CAPÍTULO 18

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A la madrugada del día siguiente y después de que Tacher la llamara en múltiples ocasiones, fue por ella a su apartamento, pero Melissa no apareció. Después de un rato de insistir, este convenció al portero de dejarlo subir, pero este se cansó de tocar la puerta y nadie apareció. Cuando la rabia no podía ser mayor, este golpeó la puerta de tal forma tratando de entrar, pero fracasó en su intento.

― Le dije que no había nadie, la señora salió desde anoche―. Tacher asintió con la cabeza mientras estaba cada vez más decepcionado, ya dejaría de pensar en esa mujer y desaparecería de su vida.

En el camino al aeropuerto, este tomó su teléfono y llamo a Trixy, quiceañera y todo lo que dijeran, pero por lo menos no tenía que estar rogándole nada. Ya se había cansado de Melissa y sus dilemas existenciales. Los entendía, claro que los entendía, pero después de él haber hecho tanto, se merecía algo más que esto. Algo más que una mentira, que una desaparición, se merecía algo más que solo nada.

Al llegar al aeropuerto, este mostró los documentos y se dirigió a la sala número trece. Mientras caminaba este tomó sus audífonos y colocándoselos en los oídos comenzó a escuchar música, eso lo relajaba y necesitaba volver a centrarse en su vida. Después de responder algunos mensajes, en donde le decía a su hija que pronto la vería en Londres, y a Trixy le escribía para comprarle los tiquetes y verse en México, este miró la pantalla y vio que estaban llamando a su vuelo. Con un gran suspiro, este tomó su maleta y caminó hacia la puerta.

― Su documento de identidad y pase de abordar por favor.

Tacher odiaba viajar en vuelos regulares, pero por estar con Melissa dejó que Damian y Marcus se fueran sin él. El único que podía permitirse comprar aviones era Damian; de los tres Tacher era el que menos dinero tenía, pero vivía muy bien, y él así era feliz y era lo que menos le importaba, sus amigos y él no competían a ver quién hacía más dinero. Y aunque podía utilizar el avión de su amigo a su antojo este no era tan pretencioso.

Antes de entregar su tiquete de abordar este miró por última vez la puerta de entrada, observó a los pasajeros que entraban y salían, aquellos que se despedían y otros que se reencontraban y él...

Solo como un estúpido esperándote ―pensó molesto sintiéndose burlado por ella de nuevo.

Para él Melissa ya no era una mujer de palabra y personas así no era bueno tenerlas cerca, así que agotando la última gota de esperanza que le quedaba entregó los documentos y entró al avión.

Después de acomodarse en su lugar, este abrochó su cinturón y subiéndole el volumen a just the way you are de Bruno Mars, cerro los ojos, necesitaba dormir, pero antes de quedarse completamente dormido su teléfono sonó y este respondió un mensaje de Trixy, esta le acaba de responder que encantada salía de inmediato a verlo.

Este tiquete si no se perdería ―pensó al acordarse del boleto que había comprado horas antes para Melissa.

Pasaron varías horas de vuelo en donde este durmió plácidamente y solo abrió los ojos cuando el capitán dijo que estaban listos para aterrizar, estaba verdaderamente cansado.

Al bajar del avión, este recorrió la instancia y suspiró, amaba su país y a su gente, pero estaba cansado de tantos viajes. Deseaba radicarse ya en un solo lugar, y viajar de una manera muy esporádica, no tan continúa como le tocaba. Tomando su maleta, este se dirigía al parqueadero, su hermano le había dejado su coche el día anterior, porque tenía muchos compromisos que resolver hoy en ciudad de México y luego manejaría por unas horas más a Guadalajara, en donde tendría otra reunión y así poder finalizar el día rumbo a la hacienda.

A Tacher le comenzó a doler la cabeza solo de pensar en todo lo que tenía que hacer. Las personas que creían que hacer dinero era fácil, solo veían la punta del iceberg, porque toda esa retribución económica, eran años de duro trabajo.

POR PRIMERA Y ULTIMA VEZ [COMPLETO] LIBRO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora