Capítulo 35; "You Should Not Be Here"

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— ¿Qué fue ese ruido? —indagó Aerith, sobresaltandose un poco y enderezándose también para lograr ver cierto grupo de hombres que habían ingresado al interior del castillo de Fuerte Terror.

La Stark se encontraba en el jardín que todo este tiempo se había encargado de darle vida, siendo acompañada de sus Caballeros y doncella.

Rodrick con los ojos achinados, también lleva su atención a donde la joven miraba.

— Deberán estar bajando alguna carga pesada, suministros. Quizás... su esposo está un poco alterado acerca la guerra y no quiere que haga falta nada durante un tiempo. —explica el Storm con razón.

— Oh... — la boca de la rojiza se entreabre y al poco tiempo su mirada vuelve a los rosales.

Se mantenían un poco apartados, pero aún así se podía apreciar perfectamente el relinchar de los caballos y el rechinar de la carreta.

— ¡Ustedes dos! —la voz de un hombre de la Casa Bolton se escucha en dirección de la ubicación de Aerith. — Ayuden a bajar costales de cebada, inútiles. —comanda Ser Born en un gruñido.

— Discúlpeme Ser Born. —habla el Lannister serenamente —Pero ese no es nuestro deber. —sonríe sin mostrar los dientes.

El hombre iba a refutar pero la voz de Aerith interrumpe.

— Por favor, vayan. Ahora que Maeson y parte de sus hombres permanecieron en Winterfell... supongo que estamos escasos. —la joven les dirige una dulce mirada a sus caballeros— Iré de regreso a mi aposento y Foet me acompañará, no sé preocupen. — sonríe.

Rodrick y Tyrek intercambiaron miradas y después acataron, caminando detrás de Ser Born.

Como lo indicaron, ambos caballeros se encargaron de literalmente vaciar la carreta, llevando costales de grano y de cualquier otro cereal al interior del almacén.

El caballero de hebras cafés deja ir un suspiro y limpio el sudor de su frente. Se recarga contra una viga de madera, descansando un poco... pero cierra conversación atrae su atención.

— ¿Lo notaste? —interroga un mercader en un murmullo a su compañero — Había un hombre encapuchado cuando ingresábamos al castillo... Él estaba sentado en el filo de la carreta... ahora... no le veo por ningún sitio.

— No te preocupes... deberá tratarse de algún borracho, terminarán sacándolo y morirá de frío. —comenta el hombre de a un lado suyo, despreocupado.

— Ese sujeto no parecía un borracho... Un parche cubría uno de sus ojos y con él traía una espada.

Rodrick lució ensimismado en su lugar al escuchar esa platica, su entrecejo se frunce un poco... pero este después se transforma en uno alarmado, realizándolo.

No podía ser verdad.

[...]

Aerith depositó a su bebé en su cuna al quedarse este dormido después de comer. Lo miró removerse una poco, pero este continúa con su sueño.

— Si me disculpa, iré a traerle algo de merendar, Milady. —escucha hablar a Foet detrás suyo. —Le traeré esos panqueques de mora azul que tanto le encantan. —Aerith gira a ver a su doncella sobre su hombro, quien se encuentra con una sonrisita.

— Está bien.—la joven Stark sonríe suavemente.

El gesto de la rubia únicamente se vuelve más intenso, después se encamina hacia la puerta del aposento para abandonarlo y dejar completamente sola a Aerith. Las facciones de la castaña se suavizan y devuelve su atención a su criatura, a la cual se asegura de arropar bien, ya que últimamente estaba más despierto y se destapaba a cada rato.

El Llanto del Lobo;  Aemond TargaryenWhere stories live. Discover now