CAPÍTULO 3

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Los días pasaron y fue la clausura de Vic, la niña con su hermosa toga azul caminó por el escenario bajo las lágrimas de Melissa y Max.

― Si así es hoy, no me imagino cuando se case. ― soltó Max.

Al escucharlo Melissa lo miró arrugando los ojos.

― Vic no se va a casar.

― Pues solterona como tú no se va a quedar, eso tenlo por seguro.

Melisa volvió la mirada a su hija y no dijo nada, hoy no era el día para pelear con Max por estupideces, hoy se sentía muy orgullosa al verla recibir un diploma de liderazgo, de compañerismo, de integralidad y de participación. Cuando le dieron la medalla de deportes, Vic se echó aire con los demás diplomas expresando superioridad, mientras Max negaba con la cabeza.

― Igual de dramática como su madre.

― Como su padre, eso te lo sacó a ti.

Al escuchar esas palabras, el corazón de Max se infló de emoción y comenzó a llorar.

― Cálmate, Max, que todos nos están mirando ― decía Melissa, pero este me mordió el labio y comenzó a llorar más fuerte, pero en silencio, mientras esta lo acercaba a ella y lo abrazaba en su costado.

― Tú sabes que el único padre de mi hija eres tú. Eres al único hombre que quiero como esposo.

― Por eso te quedarás solterona toda la vida, porque no eres mi tipo de mujer

Al escucharlo Melissa le dio un puño y este en medio de las lágrimas sonrió.

Vic bajó del estrado y corrió hacia donde estos se encontraban, le dio los diplomas a su madre y se le tiró encima a Max.

― ¿Por qué lloras? ― Preguntó agarrando sus mejillas y haciendo que este la mirase añadió: ―Hoy no es un día para estar triste.

Max asintió, la niña tenía razón.

― Son de felicidad hermosa mía.

― ¡Ah! ¡Bueno! Entonces sí.

Después de pasar a los brazos de su madre, y felicitar a la niña, estos se dirigieron a Del Caribe, un restaurante que se encontraba cerca y en donde sus abuelos y familia estaban esperándolos, ya que a la escuela solo podían asistir dos cupos y sus padres no le quisieron quitar ese placer a Max, cuando era el guardián de su hija y nieta.

Después de almorzar Melissa recibió una llamada en donde le pedían que regresara al hotel, así que esta aplazó los últimos días que le quedaba de vacaciones y volvió al trabajo, no sin antes llegar a su casa y encontrar un paquete en la puerta. La cara de Vic fue corozal al abrir el regalo y ver que era de Tacher, cara que no hizo Melissa al ver semejante regalo: Una tienda para acampar con todo incluido de los piratas del caribe, más un disfraz de Jack Sparrow. Esta tomó una nota que venía encima de la caja y leyó:

Para mi hada favorita y la pirata que se ha robado mi corazón.

Feliz graduación pequeña. Te quiere, Tac.

El nudo que se le atrancó en la garganta casi hace que se ahogue en ese momento, mientras sentía como sus epiglotis luchaba por mantenerse abierta y poder respirar. Max que estaba a su lado, le quitó la tarjeta de las manos y sin poder evitarlo dijo:

― Hombres como este, solo lo desperdician mujeres como tú.

La cara de Melissa fue todo un poema.

¿Tan grande era el amor que le tenía el imbécil de Max a Tacher?

― Si quieres le pongo un moño y te lo regalo.

POR PRIMERA Y ULTIMA VEZ [COMPLETO] LIBRO 2Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα