ya te dije lo que haré ―respondió lo más seca que pudo.

― ¡Como siempre la burra arisca!

Al escucharlo Melissa se acercó a Max y cortando un trozo de cinta se lo colocó en los labios.

― ¿Por qué mejor no nos apuramos?

De inmediato Max se dio media vuelta y siguió colocando los globos, mientras se quitaba la cinta de los labios y suspiraba enojado.

― Podrás taparme la boca todo lo que quieras, pero esa voz que te incita a pecar, tanto el ángel como el demonio que llevas por dentro, te recordarán a Tacher.

La falsa sonrisa de Melissa brilló en todo su esplendor e hizo que Max sonriera, y las comisuras se le alzaron mucho más cuando sonó su teléfono y contestó con prisa.

― ¡Cuánto tiempo, Tacher! ―Recalcó esa última palabra con todas las ganas del mundo.

Melissa dejó de poner la serpentina y volteo la mirada hacia Max.

― En la escuela de Vic, justo ahora.

La respiración de Melissa se cortaba cada segundo mientras escuchaba a su amigo.

― Claro hombre, como no. Tú sabes que esa niña es hija de ambos.

La cara de Max era toda de satisfacción mientras Melissa se acercaba a él. No la iba a tomar del pelo. Cuando esta llegó a donde él estaba, le arrebató el teléfono de la mano para darse cuenta de que era un mal chiste, pero cuando vio escrito: Bestia trío sensación, a Melissa se le paralizó el cuerpo y de inmediato le devolvió el teléfono al sentir como se le quemaba la mano.

POR PRIMERA Y ULTIMA VEZ [COMPLETO] LIBRO 2Where stories live. Discover now