Capítulo 55; "Two Little Doves"

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NO le había visto tras salir del aposento, ni en el desayuno, tampoco en el tiempo familiar que había compartido con el padre de su hijo. Ahora en la merienda, menos.

¿Dónde estaba Rodrick?

Era cerca de medio día/anochecer y era inevitable  no dejarlo pasar por alto. Aerith aprovecho que su esposo se encontrase intentando de tranquilizar al pequeño Rhaegar, quien lloraba porque tenía sueño. La tarea de Aemond de momento era arrullarlo hasta que su bebé cayera dormido en sus brazos.

La castaña rojiza discretamente se encamina hacia una mesa que se encontraba repleta de aperitivos. Nada tonta, Ser Tyrek Lannister se situaba realizando guardia en aquel lugar. (Se trataba de un apartado que tenía el bosque de los dioses dentro de la Fortaleza para poder realizar pequeñas reuniones y festejos).

— Ser Tyrek. — lo llama Aerith sin mirarlo mientras prepara un rebanada de pan con jalea de algún sabor salado— ¿Dónde está Rodrick? —le pregunta, deslizando el cuchillo sobre la superficie rugosa del pan.

El rubio miró con atención a Aerith y después al príncipe Aemond, el cual estaba concentradamente haciéndose cargo de su hijo.

— No sé mucho, Milady. —contesta el leon en un murmullo —Anoche, por la madrugada fui interceptado por Ser Cole para remplazar a Storm. Criston se lo llevó con él. —explicó brevemente.

— Ser Criston Cole... —murmuró Aerith pensativa.

— ... Cual sea la situación. No debería entrometerse, Milady. —le advierte el Lannister con intenciones de protegerla.

Aerith ve al caballero con los ojos entrecerrados.

— Rodrick fue declarado por el propio Rey como mi guardia, por ende tengo derecho a saber sobre él. —aclara entredientes.

Las orbes color miel de Tyrek la observan con detenimiento.

— Entonces hágale saber su preocupación al Rey Aegon, Milady. —le sugiere en un susurro.

La Stark se queda petrificada al escuchar esas palabras provenir del rubio. Eso ni siquiera había cruzado por su cabeza. Acudir a Aegon. No... no hacía falta. ¿Qué tal si nada malo estaba ocurriendo con Rodrick? Igual, podía conversarlo con Aemond, ¿no?

Sigilosamente, Aerith gira su rostro para ver a su esposo por encima de su hombro. Este estaba moviéndose de un lado para otro con Rhaegar en brazos, siseando y arrullándolo. No.

Buscaría ella personalmente a Ser Criston Cole. No necesitaba de nadie para ser escuchada.

Pero claro, dejaría pasar lo que restaba del día, confiando en que existiría la posibilidad de que vería nuevamente a Rodrick cubriendo su guardia por la mañana. De no ser así, actuaria de inmediato.

***

Había sido un gran día, realmente familiar. Aemond y Aerith pasando tiempo con su hijo como los padres responsables que eran y de repente ellos dos teniendo sus momentos afectivos. Su día había cerrado en una noche pasional y llena de amor, logrando que Aerith olvidara el incidente con Rodrick hasta caer profundamente dormida entre los brazos de su esposo, Aemond Targaryen.

Al día siguiente, por primera vez en toda su vida, había agradecido de no encontrarse con Aemond y no precisamente porque estuviera molesta o no quisiese verle. Sino, la razón fue porque lo primero que hizo la joven loba fue levantarse de su cama, cubrir su desnudez con el camisón de noche que halló en el suelo, después salir disparada hasta las puertas de su aposento. Las abrió con altas esperanzas de encontrarse con Rodrick  y su cabellera repleta de rulos castaños siendo despeinados por el casco de acero metálico, sin embargo, lo que sus ojos únicamente apreciaron fue, la rubia cabellera de Tyrek Lannister.

El Llanto del Lobo;  Aemond TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora