Capítulo 54; "He Knows"

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LA CHIMENEA dentro del aposento de la Reina estaba encendida y era lo único que mantenía con luz en específico esa habitación. Se encontraba mirando atentamente las llamas de esta.

Lord Larys Strong se agacha un poco, a un costado de ella, observando lo perdida que lucía la mirada de la Reina Madre.

— Lo veo... Algo la está agobiando de manera agonizante. —musita el hombre y después sonríe un poco. Se reincorpora y a su paso se encamina hacia un sofá, donde toma asiento y al poco tiempo vuelve a hablar.— ¿Necesita saber acerca algo o... alguien...? —Larys se relaja contra el asiento del sofá y cierra sus ojos suavemente, esperando por escuchar la voz de la Reina.

La mujer endereza su postura y pasa sus manos con algo de frustración por su cara.

— Mí hijo. —suelta ella después de un tiempo —... Aegon, el Rey. — gira, para ver directamente a los ojos a su vasallo, este abre sus orbes y asiente lentamente con su cabeza, acariciando de manera algo cuestionable el manubrio de su bastón.

— Tome asiento, su majestad. —le pide respetuosamente el castaño de cabello quebrado.

Sin titubear, Alicent camina hasta el otro sofá que se situaba frente al Strong. Se sienta y lo mira atento.

— El Rey ha estado notoriamente distraído, Reina Alicent. —informa el más adulto con un semblante pensativo. — ... Se le ha visto ambular por posadas... sabe a lo que me refiero.

Alicent niega con su cabeza.

— Esto no se trata de eso... Hoy... por la mañana fue a visitar a Aerith después de lo que—

Una seña hace que las palabras de la Hightower queden suspendidas en el aire.

— Aún no he terminado, Mi Reina. —interviene Larys, inclinado su rostro un poco hacia abajo, mostrando una mirada algo turbada.— Si me permite continuar...

El hombre no vuelve a hablar, Alicent sabía lo que tenía que hacer para continuar escuchando lo que ella quería. Entre ellos dos había una pequeña mesa, la cual usualmente portaba té o algún que otro antojito ligero. La castaña ya no portaba con ella calcetines, por lo que directamente alzó el vuelo de su vestido de noche para revelar la desnudez de sus pies que reposaban sobre el filo de la mesa.

Fue directa, quería saberlo todo y eso lo entendió Lord Larys Strong.

— ... Las voces corrieron entre vientos por una de esas casas... El Rey Aegon buscaba el consuelo de una mujer en específico y a semejanza de la esposa de su hermano, Aemond Targaryen. —una sonrisita se esboza en el rostro del sirviente— Acudió con la mujerzuela más fina de todos esos burdeles para que encontrara a una mujer norteña idéntica a Aerith Stark. Cuándo no la halló, despreció y humilló a cada una de las mujeres que se le presentó. Las mala leguas especulan que incluso las golpeó y torturó en un avanzado estado de ebriedad. —Larys hace una breve pausa tras ver la horrorizada expresión en el rostro de Alicent. — ...También han mencionado que, el Rey ya ha tenido encuentros carnales con la esposa de su hermano... —concluye su relato haciendo uso de un tono de voz serio.

El rostro de la Reina se contrae y pareciera tragar saliva con dificultad. Sintió náuseas.

Aerith no sería capaz de hacer algo así.

Lo ponía en tela de juicio y casi podía quemarse las manos por ella.

— ¿Hay alguna forma de comprobar aquello último, Lord Larys? —interroga en un titubeo.

El de cabello medianamente largo, niega con su cabeza.

— Nadie los ha visto juntos, ni siquiera las mucamas o caballeros. Todo lo que he mencionado ha sido aportación por la prostituta de la Casa de placer mas grande de todo Desembarco. —aclara tranquilamente.

El Llanto del Lobo;  Aemond TargaryenWhere stories live. Discover now