Capítulo 61; "I Paid The Iron Price"

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AERITH se encontraba acompañando a la Reina Helaena, ya era una costumbre pasar las noches juntas en la ausencia de sus esposos.

— La Fortaleza se siente mucho más tranquila desde que partieron. —comenta la Stark algo pensativa, su mirada perdida en algún punto de Desembarco del Rey, ya que estaba observándolo desde el balcón, recargada en este.

La Reina se encontraba bordando ropa para su hija, Jaehaera.

— Para ti. —le responde la Targaryen tranquilamente.

Aerith voltea a ver con las cejas ligeramente fruncidas a Helaena.

— Mi vida siempre ha sido así de silenciosa hasta hace poco. —continúa hablando sin verla. — Me imagino que has de sentir una paz inexplicable al no tener a mi esposo detrás tuya.

La Stark se congela, sin saber qué decir.

— Lo lamento tanto. —la observa por primera vez.

La de cabellos rojos pestañea repetidamente y niega con su cabeza.

— Helaena, no...

— Lo sé, Aerith. Él, hace pocas noches atrás visitó mi aposento bastante ebrio... pero en realidad, nunca en mi vida lo había visto de esa manera, patético es un calificativo corto para Aegon. —susurra aquello último. — Incluso, dudo que recuerde lo que pasó.

— ¿Estás bien? —la interrumpe la joven, pensando que posiblemente había ocurrido algo que Aegon totalmente haría.

— No ocurrió lo que tú crees... Aegon lloraba como un niño pequeño, cayó al suelo, incapaz de caminar por su cuenta. Cuando me acerqué a ayudarlo,él abrazó mis piernas y pronunció tu nombre en un balbuceo. Él quería verte, pero ya te encontrabas con mi hermano. —de alguna forma Helaena le dirige una mirada cálida a Aerith, la cual se encontraba expectante en su lugar, tampoco iba a mentir que sus piernas estaban flaqueándole, estaba nerviosa— Dijo que te necesitaba, que la calma sucumbía en él cuando... Aegon jamás había conocido ese sentimiento. Él jamás buscaría a una mujer para eso. —espeta confundida — Hasta que sus palabras me hicieron comprenderlo, Aerith. — Helaena se pone de pie, apartando sus costuras de ella para acercarse a la Stark — Aegon ha conocido lo que es el amor, está completamente enamorado de ti. —dice una vez se paró delante de la loba, con la visión nublada.— Al parecer ha ocurrido lo inimaginable.

Aerith ve con evidente horror a la Reina, pudiendo vomitar en ese momento, incluso deseó poder arrojarse del balcón en ese momento, porque vamos, era la propia esposa de Aegon quien le confesaba eso.

— Esa noche hablamos por primera vez como los hermanos que somos, hasta que el sueño lo venció.

La ojiazul no podía creer lo que escuchaba, Aegon era una monstruo.

— Eso no puede ser... El alcohol habrá hecho estragos en su interior, Reina Helaena. —dice Aerith, hiperventilada. — Aegon... El Rey, está perdiendo la cabeza.

Helaena, pasa un mechón de cabello por detrás de la oreja de su hermana política y le dirige una sonrisita.

— Como todo Targaryen... Aerith, —enseria — Cuida de todos, por favor. —le pide, suavizando sus gestos.

— Helaena... —murmura— ¿Qué ocurre?

— No es nada... —ríe vacilante— Me pongo un poco sentimental a estas horas de la noche.

— ¿Quieres dormir?

— Sí. —responde de la misma forma— Te veré mañana para almorzar con los príncipes.

Aerith sentía una mala espina, algo no estaba bien y menos cuando la Reina la envuelve entre sus brazos en un abrazo fraternal.

— ¿Puedo ayudarte en algo, Helaena? —inquiere Aerith entre el abrazo.

El Llanto del Lobo;  Aemond TargaryenWhere stories live. Discover now