CAPÍTULO 19

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En el camino, el teléfono de Tacher volvió a sonar y haciéndole caso esta vez lo tomó. La cara que puso cuando leyó el mensaje de Trixy diciéndole que el vuelo estaba un poco retrasado y que en dos horas iban a abordar, hizo que Melissa lo mirada extrañada.

― ¿Pasa algo?

Al ser consciente de que ella estaba a su lado este negó con la cabeza mientras mandaba un mensaje.

<Tengo que volar a Canadá de urgencia, te lo recompensaré, lo siento.>

Luego de esto, entró a la plataforma de la aerolínea y canceló los tiquetes y le trasfirió dinero para los pasajes de regreso a su casa, no era la primera vez que le salía un viaje de trabajo y debía cancelarle, así que esta lo entendió y no dijo nada. Luego de mandarle otro mensaje excusándose, apagó su teléfono y se centró en la carretera mientras el susto se le salía del cuerpo al no saber que hubiera hecho con Trixy si hubiera llegado.

Después de unos minutos en donde Tacher se perdió en el tráfico y pasó de Melissa por lo que acababa de pasar, estos llegaron al área industrial de la ciudad y entraron al parqueadero de un gran edificio, mientras Tacher volvía a centrarse en los movimientos de Melissa y maldecía para sus adentros por tener que trabajar.

― Si quieres te espero aquí hasta que termines.

Al escucharla Tacher la miró arrugando la cara.

― ¿Aquí donde?

― Aquí, en el carro.

Tacher negó con la cabeza.

― ¿Cómo se te ocurre decir eso? Tú vienes conmigo.

Ahora quien negaba con la cabeza era Melissa.

― ¿Cómo que iré contigo?

― Así como lo escuchaste. Tú eres mi invitada y no te me despegarás de encima en todo este viaje.

Las cejas de Melissa se levantaron ante el sarcasmo y aunque quería soltar una de las suyas, al verlo tan estresado desde que recibió ese mensaje, no quiso seguirle la corriente respondió:

― Tú estás aquí por trabajo, no quiero molestar.

― Mira, tú a mí no me molestas y si fuera así, yo estaré feliz de que lo hagas, necesito de tu compañía para terminar rápido todo lo que tengo que hacer.

Melissa iba a responderle, pero este no la dejó pronunciar palabra.

― No acepto negativas. Te vienes conmigo.

Apagando el carro, salió de este y corrió al otro lado a abrirle la puerta, bajo la mirada de Melissa.

― ¿Qué digo si me preguntan que quien soy? ―Preguntó Melissa preocupada.

No sabía por qué ese pensamiento acababa de cruzar por su mente y muchos menos porque lo preguntó en voz alta; ellos solo eran amigos, amigos con derecho a roce, o eso era lo que estaban intentando ser.

Tacher sonrió al escucharla y aunque también le sorprendió su pregunta dijo:

― Puedes decir que eres mi asistente, mi amiga, mi novia, mi amante o lo que quieras. Solo quédate a mi lado.

Esta no respondió, pero tragó saliva con dificultad al escuchar sus últimas palabras.

¡Por primera y última vez! ―Se repetía en su cabeza―. Tú puedes, tú puedes.

Al acercarse a unas puertas de cristal, Melissa recorría el lugar con la mirada, mientras se adentraban a la recepción.

― Buen día, señor.

POR PRIMERA Y ULTIMA VEZ [COMPLETO] LIBRO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora