CAPÍTULO 28

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Después de unos minutos en donde nadie dijo nada, Tacher la tomó en sus brazos y volvió a ponerla en la cama. Al acostarse a su lado y abrazarla, este sintió como Melissa tragaba con dificultad, por lo que tomó su rostro y sintió sus lágrimas.

― Si llegas a sentir que no puedes hacerlo, me iré a otra habitación ―le susurró acariciándole el rostro ―. No quiero que sufras por estar aquí, quiero que sea algo especial, no algo dañino para ti.

Al escucharlo Melissa sonrió con pesar, ya ella estaba dañada desde hace mucho, pero Tacher no tenía por qué pagar por su pasado, él no lo merecía. Cuando sintió que Tacher se alejaba de ella, salió de sus pensamientos.

― No, no te vayas ― soltó sin pensar, mientras su corazón volvía a latir con normalidad y limpiaba sus lágrimas ―. Solo fue una pesadilla, un mal recuerdo.

Este se acercó a ella de nuevo, la tomó en sus brazos y la abrazó, la apretó a él con tanta fuerza que creyó hacerle daño, pero a Melissa no le importó, esa fuerza era la que necesitaba para reconfortarse.

― Conmigo siempre vas a estar a salvo, mi Bestia siempre te protegerá.

Las comisuras de los labios de Melissa se levantaron y se relajó de inmediato, haciendo que Tacher se diera cuenta y se relajara un poco también.

― Esperemos que no sea una Bestia cobarde.

― Mi Bestia no le tiene miedo a ningún reto, y menos si se los pone su bella.

Melissa tragó saliva con dificultad. Aunque se escuchara muy bonito en sus labios, en realidad no era la Bella de ningún cuento de Disney, era solo ella, Melissa, la mujer con la suerte más negra, más de malas en la vida, en el amor, en las historias, en todo. Ella vendría siendo como Caperucita, porque se la comió el lobo, o como maléfica, que confió en el príncipe y este la traicionó, ella sentía que era como...

― Eres mi bella ―respondió Tacher un poco adormitado. Estaba muy cansado.

En esa posición, los dos escuchaban el latir de sus corazones y como la respiración se hacía más suave y aunque Melissa también tenía sueño, no sé permitía dormir, no podía. No después de esa pesadilla que acababa de tener.

Esta se quedó escuchando el corazón de Tacher por un momento, tratando de distraer sus pensamientos y no pensar en nada, no quería recordarlo, pero era inútil, ya no iba a poder quedarse dormida.

Al darse cuenta de que Tacher ya estaba dormido, con lentitud, se separó de él, y al percatarse que este seguía profundo decidió salir de la habitación, su sueño era cada vez más escaso, no solo porque no quería volver a cerrar los ojos y soñar con Simón, sino porque sus pensamientos de lo sucedido estaban más presentes de lo que a ella le gustaría.

Después de no poder parar el rumbo de sus pensamientos y darle rienda suelta a su mal sueño, esta se colocó de pie y cerrándose bien la bata para que no se notara su desnudes, salió de la habitación; necesitaba ir por un poco de agua.

Con la luz de su teléfono, esta iluminó el camino y después de bajar las escaleras, se encaminó hacia la cocina. Iluminando la estancia con su teléfono, vio la nevera y se acercó tratando de no chocar con la mesa que estaba cerca, de la cual tomó un vaso. Abriendo la nevera lo llenó de agua, tomó un sorbo y cuando la cerró para volver a subir, vio un rostro detrás la puerta.

Melissa se llevó las manos a la boca para ahogar un grito, pero el vaso cayó al piso haciéndose añicos. Al alumbrar con su teléfono y ver quien era, dijo:

― ¡Que susto me acabas de dar!

El corazón de Melissa se le quería salir del pecho mientras respiraba con dificultad, mientras las comisuras de los labios de esta se levantaron.

POR PRIMERA Y ULTIMA VEZ [COMPLETO] LIBRO 2Where stories live. Discover now