CAPÍTULO 10

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Tacher se regañó mentalmente al verla en ese estado y saber que aún tenía dentro esa espinita, ese resentimiento por lo sucedido. Él sabía que todo lo que le había pasado a Melissa no todo el mundo podía superarlo, así que no podía ser tan duro con ella.

Cuando los paramédicos se la llevaron y la pusieron en la camilla, Tacher le dio un beso en la frente y apretando su mano antes de que se la llevaran a la ambulancia le dijo:

― Te juro que te la regresaré.

Los paramédicos la sacaron del lugar y Tacher se disponía a volver a dentro cuando escuchó:

― Todo ha sido mi culpa, todo.

Tacher volteó a mirarla y vio como las lágrimas corrían por la carita de Fanny.

― Yo debía cuidarla, soy la mayor, pero entonces, entonces vengo yo y, y...

― Tranquila, claro que no ha sido tu culpa.

Bajándose a su altura Tacher la abrazó.

― Recuerda que aquí estaban personas grandes con ustedes, ellas eran las encargadas de cuidarlas, ustedes solo tenían que divertirse, incluso tú. No es tu culpa.

Fanny abrazó con más fuerza a Tacher mientras se sentía más culpable que nunca por todo lo sucedido.

― Si lo es, porque yo le di la idea.

Los brazos de Tacher se tensaron y separándola de su abrazo la miró extrañado.

― ¿Qué idea?

La niña comenzó a retorcerse las manos mientras miraba al piso y las lágrimas salían con más fuerza. Tacher levantando su mentón la miró con cariño y dijo:

― Necesito que me digas todo.

Esta asintió y limpiándose las lágrimas le dijo:

― Desde hace días Vic y yo, estábamos planeando algo para que usted y la señorita Melissa se reconciliaran...

Tacher suspiró al escucharla.

― Entonces hoy al saber que usted había regresado, se nos ha ocurrido decir que Vic se había perdido para que los dos vinieran, pero, pero...

La niña comenzó a llorar de nuevo y no podía hablar.

― Cálmate, por favor, seguro Vic está bien, solo cuéntame cuál era el plan.

Fanny asintió con la cabeza y dijo:

― Vic se escondería en las flores rojas que están junto a la laguna, ahí se quedaría hasta que ustedes llegaran y luego aparecería, pero cuando fui a avisarle a Luisa que Vic se había perdido y volví al lugar para decirle que el plan estaba en marcha, Victoria ya no estaba ahí. Le juro que la busqué por todo el lugar, por todo el parque, pero no estaba.

Tacher la abrazó y por unos segundos trató de calmarla, solo esperaba que la buena fe de dos niñas no terminara en una tragedia; tragedia que se pudo evitar si Melissa y él hubieran hablado antes.

Tacher tomó a Fanny del brazo y la llevó dentro del parque.

― Necesito que me digas exactamente cuál fue el lugar en donde la dejaste.

La niña asintió y comenzó a recorrer el lugar con la mirada, ya yacía la noche, y aunque las luces del parque estaban encendidas, todo se veía diferente. Como pudo, Fanny comenzó a recordar los lugares y cuando llegaron a uno de los lagos esta lo señaló, mientras veía como varios buzos a esta hora planchaban la zona en busca de la niña.

― Este lago es el más profundo de todos, si la niña se cayó ahí, lo más probable es que ya esté muerta.

El grito que Fanny pegó al escuchar a la policía que estaba reunida cerca de ellos fue tal, que a Tacher se le tensó el cuerpo y todos voltearon a verlos.

― Esta zona está cerrada, tienen que salir de aquí― expresó uno de los guardias del lugar.

Otro de los guardias que estaba en la distancia al ver lo que sucedía llegó corriendo.

― El señor si puede estar, es el único autorizado.

Todos volvieron a la conversación mientras Tacher escuchaba hablar de las posibilidades de que la niña estuviera muerta y por segundos palidecía. Él no podía salir de ese lugar con una Vic que no fuera de otra manera que viva.

Luego de intentar por todos los medios que Fanny saliera, esta se seguía resistiendo, si por su culpa la niña se había ahogado, ella tenía que ver cuando la sacaran del lago, pero cuando uno de los policías le entregó a Tacher un lazo blanco que fue encontrado flotando en el lugar, Fanny cayó al suelo desmayada y fue sacada por los paramédicos.

¡Era el lazo de Vic!

En cuestión de minutos, Tacher tenía a medio equipo de buzos recorriendo el lago. A pesar de que aún tenía la esperanza de que su hada no estuviera en ese lugar, este decidió estar cien por ciento convencido.

Mientras caminaba por el rededor de la laguna solo podía pensar en la primera vez que conoció a Vic. Su carita de niña buena y apenada cuando Elizabeth los presentó le tocó el corazón y una lágrima rodó de sus ojos, mientras una triste sonrisa salía de sus labios al recordar como esta se tiró a la piscina minutos después y este fue por ella. Esa niña no podía estar en ese lago. No podía.

Unos pasos lo hicieron salir de aquellos recuerdos y mirando hacia donde estaba el sonido, no pudo hacer nada más que abrir los brazos. Melissa, envuelta en la desesperación, se acercó a este y se dejó abrazar.

― Dime que lo que Fanny a dicho no es cierto, dímelo por favor.

Tacher la abrazó con más fuerza mientras trataba de contener las lágrimas, necesitaba ser fuerte por ella.

― Tranquila, yo sé que mi hermosa hada no está ahí, tengo fe de que no lo está.

Melissa asintió mientras las lágrimas corrían por sus mejillas, un sinfín de lágrimas que derramaba no solo por el miedo que sentía al saber que su hija podía estar muerta en ese lago, si no al recordar que ya tenía a un ángel en el cielo, uno que seguro le ayudaría a que su hermana estuviera bien, ella se lo pedía con todas las fuerzas del mundo.

― Yo no lo soportaría...

Las lágrimas salían de ella sin poder evitarlo.

― Calla, calla― le decía Tacher mientras sobaba su hermoso cabello y le plantaba delicados besos en él ―. Todo estará bien.

Melissa levantó su rostro hacia él y al conectar sus miradas, esta se percató que las lágrimas también salían de los ojos de Tacher. Él adoraba a su hija. Melissa cerró los ojos en medio de un suspiro y cuando los volvió abrir, los labios de Tacher estaban rozando los suyos. Su cuerpo reaccionó sin ella tener el control para detenerlo, y sus labios se pegaron hasta no dejar espacio entre ellos, se anhelaban más de lo que sus pensamientos podían aceptar.

El beso fue delicado, despacio y al ritmo que su corazón en estos momentos estaba, sus lágrimas se unían al final de sus mejillas y el sabor salado de estas inundaban su beso. Así duraron unos segundos hasta que Tacher separándose de esta le dio un beso en la frente y volvió a apretarla a su pecho, quería darle toda la protección del mundo.

Luego de una hora de tortura en donde estos se quedaron en silencio mirando la laguna, dos buzos llegaron a ellos y quitándose la máscara, de oxígeno, uno de estos le dio la mano a Tacher.

― Señor, ya hemos barrido toda la zona y...

― ¡¿Y qué?! ―gritaron los dos al unísono.

El cuerpo de Tacher comenzó a tensarse cuando el buzo miró a su compañero que se sobaba la nunca y movía la cabeza. Melissa no estaba nada mejor.

― Lamento informarle que...

POR PRIMERA Y ULTIMA VEZ [COMPLETO] LIBRO 2Where stories live. Discover now