Capítulo 12; "Death and Rebirth"

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— Mi dulce Aerith...—la Reina se inclina para abrazar afectivamente a la mencionada, quien continuaba reposando sobre la cama de su hijo.

La Stark intentó sonreír, pero lo único que logró emitir fue una mueca un poco chueca.

— Lo siento mucho. —se despega Alicent, le dirige una mirada honesta, pero al mismo tiempo arrepentida y nublada. Claramente la cobriza no tenía idea de que Aerith sabía sobre la bebida letal que había estado ingiriendo todo este tiempo, siendo así su disculpa dirigida hacia esa referencia.

— No tiene porque disculparse... No es como que usted me haya deseado este inconveniente, Su Majestad. —la ve con una auténtica sonrisa.

Alicent mira perturbada a Aerith, sintiéndose descubierta, pero sin realmente saber el sentido de las palabras de la castaña. Quizás no era a propósito... Era prácticamente imposible que Aerith supiera sobre las intenciones de Otto. Aún así, percibió las palabras de la norteña muy personal.

La Stark tan sólo había querido ver la reacción de la Reina, quien tuvo una lucha de emociones en un santiamén.

— Tienes razón... —desvía su mirada a sus manos e intenta sonreír— El Rey Viserys te envía sus más mejores deseos para tu pronta recuperación... A él le hubiera encantado venir a visitarte, pero ahora si salud ha estado más delicada que antes. —acaricia con dulzura la cabellera de Aerith.

— Lo entiendo, —sus ojos azules ven directamente a Alicent — dígale que estoy bien, que cualquier mal que existiese en mi interior ha abandonado mi cuerpo. —hace una pequeña pausa y mira detenidamente a la cobriza— Es como si hubiese vuelto a nacer, Reina Alicent. —continúa en un susurro, dirigiendo sus palabras únicamente para la mencionada.

— No tengo duda de ello, Aerith —le sonríe de manera distorsionada.

[...]

Otto miró bastante interrogativo al Gran Maestre, quien se encontraba de pie en la entrada de su lugar de trabajo.

— ¡Se suponía que no debía sobrevivir! —exclama algo alarmado la Mano del Rey, podía jalarse los pocos cabellos de su cabeza por la desesperación.

— Es que no había forma de que lo hiciera. La temperatura que su cuerpo presentaba hace una luna atrás era mortal. En mis largos años como Maestre jamás había visto una tan alta. —explica el hombre adulto.

— ¿Qué me quiere decir con eso? —Otto se acerca de forma peligrosa hacia el Maestre, el cual mantiene su postura todo el tiempo.

— Quiero decir que esa mujer ha sido elegida por los Dioses. Ella es el milagro, lo he visto con mis propios ojos. Venció a la muerte, —niega con su cabeza — cualquier intento que haga para eliminarla de este plano será inútil. —alza ambas de sus cejas— Ella ha escuchado la Verdadera Lengua, lo vio, vio al cuervo de tres ojos.

El entrecejo de Otto se frunce. Jamás había escuchado de algo así, ni siquiera sabía a qué se refería ese hombre.

— Nunca he leído de ello. ¿De qué se trata? –se aleja un poco del Maestre y lo ve con una ceja alzada.

— La conexión con los antiguos Dioses.—suelta en un murmullo el anciano — Poca gente sabe de ello... Ahora que los ha desafiado, debería andar con cuidado. El cuervo lo ha visto todo. —su labio inferior tiembla un poco y después, el Maestre hace una corta reverencia para sin más marcharse.

El Llanto del Lobo;  Aemond TargaryenKde žijí příběhy. Začni objevovat