Un suspiro salió de su boca y se colocó las manos en la cara. Tacher se acercó a ella y sentándose a su lado le pasó las manos por la cintura, la atrajo hacia él y le besó la cien mientras Melissa se quitaba las manos de la cara y sonreía apenada.
― No quiero que sientas lástima por mí.
Su corazón se detenía y volvía a latir de pronto.
Nunca pensó tener esta conversación con ningún hombre jamás.
Tacher tomó su mentón y movió su cara con delicadeza para que lo mirase.
― Nunca me he acercado a ti por eso, es más, quien me embrujó fuiste tú.
Melisa no pudo evitar sonreír.
― ¿Ahora soy bruja?
Seguro después de lo que acababa de hacer, este podía creerlo ―pensó divertida, pero Tacher dejándola boca abierta, acarició su mejilla mientras sonreía con ternura y le decía:
― Eres la mujer perfecta.
El corazón de Melissa se detuvo y creyó tener lo que era un mini infarto.
Sus frentes se unieron y el oxígeno de su respiración se mezclaba por la cercanía mientras la mente de Melissa no conectaba.
Código rojo, código azul, código verde, código... código.
Comenzó a hiperventilar.
― Tranquila, soy solo yo.
Melissa asentía, pero no abría los ojos, su corazón quería salírsele del pecho.
― No tienes que hacer o decirme nada que no quieras.
― Lo sé. Quiero estar aquí, nadie me ha obligado a venir.
La voz de su conciencia se aclaró la garganta, pero Melissa la ignoró por completo.
Tacher comenzó a darle besos en el rostro con delicadeza y Melissa no pudo resistir tanta intimidad y se colocó de pie.
― Estoy defectuosa y rota por completo―soltó de pronto caminando por todo el lugar―. No soy la mujer perfecta que crees.
Este se puso de pie y acercándose a su oído le cantó:
Eres la chica perfecta, ¿qué más te puedo decir?
Eres la chica perfecta para mí, para mí...
El cuerpo de Melissa se petrificó al escuchar la letra de Melendi.
― No estoy jugando Tacher.
Este la tomó por la cintura y con media sonrisa le respondió:
― ¿Acaso alguna expresión de mi rostro te dice que no estoy hablando en serio?
La seriedad que Melissa vio en la cara de Tacher la asustó y dio un paso atrás.
― Yo solo vine aquí a darte una noche, así que no dramatices.
Necesitaba sacar de la habitación cualquier acto de intimidad que no fuera sexo salvaje y lujuria.
Al escucharla Tacher asintió, él sabía que no sería fácil, pero ya había llegado hasta su habitación y aunque sus palabras le dijeran una cosa, su actuar y su cuerpo le demostraban otras. Así que levantando sus manos hasta su cara le dijo:
― Voy a acercarme a ti.
Con lentitud comenzó a hacer lo que decía y Melissa sonrió.
― No soy una psicópata.
ESTÁS LEYENDO
POR PRIMERA Y ULTIMA VEZ [COMPLETO] LIBRO 2
Romance¿ESTÁN LISTOS PARA SUMERGIRSE EN LA CONTINUACIÓN DE ESTA HISTORIA?